Perera materializa un triunfo que Gallo malogra por culpa de la espada
Juan Miguel Nuñez - EFE
Salamanca (España).- El diestro Miguel Ángel Perera cuajó una valiente y arrogante actuación y cortó dos orejas, con la correspondiente salida a hombros, en un festejo en el que Eduardo Gallo emborronó con la espada una gran faena al sexto toro, hoy en Salamanca.
(EFE)
El diestro Miguel Ángel Perera durante su actuación en el quinto festejo de la Feria de Salamanca en el que compartió cartel con Morante de la Puebla y Miguel Tendero.
Cinco toros de Montalvo, aceptablemente presentados, nobles y de juego desigual. Primero y tercero se acabaron enseguida pero segundo, quinto y sexto dieron mucho de si aún yendo a menos. El cuarto fue un sobrero de "Los Bayones", bastote y que no se llegó a ver.
José Antonio "Morante de la Puebla": pinchazo, media perpendicular y descabello (palmas); y estocada casi entera y descabello (bronca).
Miguel Ángel Perera: pinchazo, estocada ligeramente desprendida y descabello (oreja); y bajonazo (oreja).
Eduardo Gallo: cuatro pinchazos y estocada (silencio); y estocada que asoma y cuatro descabellos (ovación tras un aviso).
La plaza tuvo tres cuartos de entrada en tarde otoñal, templada al comienzo y progresivamente fría.
Salió triunfante Perera por muchos méritos en sus dos faenas. Y pudo haber sido también Gallo por su espléndida actuación en el último, sin embargo, sin rúbrica con la espada. A "Morante", que estuvo en los detalles en su primero y completamente inhibido en el otro, le pitaron con ganas.
La tarde fue de Perera, que sumó cabeza, valor y arrogancia en sendas labores. Muy entregado en su primero, tuvo más raza el torero que el toro. Muy bonitos los lances a pies juntos en el recibo. Emotivo quite por chicuelinas y gaoneras. Y mayestática faena de muleta, de mucha quietud, mando y torería.
Como un poste en la apertura, haciéndole pasar por alto y pasándoselo muy cerca, por cierto que las estrecheces fueron una constante en la faena. Perera toreó muy bonito, muy limpio, pero sobre todo muy ajustado. Dos tandas a derechas tomando al toro muy adelantado, trayéndoselo hacia adentro, por abajo y con sumo gusto, dejándolo en la cadera después de rematar por debajo de la pala del pitón.
Ahí mismo iniciaba el siguiente muletazo. Y así pegó cinco y hasta seis, perfectamente hilvanados, y con el remate de pecho cuando el círculo prácticamente había perdido el radio. Ya no había espacio por donde pasar el toro si no era "vaciándole" con el de pecho.
Emocionante toreo, que tras esas dos series por la derecha y una más al natural, con el toro ya vencido, negado a colaborar más, tuvo que recurrir Perera al parón, también con mucha suficiencia y tanta arrogancia. Le dieron sólo una oreja porque antes de la estocada hubo un pinchazo, y después de la misma un descabello.
Y oreja también del quinto, toro que fue todavía más exigente, pero con el que Perera volvió a reafirmarse en los mismos parámetros de la anterior faena. Buen toreo de capa. Y tan bueno con la muleta. Tres espeluznantes pases cambiados por detrás ligados a otros tantos por delante, un cambio de mano y el de pecho. La plaza se venía abajo.
A continuación lo fundamental en tres tandas sobre la derecha de muletazos inmaculados, lentos, de gran verdad. Otra vez al torear por la zurda el toro iba a marcar el punto de inflexión, viniéndose abajo. Pero de nuevo, la alternativa del parón. Para allá y para acá, lazos y ochos en un espacio mínimo. El no va más.
Cayó baja, muy baja la espada. Aunque le dieron la oreja que le abría la llamada Puerta del Toro, que en Salamanca es "la Grande".
Debió estar Gallo también en la foto de la salida a hombros si hubiera matado bien al sexto. Una faena espléndida de principio a fin, desde los lances a la verónica a "las alegrías" finales. Entre medias la paradoja de un toreo suave y de mucho poderío. El mando a través del temple. El empaque, la donosura, la gracia del toreo.
Lo justo hubiera sido el reconocimiento de las orejas, pero tal y como toreó Gallo esta tarde, seguro que otra vez será. No tardará en llegar esa ocasión.
En el anterior había destacado también en unos templados y mecidos lances a la verónica. Muy bien asimismo en un quite por saltilleras. Pero no pudo ser en la muleta, ya que la respuesta del toro fue completamente nula.
Tampoco "Morante" tuvo tela para cortar. Su primero llegó completamente agotado al segundo tercio, sin más opción para el torero que unos apuntes con el capote y cuatro detalles sueltos con la muleta.
El cuarto bis, en cambio, no le gustó nada a "Morante", que dejó el peso de la lidia en manos de su peón de confianza Rafael Cuesta. Inhibido por completo el torero fue abroncado.
Por Juan Miguel Núñez
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