martes, 30 de junio de 2009

Una terna que dejó buen sabor de boca

Por Aurelio Hernández
Fotografías: ©Dolores de Lara

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28-6-2008, Madrid. La corrida celebrada en la tarde de ayer en la Plaza de las Ventas tuvo notas positivas que evidenciaron el buen hacer de los tres toreros integrantes del cartel taurino: Fernando Robleño, Jesús Martínez “Morenito de Aranda” e Iván Fandiño.

Los toros de la ganadería de Charro de Llen mostraron blandura, con signos de invalidez en algunos momentos, hechos que provocaron la desaprobación por parte de los aficionados y solicitaron en algunos momentos, insistentemente, la devolución a los corrales. Los cabestros, haciendo tañer sus enormes cencerros hicieron acto de presencia en el quinto toro y, en un abrir y cerrar de ojos, se lo llevaron a la negritud del toril. Su sustituto, un complicado morlaco del hierro de Navalrosa, que en el segundo tercio puso en serios aprietos al banderillero Raúl Corralejo, de la cuadrilla de Morenito de Aranda.

Pese a estos imprevistos la tarde, agradable climatológicamente hablando, resultó entretenida y dejó entrever cosas positivas –los tres toreros demostraron grandes facultades a la hora de entrar a matar-.

Iván Fandiño volvió a demostrar que es un torero con posibilidades, no falto de valentía, como demostró en el sexto de la tarde. Pese a ser volteado de seriedad -el traje de luces perdió su encanto-, no tuvo inconveniente en proseguir la faena (como se puede apreciar en las imagenes a la derecha de este párrafo). Mostró buenas maneras, dando muletazos sentidos y toreando en redondo con gusto. Mató con firmeza, y la concurrencia peticionó con insistencia la oreja del animal que finalmente la presidencia no concedió. Ovación y vuelta al ruedo para el matador.

Morenito de Aranda dejó detalles sutiles con su pinturería, se movió con elegancia y mostró valentía, arrancando muletazos de merito en redondo. Ovación con saludos y silencio.

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La terna la completó el madrileño Fernando Robleño, matador con experiencia, es su novena temporada. Se mostró muy concentrado y profesional con un lote al que le falto fuerza. Ovación con saludos y silencio.
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jueves, 18 de junio de 2009

Expectación en la Plaza de Toledo

Por Aurelio Hernández
Fotografías: ©Dolores de Lara

Con la presencia del diestro de Galapagar, José Tomás, la ciudad de Toledo estuvo expectante. Por sus calles merodeaban gentes venidas desde distintos puntos de la geografía de España. Y es que el efecto José Tomás arrasa allá por donde va.
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El trasiego de aficionados que circulaban sin rumbo dentro de la plaza, ya empezada la corrida, causaron alteraciones en el ánimo de los que ya estaban acomodados en sus asientos viendo la corrida. La organización estuvo en todo momento desbordada por los acontecimientos y no supo ni pudo poner orden a tanto caos.
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Centrándonos meramente en la corrida, ésta estuvo condicionada por la cogida, en el primer toro, del diestro “El Fundi” que, al ser corneado por el morlaco, resultó herido de consideración, precisando su traslado urgente a la enfermería pese a sus intentos de querer seguir toreando. A José Tomás le tocó dar muerte, por la vía rápida, al toro de la ganadería Zalduendo, que mostró signos de cierta peligrosidad.
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Desde ese momento la corrida se convirtió en un mano a mano entre el diestro madrileño José Tomás y el toledano Eugenio de Mora.
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Recibió José Tomás a su toro en suerte con unas verónicas a pies juntos, imprecisas por la poca fijeza del animal, que desmereció la faena, rematando con una prolongada cordobesa.
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Después de un buen tercio de banderillas, José Tomás recogió, con soltura y decisión, la montera y se encaminó sin dilaciones al tendido donde se había ubicado la Asociación de Parapléjicos, a la que dedicó la muerte del toro y donó los beneficios de su participación.

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La expectación fue en aumento, la algarabía existente hasta ese momento, enmudeció. El torero, muleta en mano, con andares acompasados y decisión firme, se encaminó a fin de perfilar la faena. Junto al burladero citó al toro, al que recibió con unos sentidos muletazos estatuarios a dos manos que encendieron al graderío. Se llevó, seguidamente, el astado al centro del redondel, trató de meterlo en vereda a base de muletazos -intermitentes la mayoría de las veces-, baldía labor, un manso sin remisión. Puso empeño, tesón. Una gran estocada y los graderíos se llenaron con multitud de pañuelos blancos, pidiendo el apéndice del astado que finalmente se le concedió. Al quinto de la tarde, que toreo y templó, le perdió los trofeos, el estoque le fallo.
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El gran triunfador de la tarde fue Eugenio de Mora, el torero de la insigne figura: valeroso, clásico, elegante… Toreó con ambas manos, con temple y guardando las distancias con precisión. Su premio: oreja y dos orejas y salida por la Puerta Grande de la ciudad de Toledo, bañada por el río Tajo.

