domingo, 23 de agosto de 2009

Bilbao: La prueba del algodón


Pedro Javier Cáceres

elimparcial.es -Opinión-



23-08-2009.-Pasó Bilbao. Tercera evaluación del curso.Como en Sevilla y Madrid, fracaso del espectáculo convencional. El de tirón, el de reclamo, el del referente de lo mejor de La Fiesta. El de los carteles “remataos” a base de simplificar el escalafón duplicando a las llamadas figuras y ganado de garantías, así le llaman, cuyos resultado final no avala.

Falló el toro.Como en Sevilla y Madrid. Salvo muy contadas honrosas excepciones, y siempre toros sueltos.Independientemente que coincidan factores coyunturales negativos que nos instalan en un mediocre año ganadero el problema de fondo es el concepto: un toro “imponente”; pero de muestrario, para agradar la vanidad de los representantes de la propiedad, salvar el empresario su responsabilidad y frenar las ansias de protagonismo de los “vetarinarios”. El ganadero vende la partida y lo hace a buen precio.Un toro que se cae poco y que se mueve.Cierto. Lo llaman motor. Pero tan “imponente” que sobrepasa a lo ancho y a lo alto los límites de la muleta con la consiguiente merma de dominio y consecuentemente de estética.Un toro “imponente”: que no humilla, no se entrega y se emplea moviéndose sin rumbo ni norte; la antítesis del concepto embestir.Un toro “imponente” que impone.. a los toreros, figuras ellos, la ley del más fuerte y activa en el subconsciente de la mayoría los resortes de autodefensa.

Falla, por lo tanto, el torero. A la mayoría no se les niega honestidad, incluso entrega, sentido de la responsabilidad; pero aflora el exceso de técnica en los que están con algún son de porte y elegancia y tiene en la espada un filón : Manznares. Otros se bloquean y tiran de su tauromaquia de piñón fijo asomando la versión más cerril del valor más contrastado: Castella.Se desborda la sensación de esfuerzo de aquellos cuyo momento es cuestionado: El Cid. Y otros se crispan ante la impotencia de no verse capaz de rentabilizar mínimamente un supremo esfuerzo no programado de antemano y de dudoso agradecimiento de no salir redondo: El Juli.

Y falla el sistema, todo; que en su dinamimso vertiginoso de festejos no deja digerir triunfos y fracasos y poner los unos en valor y otros devaluar la secuencia de triunfos menores. Bilbao , sus sucedidos, se diluyen con apoteosis inmediatas en plazas de segunda y tercera

Y falla la crítica. La publicista, portales y revistas, por razones obvias, y la especializada por que dentro del respeto al criterio de cada opinador no es bueno tanta diferencia de criterio en lo básico. La autonómica, que no autónoma, va a su rollo, la semana de gloria, por lo civil o lo criminal.

Y falla el “afisionao” (siempre con ese, no con ce) que se autotitula de tal; dictador en la imposición de sus criterios en sus tibios entornos, maestros en manejar tópicos sobre el trapío del toro, su condición,los toreros artistas, el aroma y el olor. El penúltimo eslabón de una cadena de intereses y vanidades.
No falla el público en general. Hasta que se canse que le tomen, unos por tonto y otros por ignorantes.

En Bilbao solo olió a triunfo incontestable Ponce. La primera tarde, “ventorrillos”, grande, muy grande, rotunda -menos la espada-. La segunda, buena, más naif, que no deja de ser una tendiencia vanguardista sujeta a gustos: es donde la crítica, y la “afisión”, se clareó según sus filias o fobias.
A Bilbao llegó de cortar un rabo en Ciudad Real : triunfador de la feria Perera. Ponce fue de Bilbao a Málaga a cortar tres orejas para compartir, al alza, protagonismo con José Tomás: ¡al tiempo!, “capote de paseo” y las escrituras de la Malagueta para el de Galapagar.
Quien más se acercó a Ponce en musculatura de triunfo y responsabilidad escénica fue miguel Angel Perera. Se jugó la vida con tino y cabeza. Una pequeñez como derribar al toro un banderillero a la media vuelta, hizo que la petición más clamorosa de la feria se redujera en vuelta al ruedo. Otra vez, la presidencia, había salvado la categoría de la plaza de la turba ignorante.La lejana oreja de Fandiño quedó engullida en su propio éxito al cobar el premio de torear con las figuras. Fue tarde en que El Fandi, versátil y fácil de leer, puso sobre el tapete el divorcio entre los que pagan y los que no. La petición fue mayoritaria y no atendida.Manzanares lo hizo por un espadazo y por dar glamour al serial. Tarde de escondite. Me quito, me pongo, se la enseño se la quito. Pero empaque y elegancia, aunque sea en “bermudas” y en Jolaseta. Bilbao, la clase, y... de los “Manzanares de toda la vida”. Una ventaja, parecer de Neguri.

