K-Hito, Ricardo García
( Juan V. Oltra-Retratos amarillos (IV) )
Si tenemos en cuenta el origen andaluz (Jaén) del personaje y lo poca cosa que era de niño, poco tiene que extrañar que su nombre de pila, Ricardo, degenerase pronto en Ricardito, para llegar, pasando por Caito, al seudónimo que emplearía en su vida de adulto: K-Hito. En efecto, Ricardo García López, poseedor de unos apellidos vulgares pero también de un ingenio excepcional, estaba llamado a revolucionar el humor en una España aún decimonónicamente estirada.
K-Hito por sí mismo
Nacido en 1890 en Villanueva del Arzobispo, Jaén, aprendió a dibujar casi al tiempo que a hablar, a los cuatro años.Trasladada su familia pronto a Alicante, perfeccionó su dibujo en la academia Parrilla, compaginando sus dibujos pronto con la crítica taurina y el trabajo de empleado de Correos, donde a buen seguro tomó la inspiración para su burocrático "Gutiérrez", personaje y cabecera de la revista que más fama le dio y donde coincidieron un buen número de genios.El trabajo en Correos le hizo trasladarse a Valencia en 1907, donde empezó a colaborar con revistas de humor e hizo su primera exposición en el Círculo de Bellas Artes en 1912. El conocimiento de esta ciudad le posibilitó refugiarse en la guerra civil, escapando de la furia de los milicianos que alguna vez ridiculizó y que querían lavar aquella afrenta con sangre.
Como la fama la tenía K-Hito y no Ricardo García, pasó la contienda escondido tras su verdadero nombre, como profesor de caligrafía en lo que podría haberse llamado de haber sido descubierto "nido de facciosos": la Academia Comercial Morales, situada en la esquina de Pi y Margall con Martínez Cubells, la misma finca de los Almacenes Cuadrado, donde compartiría vivencias con otros profesores que se escondían como él de una muerte segura: militares, altos cargos cesados o sacerdotes. Los alumnos, entre los que figuraba un niño de diez años llamado Fernando Vizcaíno Casas, o bien nada sospecharon, o bien supieron guardar muy bien el secreto... hasta que en 1939 fue clausurada y detenido el director, desapareciendo sin dejar rastro los profesores.
Pero no nos anticipemos. Teníamos a un Ricardo García, cada vez menos García y más K-Hito, a punto de fundar el seminario satírico "¡Maura sí! Y ¡Mauricio!", colaborar en "La Tribuna", "El Imparcial" y presto para ser el director del semanario "Gutiérrez", pleno de retratos de la vida cotidiana donde el sarcasmo atacaba al gobierno republicano, al estatuto de Cataluña... además de mantener sus colaboraciones con Nuevo Mundo, La Tribuna, Buen Humor, El Imparcial, Informaciones...
En 1932, junto con otro mago de la caricatura, Xaudaró (el primer dibujante del ABC, que hizo decir a su muerte a los Luca de Tena que jamás habría otro caricaturista fijo en el periódico, hasta que entró un joven excombatiente llamado Antonio Mingote a ocupar esa plaza), crearon una empresa dedicada a… ¡la creación de dibujos animados! Lamentablemente, prácticamente todas las películas parecen desaparecidas (aunque alguna como "Falsa noticia de fútbol" sigue circulando de cinéfilo en cinéfilo en copias imposibles de las que les ruego que si conocen alguna la hagan llegar a este pobre admirador descorazonado). Dirigió también las revistas infantiles Macaco y Macaquete, además de ser el alma de "Gracia y Justicia", bestia negra de Azaña al que sin piedad ridiculizaba número sí, numero también, y participaba en "Le Journal", "Pinocho", "ABC", "Blanco y Negro", "El Debate", "Ahora"...
En 1932, junto con otro mago de la caricatura, Xaudaró (el primer dibujante del ABC, que hizo decir a su muerte a los Luca de Tena que jamás habría otro caricaturista fijo en el periódico, hasta que entró un joven excombatiente llamado Antonio Mingote a ocupar esa plaza), crearon una empresa dedicada a… ¡la creación de dibujos animados! Lamentablemente, prácticamente todas las películas parecen desaparecidas (aunque alguna como "Falsa noticia de fútbol" sigue circulando de cinéfilo en cinéfilo en copias imposibles de las que les ruego que si conocen alguna la hagan llegar a este pobre admirador descorazonado). Dirigió también las revistas infantiles Macaco y Macaquete, además de ser el alma de "Gracia y Justicia", bestia negra de Azaña al que sin piedad ridiculizaba número sí, numero también, y participaba en "Le Journal", "Pinocho", "ABC", "Blanco y Negro", "El Debate", "Ahora"...
Una vez escapado del horror de la guerra, una vez acabada ésta, retornaría con fuerza como crítico taurino, escritor y humorista. Dirigió "Dígame" y publicaba en "Ya" e "Informaciones". Su amor por Valencia siempre le acompañó, tanto por sus residencias en la ciudad como por el amor que el mundo fallero tomó por su personaje "Gutiérrez", que solía poblar los monumentos falleros en forma de "ninot". Uno de ellos le acompañó en su despacho de trabajo largos años.K-Hito falleció en Madrid en 1984.