martes, 9 de junio de 2009

José Tomas recogió su segundo Premio Paquiro, esta vez, en persona

Por Aurelio Hernández
Fotografías: ©Dolores de Lara
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El triunfo del III Certamen de los Premios Paquiro de Toros volvió a recaer sobre el diestro de Galapagar, José Tomas. Al acto que tuvo lugar ayer lunes en el parquet del emblemático edificio que acoge la Bolsa de Madrid, acudieron personalidades de ámbitos tan dispares como políticos, empresarios, ganaderos, toreros y periodistas.
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El premio, patrocinado por el Cultural del diario El Mundo, contó con la presencia de su director Pedro J. Ramírez, echándose en falta la asistencia del presidente de Telefónica, César Alierta, el otro patrocinador, al que se excusó por encontrarse de viaje. El escrutinio de la votación que otorga el premio, le concedió al matador madrileño 15 votos sobre los 21 del pleno.
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Al estrado habilitado al efecto acudió presto el diestro madrileño José Tomás, que recogió, de manos del Secretario General de la Presidencia de Telefónica Luis Abril, su premio acreditativo: una escultura de Víctor Ochoa y un cheque por valor de cincuenta mil euros. Seguidamente, con la frialdad que le caracteriza preguntó: “¿Está el torero, o el suicida?”. También tuvo palabras de agradecimiento para su abuelo al que recordó con cariño y dio las gracias por ser la persona que le inicio e inculcó la profesión. Al veterano maestro de profesión Paco Camino, que estaba sentado a su derecha compartiendo mesa y mantel, también le dedicó unas palabras y dio las gracias.
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Foto de la izq.: Se proyectaron unas secuencias del diestro antes de que subiera a recoger su premio
Foto de la dcha.: José Tomás vuelve a su mesa tras recoger el premio
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Finalizó su discurso haciendo mención a la creada Fundación José Tomás, de ámbito social e internacional, al que donará íntegro su premio en metálico, cuya máxima prioridad es ayudar a personas que viven en precaria situación.
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Al acto acudieron, entre otros: Isabel San Sebastián, que conversó amistosamente con Eduardo Zaplana; Fernando Claramount, Presidente del Círculo Taurino Amigos de la Dinastía Bienvenida, que llegó acompañado por su esposa, y Enrique Cerezo, que coincidió a su llegada con la periodista Teresa Alfageme