A los victorinos, duros, muy duros, se la cortó Urdiales (cuarta y última) y se le negó a Padilla (pedida en igual dimensión. Mayoritariamente). Tarde de emociones, al amenos, en que no desdijo de actuación torera y heroica el tercer hombre, José Luis Moreno.

Y la tercera oreja la cobró el Juli. Un trofeo, la tarde de seis posibles, por que las otras seis, son la salvaguarda, salvo contadísimas excepciones, de la importancia del coso depositada en su Presidente.
El Juli se propuso hace tiempo conquistar al afisionao y al profesional una vez cautivada la masa con su juvenil irrupción. Lo ha conseguido, pero antes de refugiarse en ellos y en el reseepto nio perdido de ese público que le adoró en su día, a dia de hoy debe volver a repucerar parte de aquella pasión popular que ahora se le muestra indiferente. Torear para todos. A mi, particularmente, la corrida me gustó. Vamos, la mejor de la feria. Tampoco hacía falta mucho.
El Juli no triunfó. Era la ocasión propicia por razones de probabiliddes en una temporada en que le falta dar un golpe importante, refrendado con orejas, en las plazas de mayor relevancia, más que con titulares estandar de revistas y portales especializados que no deja de ser un círuclo vicioso, a veces demasiado vicioso. Sí dio sensación de haber en el ruedo una figura del toreo con actitud 10 y aptitud de 6 con dudas sobre solventar y la aparición de cierta ansiedad contenida.Y sobre todo, por encima de mejores o menos buenos momentos el reconocimiento de una figura que ejerce y apuesta: En Madrid fue por delante, abriendo cartel. No se le cayeron los anillos por dejar entrar , el lunes en Bilbao a Fandiño, y tener que sumir, una vez más la dirección de lidia. Y asumir como la solución de un grve problema para Bilbao el matar seis toros en solitario sin entrar aen sus palnteamientos y yendo en contra de su estrategia de temporada. Se puede discutir su momento o su encrucijada, su condición de torero y máxima figura nunca. Que otros tomen ejemplo.

Las cosas del toro en feria “imponente”. Reapareció Morante en medio de gran expectación y deseo. Bronca en el primero, de las que a un torero consentido le hacen importante. Y en el segundo, olor, aroma y perfume que conformó a la beutifuull de la prensa, que no paga, y los afisionaos, que pagan...no todos. Al público, que no quiería oler sin probar, meter cuchara, comer dos platos y postre le pareció insuficiente.Esa noche, ante la ausencia conocida de Perera, para su mano a mano con Juli, se barajó el nombre de Morante como un guiño a esa beutifull. El Alcalde lo cortó de raíz. El alcalde es, y en Bilbao ejerce, el representante del pueblo, “afisionao o no afisionao”. Y es cuando El Juli asume su responsabilidad de gran figura. Algo que, no solo Bilbao, si no La Fiesta se lo debe agradecer y de forma notoria. Gracias, Juli.

Bilbao: Imponente el toro, los carteles, Don Matías el presidente, el despliegue mediático, los afisionaos de aquí y de allá, el ambiente. Como en Sevilla y en Madrid, imponente todo, pero a más: de Bilbao; el petardo también.

No hay comentarios :

Publicar un comentario