Para saber más de K-Hito:
El negociado de incobrables. Ed. de la Torre, Madrid, 1990 · Los humoristas del 27 (ed. Patricia Molins) Sins entido, Madrid, 2002 · Memorias I. Los pasos contados (Fernando Vizcaíno Casas) Planeta, Barcelona, 2000 · Yo, García. (K-Hito). Anaquel de Dígame, Madrid, 1948 Algunas obras de K-Hito· Carmen and Raphael· Crónicas viajeras· El Faraón decimono · Garabatos Kaitescos · Hasta luego · Manolete ya se ha muerto
Su obra:
Su obra:
PEQUEÑA HISTORIA DE "GUTIÉRREZ". EN "YO, GARCÍA", 1948 (...) Escribía yo una tarde en la redacción cuando llegó hasta mí un rumor de lejana algarabía. —¿Qué pasa abajo?El secretario fue a informarse. Y subió a poco:
—Hay un señor que dice que es Gutiérrez. En efecto, lo es.
—¿Qué pretende?
—Ver al director.El personal del taller había abandonado el trabajo para contemplar, con alborozo, a Gutiérrez personificado.
—Que pase —dije, y seguí escribiendo para quitar importancia a la cosa. Lo tenía ya delante y me daba no sé qué levantar la vista. Gutiérrez, exacto, exactísimo, estaba ante mí.
—Usted dirá.
—Pues sí; le diré. Desde que ha publicado usted su periódico, la vida es para mí punto menos que imposible. La misma cara que Gutiérrez, el mismo pelo, las mismas gafas, la misma estatura.
—¿Por qué? —pregunté.
—Porque, como soy igual, según dicen, que ese mamarracho que ha pintado usted, cuando entro en la oficina me dicen: ¡Ha llegado Gutiérrez!, y cuando salgo: ¡Ha salido Gutiérrez!
—No haga usted caso —dije por decir algo—. Mi tipo es un producto de la fantasía.
—Pero es que, además, me siguen los chiquillos por la calle.
—¿Qué quiere usted que yo haga? Habría que buscar precedentes al caso, y eso es muy difícil.
—Lo sé. Sólo quiero proponerle una cosa en recompensa del daño que me ha hecho. Que cuando ustedes necesiten llevar a Gutiérrez por ahí, que me lleven a mí. Del mal, el menos, y siempre caerán unas pesetas, que buena falta me hacen.
Vi un rayo de luz.
—Pues... me parece buena la idea. De momento pase usted a caja a cobrar veinte duros, y en seguida se le hará ropa adecuada y contaremos con usted.
Nunca me atreví a usar de aquel infeliz.
—Hay un señor que dice que es Gutiérrez. En efecto, lo es.
—¿Qué pretende?
—Ver al director.El personal del taller había abandonado el trabajo para contemplar, con alborozo, a Gutiérrez personificado.
—Que pase —dije, y seguí escribiendo para quitar importancia a la cosa. Lo tenía ya delante y me daba no sé qué levantar la vista. Gutiérrez, exacto, exactísimo, estaba ante mí.
—Usted dirá.
—Pues sí; le diré. Desde que ha publicado usted su periódico, la vida es para mí punto menos que imposible. La misma cara que Gutiérrez, el mismo pelo, las mismas gafas, la misma estatura.
—¿Por qué? —pregunté.
—Porque, como soy igual, según dicen, que ese mamarracho que ha pintado usted, cuando entro en la oficina me dicen: ¡Ha llegado Gutiérrez!, y cuando salgo: ¡Ha salido Gutiérrez!
—No haga usted caso —dije por decir algo—. Mi tipo es un producto de la fantasía.
—Pero es que, además, me siguen los chiquillos por la calle.
—¿Qué quiere usted que yo haga? Habría que buscar precedentes al caso, y eso es muy difícil.
—Lo sé. Sólo quiero proponerle una cosa en recompensa del daño que me ha hecho. Que cuando ustedes necesiten llevar a Gutiérrez por ahí, que me lleven a mí. Del mal, el menos, y siempre caerán unas pesetas, que buena falta me hacen.
Vi un rayo de luz.
—Pues... me parece buena la idea. De momento pase usted a caja a cobrar veinte duros, y en seguida se le hará ropa adecuada y contaremos con usted.
Nunca me atreví a usar de aquel infeliz.
"Gutiérrez" fue un vivero de escritores y dibujantes humorísticos. Publicaba entonces "Sileno" y "Buen Humor", y de uno y otro periódico surgieron firmas con luz propia, tales como las de Enrique Jardiel Poncela, Robles, Mihura y "Tono", Galindo, Edgar Neville, Bellón, Orbegozo, Alfaraz, Roberto, Menda, etc.
Dalmau y "Graciella" eran dos colaboradores espontáneos, a quienes un día, cuando iban a cobrar, llamé a mi despacho y les propuse formar parte de la redacción.
Paralelamente a "Gutiérrez", publiqué, allí en Rivadeneyra, una revista infantil, "Macaco", y a poco otra, en huecograbado, "Macaquete".
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