lunes, 8 de junio de 2009

Última del Aniversario en Madrid. Torear no es componer, torear es mandar

Publicado el 8.6.2009
Por Domingo Delgado de la Cámara
Fotografías: ©Dolores de Lara
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Lo tuve claro desde que le vimos matar el primer becerro: Rubén Pinar va a ser un torero importante. Su obsesión es poder a los toros por abajo, exprimir las embestidas. Quiero decir, su obsesión es torear. Harto estoy de cursis y pedantes que solo se preocupan de componer la figura mientras el toro va a su aire. Eso no es el toreo. Es la versión cursi y bisutera. Torear es lo que hizo ayer Rubén Pinar. Se lo llevaron por la Puerta Grande y me parece muy bien.
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Madrid. Plaza de Toros de las Ventas. Domingo 7 de Junio de 2009. Sexta de la Feria del Aniversario, y realmente vigésimo novena de San Isidro. Buen tiempo. Lleno. Seis toros de Alcurrucén, bien presentados. Mansearon en el caballo, pero tuvieron mucho que torear en la muleta. Destacaron el primero por su calidad, y el quinto por su casta. Antonio Ferrera (de lila y oro), silencio en ambos. Matías Tejela (de azul marino y oro), silencio en los dos. Rubén Pinar (de blanco y oro), oreja y oreja. Basilio Mansilla puso un gran par de banderillas al sexto de la tarde.
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Me gustó mucho la corrida de Alcurrucén porque, a pesar de que manseó lo suyo en el caballo, casi todos los toros dieron un juego muy interesante en la muleta. No eran toros bobos ni fáciles; pedían toreros valientes con muletas expertas. Y solo estuvo a la altura de la ocasión el más joven de la terna. Ferrera y Tejela tuvieron una tarde mediocre y, precisamente a ellos, les cayeron en suerte los toros más importantes del encierro.
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En el primero de la tarde quedó claro que Antonio Ferrera se encuentra en el peor momento de su carrera. Porque, dentro de un encierro exigente, este primero dio todas las facilidades al torero: un toro alegre y galopador e ideal para torear a gusto que, además, tuvo ritmo y recorrido. Por poner un pero al toro, yo diría que no humilló del todo, pero en todo caso era un toro de triunfo cantado. Ferrera planteó la faena cerca de los toriles y, aunque este era el terreno menos adecuado, el toro embistió mucho y bien. En el quehacer del extremeño sobró rapidez y desapego, y, por ello, faltó cadencia y ajuste. Faena rápida, de series cortas, llenas de movimiento, muy por debajo de un buen toro.
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En el cuarto, Ferrera banderilleó con brillantez: primero un par al cuarteo, después otro por los adentros y finalmente un quiebro. Todos los pares tuvieron exposición porque dejó llegar al toro. Este fue el único momento verdaderamente brillante de Ferrera en toda la tarde. Cuando cogió la muleta, se dobló bien con el toro y ahí se acabó todo. El toro no era fácil, era brusco y se metía por dentro. Exigía un esfuerzo y un derroche de valor que Ferrera no estuvo dispuesto a hacer. Se llevó el toro más claro y también el toro más oscuro. No estuvo bien con ninguno de los dos.
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Me gustó muchísimo el lote de Matías Tejela. Tuvo un primero bueno al que había que alargar la embestida, y un segundo enrazadísimo al que había que dominar. Después de una temporada en que parecía que empezaba a torear más despacio, Matías volvió a las andadas. Estuvo vertiginoso con el primero que solo pedía una muleta templada que lo llevara hasta el final. Y en el quinto pidió la cuchara. Mucho ojo con el quinto: muy bajo y bien hecho, pero astifino hasta la cepa. Pedía los papeles en todos los viajes. Un toro extremadamente agresivo.
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Siempre se ha cantado la clase almibarada de lo de Núñez, pero con algo que me encanta, muchas veces saca toros tremendamente enrazados. Este era uno. No consentía nada mal hecho y al menor descuido podría coger al torero. Un toro de cara o cruz y con cinco años y medio, con lo que ello supone. Había que estar muy asentado, muy cruzado, echar la muleta muy por delante y llevarlo muy por debajo hasta el final. Y ligar los muletazos sin quitar nunca la muleta de la cara. Esto se dice muy fácilmente, pero ¿quien es guapo que lo haga? Si Matías hubiera sido capaz de darle veinte pases limpios y ligados, hubiera logrado un éxito de clamor. Pero para ello era preciso un valor sobrehumano. Matías Tejela sabía que como el toro le cogiese, no le iba a perdonar.
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Así que por allí anduvo, echándose al toro fuera, corrigiendo la colocación constantemente y dando muletazos, casi todos enganchados. Ha debido sudar la gota gorda viendo como a cada enganchón el toro respondía con una violencia inusitada. La fiereza, eso que tanto asusta a los toreros. Este es de los toros que hace daño moral: o lo puedes o te puede. Y pudo el toro. Ya se sabe como son los toros de órdago: te lo pueden dar todo, pero hay que ser capaz de pasarlo muy mal durante diez minutos y olvidarse de lo que puede llegar a hacer como agarre al torero. “Cornete”, número 228, ¡menudo toro! Me hubiera gustado ver con este toro a Pinar.

Rubén Pinar estuvo muy bien con dos de los toros menos agradecidos de la buena corrida de Alcurrucén. Al tercero apenas le picaron y, a pesar de eso, se vino muy pronto abajo. Rubén se puso cerquita, le sacó algunos muletazos limpios y, después de una estocada de mucha entrega quedándose en la cara, cortó una orejita. Pero lo bueno llegó en el sexto. Como el toro echaba la cara arriba, no se dejó picar. Llegó engallado a la muleta. Había que dominarlo. A Pinar le bastó una serie con la mano derecha para acabar con el toro. Una serie cargada de mando y poderío, bajando la mano lo indecible y echándose el toro hacia la cadera dio Rubén Pinar una serie de derechazos extraordinarios. El toro, sintiéndose podido, ya no estuvo dispuesto a embestir igual y empezó a echar la cara arriba y a quedarse más corto. Por eso el toreo con la izquierda no fue tan hondo como aquella serie de derechazos. Rubén lo resolvió con limpieza y con muy buenos pases de pecho como remate de las series.

Y un dato importante: los “intelectuales” del siete le estuvieron hostigando durante toda la faena. No se dejó amilanar por el ambiente y siguió a lo suyo. Gran estocada en lo alto, otra oreja y Puerta Grande. Los catadores de las esencias de lo cursi dirán que es un torero vulgar y que no ha merecido la Puerta Grande. Que digan lo que quieran. Lo importante es la proyección que ha mostrado y lo que puede llegar a ser. Y más teniendo en cuenta lo poquísimo que ha toreado como matador. Este es otro que ha venido para quedarse.

Daniel Luque, Miguel Tendero y Rubén Pinar componen una terna de toreros novísimos que deben estar en todas ferias. Es un cartel de toreros jóvenes de gran interés. Buen grano les ha salido con estos tres a los toreros instalados en las ferias porque, además de torear bien, estos tres chicos tienen ambición. Es muy bueno para la fiesta que surjan nuevos toreros y es de una torpeza abrumadora negarles y ponerles piedras en el camino. Yo estoy encantado con esta tercia novedosa.
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Carnicerito de Rekakoetxe, venido desde Bilbao a ver las últimas corridas de la feria, me ha dicho: “¿Has visto? Tengo que venir yo para que se arregle la feria. Me estáis contando penas; vengo yo, y dos puertas grandes. El año que viene tendréis que comprarme un abono para que bendiga la feria”. “De acuerdo, le respondo. Pero un abono del alto del seis, donde da el sol toda la tarde. Y tienes que venir vestido de cura, con sotana y alzacuellos para que la bendición sea como Dios manda. ¡No te va a salir gratis, majo!”.
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El rejoneo de Andy Cartagena triunfó en las Ventas

Por Aurelio Hernández
Fotografías: © Dolores de Lara

Madrid. Plaza de Las Ventas. 6 de junio de 2009. Con una tarde nublada y, al mismo tiempo, agradable de temperatura se celebró la corrida de rejones, quinta de la Feria del Aniversario. El gran triunfador del día fue el rejoneador de Benidorm Andy Cartagena que, en el quinto toro, de la ganadería de Luis Terrón Díaz como el resto de los astados, se hizo acreedor del trofeo obtenido, las dos orejas de Jabalinito, al que le realizó una formidable faena, templando y dominando con la inestimable colaboración, como no podía ser de otra manera, de su bella y postinera cuadra de caballos.
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Maravilla, Pericalvo, Magno… hicieron con sus armoniosos y acompasados galopes las delicias de los asistentes, principalmente, de niños, jóvenes y no tan jóvenes que casi llenaban la plaza. Cartagena provocó, arriesgó y, en algunos momentos, consiguió con sus ajustados cruces poner en pie a los aficionados. La Puerta Grande de Las Ventas se abrió para él, que fue recibido con un motivado gentío que esperaba su salida a hombros, señal inequívoca de su apoteósico triunfo.
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Completaron el cartel Sergio Galán que cortó una oreja al sexto toro al que realizó una meritoria faena y Antonio Domecq, que pese a ser el gran derrotado de la tarde, puso ganas y deseos de agradar.
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sábado, 6 de junio de 2009

4ª del Aniversario en Madrid. Los astros se juntaron para gloria de Esplá en su despedida de Las Ventas

Publicado el 6.6.09
Por José Antonio del Moral
Fotografías: ©Dolores de Lara

Luís Francisco Esplá salió a hombros de su hijo por la puerta grande de La Monumental el día de su despedida

Cuajó la que pudiera ser mejor faena de su larga vida frente a un bravo y muy noble toro de Victoriano del Río que fue premiado con la vuelta al ruedo. La apoteosis del alicantino sucedió en este cuarto de una imponente corrida que comenzó con viento endemoniado hasta que cesó repentinamente, dando lugar al momento culminante y estelar. Sin duda, el acontecimiento taurino más importante de este año en Madrid. Magistral e impecable, Luís Francisco Esplá vivió su tarde más feliz al reverdecer perfeccionado sus más preclaras virtudes, ayer quintaesenciadas como pocas veces le hayamos visto. Tras mostrarse aseado y muy fácil con su primero en pleno vendaval, Esplá pareció transfigurado en una irreprochable demostración muletera que enardeció los tendidos de la monumental. Las dos orejas del gran toro le fueron concedidas por clamorosa unanimidad y, una vez concluido el festejo, salió a hombros por la Puerta Grande en loor de multitudes. Del resto del festejo cabe destacar lo imposible que les resultó torear a Morante de la Puebla y a Sebastián Castella en sus primeros oponentes que, a causa del viento, terminaron inevitablemente complicados. Más incluso de lo que fueron, sobre todo los de Morante que quiso pero no pudo lucir sus encantos con el quinto brindado a Esplá. Castella, valentísimo, fue a por todas sin lograr una faena limpia ni redonda con el sexto del que perdió una oreja por fallar a espadas con el público a su favor.

Madrid. Plaza de Las Ventas. 5 de junio de 2009. Cuarta del Aniversario. Tarde nublada y fresca con viento endemoniado que se calmó tras la lidia de los tres primeros toros, singularmente durante le del cuarto. Se lidiaron seis de Victoriano del Río, sobradamente presentados, muy altos de agujas y armados con astifinas defensas. Dieron juego dispar aunque, por el viento, la mayoría no pudieron desarrollar sus iniciales condiciones que hubieran sido mejores con climatología más propicia. El primero fue noble pero muy aquerenciado a tablas. Los dos últimos, violentos, echaron la cara arriba al final de sus viajes y únicamente el magnífico cuarto dio juego con bravura y mucha clase por los dos pitones, siendo premiado con la vuelta al ruedo. Luís Francisco Esplá (grana y oro): Metisaca, estocada ligeramente atravesada y cuatro descabellos, silencio. Estocada tendida al encuentro y dos descabellos, aviso y dos orejas con dos vueltas clamorosas. Morante de la Puebla (verde y azabache): Pinchazo hondo, otro a paso de banderillas, un tercero más y sartenazo en los bajos, bronca. Media estocada baja, pitos injustos. Sebastián Castella (lila y oro): Media perpendicular y cuatro descabellos, aviso y silencio. Tres pinchazos y estocada trasera caída, aviso y silencio. Luís Francisco Esplá salió a hombros. Curro Molina pareó con excelencia al sexto siendo ovacionado.

Si un torero merecía una despedida tan feliz e incluso milagrosa en la plaza donde tantísimas tardes toreó y en muchas de ellas triunfó hasta convertirse en favorito, era Luís Francisco Esplá. Así lo deseaba fervientemente el público que le obligó a saludar con una prolongada ovación una vez deshecho el paseíllo. Sin embargo, la tarde de su adiós en el ruedo venteño no pudo empezar peor ni con más inconvenientes a causa del viento que sopló inmisericorde, salvo bajo las barreras del tendido 1 donde se arremolinaban los papelillos que se tiraron al efecto de señalar el lugar más propicio para torear con un mínimo de sosiego y que Esplá eligió acertadamente para intentar cuanto se propuso con el primer toro, dejando patente un digno que hacer, tan fácil como toreramente aseado tras banderillear con desigual acierto.
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Esplá se mantuvo en esos terrenos como procedía y no osó salirse de las rayas ni aún menos irse a los medios, lugar que en tarde más calmada hubieran dado bastante mejor juego los tres primeros toros, segundo y tercero descompuestos e imposibles de domeñar por cuanto derrotaron incontroladamente a los capotes y luego a las muletas de Morante y de Castella, materialmente desbordados por sus oponentes. Morante, que había sido muy aplaudido por el público antes de comenzar la lidia del segundo toro, prefirió cortar por lo sano sin contemplaciones, actitud muy en consonancia con este tipo de toreros artistas cien por cien, aunque últimamente no se lo habíamos visto en casos similares, por lo que el público se enfadó hasta abroncarle. Más atrevido y estoy por decir que temerario, Castella se fue al platillo con el toro nada más abrir su trasteo sentado en el estribo y, en tal situación, le fue materialmente imposible hacerse con el toro que terminó haciendo hilo al punto de sufrir varios y terribles avisos de cogida de las que se libró por que Dios no quiso.
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Pero en el toreo suceden milagros a veces y así ocurrió nada más salir el cuarto toro de la tarde, un enorme colorao con 620 kilos bajo sus hermosos lomos que fue el mejor y más completo de los ya incontables que llevamos vistos en estas dos ferias. Como por encanto dejó de soplar el viento y, gracias a tan repentina calma, pudo despreocuparse Esplá de lo que tanto había molestado antes y aplicarse al máximo como pocas veces le hayamos visto en su muy larga vida profesional. La brega de la que se encargó personalmente, tan efectiva como limpia. Ni un solo paso en falso, ni un capotazo inoportuno. Ni un enganchón inconveniente. Todo como la seda. Perfecto. Bravo y muy fijo el toro en su dos encuentros con el caballo, cantó lo que vendría después en su comportarse frente a la muleta, no sin antes prestarse algo remiso en banderillas que Esplá colocó con fácil donosura en tres pares que le salieron a pedir de boca. Caliente ya el público ante la más que prometedora acción del alicantino, el brindis al cónclave fue precioso y emocionante con todos los espectadores en pie, seguros de lo que aguardaban aunque no tanto como tuvo lugar acto seguido.
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Esplá se llevó dos orejas y el aplauso del público. En ese instante comenzó a lloviznar ligeramente, como si el mismísimo cielo llorara su adios (Pies de foto por Juan de Lara)

Y es que la gran faena que Esplá cuajó de cabo a rabo, no solo fue perfectamente concebida y estructurada, sino que, además de contener los habituales y más personales hallazgos que tanto ha prodigado y personificado Luís Francisco hasta convertirle en sumo especialista de lo que se ha dado en llamar torería en los detalles, cuando le llegó el momento de torear por lo clásico en el citar, parar, templar, mandar y ligar, alcanzó cimas que pocas veces le hemos visto en sucesivas tandas por redondos y naturales divinamente acompasados y rematados con formidables pases de pecho. Y así, naturalmente situado en el sitio más idóneo, suelto como nunca, relajado, entregado sin alharacas ni en querer vender nada que pareciera falso porque todo lo que le hizo al toro tuvo el marchamo de la autenticidad, templando siempre por abajo, corriendo la mano con fresca majeza sin abandonar nunca el sitio que eligió y sin pasarse una sola vez en los remates ni en los adornos que intercaló sobrio y elegante en el cenit de su inspiración, Esplá compuso una maravillosa sinfonía que guardaremos para siempre en la memoria. Hasta en los broches finales al paso por ayudados estuvo tan sereno como empezó, sembrado y más a gusto que los propios ángeles a lado de Dios. Y también a la hora de entrar a matar, preparando la suerte de recibir que ejecutó al encuentro por venírsele el toro antes de que le provocara para dejar una estocada no perfecta ni efectiva que necesitó el descabello sin que ello empañara lo más mínimo el portento, recibido con tanta alegría como desbordado entusiasmo. Hasta dos vueltas al ruedo tuvo que dar Esplá mientras se le rendían los tendidos, volcados en catarata de emociones desatadas en un cuadro digno de ser pintado por el propio protagonista que nunca olvidará este final tan glorioso y felicísimo. ............................................................................................Los Victorinos acudieron para ver la última faena de Esplá

Morante tuvo el detalle de brindar a Esplá su faena al quinto, pero no pudo ser porque el toro le echó la cara muy arriba en cada embroque y a cada intento suspiró la plaza, contrariada. No pudo Morante aunque quiso mucho hasta terminar doblándose en un macheteo de antigua escuela e inspiración gallista que la mayoría no supo valorar. También Castella quiso responder saliendo a revienta calderas con el sexto que se movió mucho y aunque no del todo propicio por violento, resultó proclive al éxito. Castella lo buscó con el valiente ahínco que le caracteriza aunque sin acabar de templar las altas embestidas del imponente animal que incuso le desarmó como también le avisó en sucesivos acosones de los que se libró por milímetros. La adusta temeridad del torero francés llegó mucho al público, dispuesto a premiar tanta entrega, pero sucesivos pinchazos lo impidieron. Estaba escrito. Luís Francisco Esplá tenía que ser en su despedida de Las Ventas el único y gran protagonista.

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jueves, 4 de junio de 2009

Trofeos de Ferias Taurinas Americanas/2009

Fotografías: ©Dolores de Lara
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Clamoroso y multidudinario ha resultado el Acto Entrega de Trofeos de Ferias Taurinas Americanas/2009, presidido por Miguel Mejías “Bienvenida”, celebrado en Madrid en los salones del Hotel ”Rafael-Ventas” el pasado 3 de junio.

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Relación de Premios ___________
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FERIA “SEÑOR DE LOS MILAGROS” DE LIMA-PERÚ 2008

V “FÁBULA TAURINA” a ENRIQUE PONCE
Entregada por Miguel Mejías “Bienvenida”

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FERIA DE “JESÚS DEL GRAN PODER” DE QUITO 2008:

VIII “FÁBULA TAURINA” a “MORANTE DE LA PUEBLA”
Entregada por Pablo Martín Berrocal
Recogida por Miguel Flores, ex apoderado del torero

IV “SAÚL MONTENEGRO” a JOSÉ LUIS COBO TERÁN
GANADERÍAS “HUAGRAHUASI” Y “TRIANA”

Entregada por Juan Lamarca
Recogida por Javier Morales, Veterinario de Las Ventas

I “ÁNGEL LUIS BIENVENIDA” a M. ÁNGEL DELGADO
Entregada por Victoriano Valencia

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FERIA DEL “SOL” DE MÉRIDA-VENEZUELA 2009

III “FÁBULA TAURINA”a “MORANTE DE LA PUEBLA”
Entregado por Pablo Martín Berrocal
Recibido por Miguel Flores

III “PEPE BIENVENIDA”a ANTONIO BARRERA
Entregado por Fortunato Gónzález, Dtor. de la Cátedra Tauromaquia de la U.L.A. de Mérida

III “ÁNGEL LUIS BIENVENIDA” a la GANADERÍA DE “SAN SEBASTIÁN DE LAS PALMAS”
Enregado por el ganadero Javier Sánchez Arjona
Recibido por el periodista Alberto Lopera “Loperita”

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FERIA DE “SAN SEBASTIÁN” DE SAN CRISTÓBAL-VENEZUELA 2009

II “FÁBULA TAURINA” a PEDRO G. MOYA “NIÑO DE LA CAPEA
Entregada por el apoderado Manolo Lozano

II “ÁNGEL LUIS BIENVENIDA” al TORO “CAPITÁN BORIS” de la GANADERÍA DE “RANCHO GRANDE”
Entregado por el ganadero Ignacio González
Recibida por el ganadero premiado Hugo Molina

II “PEPE BIENVENIDA” a CÉSAR GIRÓN
Entregado por Miguel Mejías “Bienvenida”

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FERIA “VIRGEN DEL SOCORRO” DE VALENCIA-VENEZUELA

I “FÁBULA TAURINA” a JOSÉ MARÍA MANZANARES
Entregado por el periodista Javier Hurtado
Recibido por el fotógrafo taurino José Ramón Lozano

I "FÁBULA GANADERA"
TORO "JUDEÍTO"-GANADERÍA DE "SAN SEBASTIÁN DE LAS PALMAS"

Entregado por Jaime González “El Puno”
Recogida por Alberto Lopera “Loperita”

I "PEPE BIENVENIDA" a CURRO DÍAZ
Entregado por Lázaro Carmona
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Beneficencia en Madrid. Esta misma corrida hubiera sido triunfal en cualquier otra plaza del mundo

Publicado el 4.6.09
en www.detorosenlibertad.com
Por José Antonio del Moral
Fotografías: ©Dolores de Lara
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Pero en Las Ventas no pasó de discreta y, como casi siempre, incómoda cuando no insoportable. Un reducidísimo sector del público se encargó atinadamente de lograrlo contra el interés de la mayoría conformista y aborregada. El peor público taurino del mundo. En tal situación y con reses de dos ganaderías – increíble remiendo en tarde de tanto rumbo y categoría – El Juli fue mortificado sin que él osara responder ni se mostró tan resuelto y luchador como suele ante el peor lote aunque su segundo toro – de Garcigrande – se dejó sin más y nada por su violento genio el que abrió plaza. El otro del hierro sustituto fue el mejor y más noble de la tarde aunque sin romper del todo por feble y José María Manzanares, visible y compresiblemente nervioso a cuenta del follonero público, tampoco terminó de romperse ni capaz de redondear una entrecortada faena en varios pasajes elegantísima que, además, pinchó. Sendos pinchazos previos a sendas aunque no perfectas estocadas privaron a Miguel Ángel Perera de cortar una oreja de cada uno de sus toros – los dos del titular de Victoriano del Río – ante los que se mostró valentísimo y firmísimo pero no siempre templado, sobre todo en su emotiva faena al sexto que no cesó de embestir pegando cabezazos.
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Madrid. Plaza de Las Ventas. 3 de junio de 2009. Corrida de la Beneficencia. Tarde calurosa con lleno. Cuatro toros de Victoriano del Río, bien aunque desigualmente presentados y de vario juego. El primero manso con poder y mucho genio. El segundo con buen fondo pero sin apenas fuerza y venido a menos. El tercero, noble por el lado derecho aunque asimismo a menos por su justa fuerza. Y el que hizo de sexto, noblote aunque soso en su continuo embestir pegando cabezazos. Dos sustitutos de Garcigrande: El muy ancho de sienes que hizo de cuarto, noble sin clase y de embestidas altas; y el bien hecho quinto, muy noble aunque sin energía duradera. El Juli (añil y oro): Pinchazo, otro hondo y estocada, leves pitos. Estocada trasera tendida y descabello, leves pitos. José María Manzanares (marino y oro): Pinchazo y estocada desprendida, silencio. Pinchazo y estocada caída, aviso y ovación con saludos. Miguel Ángel Perera (celeste y oro): Pinchazo y estocada muy trasera por lo que tardó mucho en doblar, leve petición y gran ovación con saludos. Pinchazo y estocada, aviso, petición desatendida y gran ovación con saludos. En banderillas se lucieron Curro Javier, Juan José Trujillo y Joselito Gutiérrez. Presidieron desde el Palco Real los Príncipes de Asturias a quienes los tres espadas brindaron sus primeros toros.
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La irremediable plaza de Las Ventas hace ya muchos años que ha perdido el norte por su propia idiosincrasia – ruedo enorme, lidia costosa y lentísima que casi siempre perjudica cuando no arruina las posibilidades de las reses, ruidos mal interesados e incesantes - y el torpe pasotismo de los responsables. Si resulta difícil por sus consustanciales características, aún más por su público, últimamente de aluvión en su mayoría – ayer quizá más distinguida por tratarse de la corrida del año – desgraciadamente acostumbrada a ver toros permanentemente contrariados y molestados hasta lo indecible por el sector que últimamente lideran un par de individuos que no censan de gritar a los toreros mientras torean. Claro que, tales gritos, no siempre son tan insoportables como ayer, dada la condición de figuras de los alternantes. Yo no sé quienes son ni me importa. Pero el solo hecho de tener que soportarles sin que ni la autoridad ni nadie ose poner remedio a esta intolerable sinrazón, no es de recibo. La dimisión en cumplir lo que dice el reglamento respecto al comportamiento de los espectadores es tan clamorosa como injustificable. Bien están las protestas cuando los toros salen mal presentados o sin ninguna fuerza. Pero la interrupción vocinglera del toreo – sea cual sea – no se debía tolerar bajo ningún concepto y ayer lo fue más que en todas las corridas que llevamos padecidas salvo en las que actuaron los toreros predilectos de los reventadores a los que se les pasa todo pese a su ínfima categoría y nula destreza.
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Dicho esto por delante con lo que conlleva de inconveniente ambiental que, quiérase reconocer o no, influye en el animo y en el sosiego de los actuantes, el caso fue que una corrida con varios toros más que aprovechables no terminó triunfalmente como hubiera sucedido en cualquier otra plaza del mundo, sino con un sabor más amargo que dulce. Y a esto no hay derecho. Tampoco lo hay, claro está, a que para un festejo tan especial no se disponga con el tiempo debido de una corrida de toros completa. Ya se venía hablando de que Victoriano del Río no disponía este año de tantos toros como para hacer doblete en Madrid y así quedó demostrado. Pero esto es una cosa y otra no poder contemplar la lidia con un mínimo de sosiego, una vez comenzada.
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El Juli acostumbradamente luchador e inasequible a cualquier desaliento, no apareció ayer por ningún lado. Aunque entiendo que dimitiera frente al primer toro, un manso y poderoso animal inesperadamente violento y con mucho peligro, no comprendo que en vez de doblarse acorde con lo que el toro pedía y matarlo de inmediato, intentara torear formalmente sufriendo no pocos avisos de cogida lo que le hizo desistir ostensiblemente, dando la impresión contraria a la fama de poderoso que honra al gran torero madrileño. La permanente enemiga de sus paisanos debió afectarle tanto que ni siquiera con el cuarto de Garcigrande se aplicó Julián a fondo, limitándose a pasarlo con tanta facilidad como insuficiente compromiso. Así pues, vimos a un Juli simplemente aseado y sin mayores ilusiones, diametralmente contrario al torero que hemos visto este año en todas las ferias donde ha participado en el inicio de la temporada.
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Manzanares necesita ya un gran triunfo en Madrid y ayer tampoco lo consiguió aunque su segundo toro de Garcigrande ofreció bastantes más posibilidades que el que el muy feble y enseguida venido a menos que mató en segundo lugar. También, como El Juli, sufrió la continua afrenta de los reventadores y, aunque intentó ignorarles, los gritos le afectaron en su fina y frágil sensibilidad. No en su gran clase, ni en su manera de torear mecido, ni en su proverbial elegancia y buen gusto, ni en su sentido innato del temple. Pero sí en la determinación que, en su particular caso, necesita de más atención y general cariño. Hasta hubo espectadores que, por una vez, se revelaron contra los que pretendían arruinar su moral, mientras espaciaba sus demasiado breves tandas que, fundamentó a derechas, aunque cuando más brilló su entrecortada labor fue en el precioso inicio de faena que incluyó un sublime cambio de mano traducido en un fastuoso pase de la firma, y en un adrede preparado final por ayudados al paso de sin igual donosura y torería. Pero la falta de redondez e insuficiente intensidad del, en cualquier caso, bonito trasteo, no acabó de calar en los que se quedaron con la miel en los labios. Para colmo, su infalible espada le falló ayer y el compromiso quedó saldado con simple ovación.
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Pinchazos que asimismo y desgraciadamente privaron de triunfar por partida doble a Miguel Ángel Perera – una oreja de cada uno de sus dos toros – ayer el más decidido de la terna y quien más indudablemente apostó fiel a sus principios y valores. Aunque menos atinado en templar como acostumbra – ninguno de sus toros se prestaron con el capote ni luego tuvieron clase en la muleta – Miguel Ángel no ahorró ni un milímetro en el propósito de cuajarles faena, cosa que logró con el intachable valor y la absoluta firmeza que le caracterizan. Bueno aunque descastado por el lado derecho el tercer toro de Victoriano del Río, Perera lo toreó con profundidad y entrega, logrando la aquiescencia general de los espectadores, por fin reconfortados por el de Badajoz pese a lo poco que puso recrease al natural por donde el toro no humilló ni repitió. Además tardó muchísimo en doblar tras la estocada que, por muy trasera, no tuvo los rápidos efectos que quizá le hubieran dado una primera victoria. La impaciencia de muchos espectadores se hizo patente y la posible oreja se esfumó.
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Su faena al sexto, pese a los enganchones que a veces la ensuciaron por lo cabeceante del toro en su embestir, fue más emotiva e importante. Ni una concesión al desánimo. Ni un solo paso atrás. Siempre adelante. Siempre en pos de poder por encima de cualquier otra cuestión. La terminó por angustiosas bernardinas que calentaron más la de por sí caliente obra y, la verdad sea dicha, aunque también pinchó Perera antes de agarrar la estocada, creo sinceramente que la presidencia debería haber accedido a conceder la oreja que muchos pidieron. Su actuación de conjunto la mereció. De todas formas, Perera fue el más claro vencedor de la jornada y quien mejor respondió a las expectativas de la tarde.
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LA ANÉCDOTA DE LA TARDE TUVO COMO PROTAGONISTA A LOS PRÍNCIPES
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Por Juan de Lara
Fotografías: ©Dolores de Lara
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Los Príncipes a su salida de Las Ventas instantes antes del suceso
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La anécdota de la jornada tuvo como protagonista a los Príncipes de Asturias. En el momento de su salida de La Monumental de Las Ventas, una señora que se encontraba entre la multitud se desplomó y fue socorrida por los Príncipes, que no dudaron en acudir en su ayuda, mostrando su lado más humano.
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Finalmente el percance sólo quedó en un pequeño susto. La señora, que había sufrido un desmayo, fue llevada dentro de Las Ventas para ser atendida por los servicios de urgencia. A buen seguro, nunca olvidará que tuvo el honor de ser socorrida por los que serán los futuros Reyes de España.
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D. Felipe y Dña. Letizia acudieron al rescate
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