César Jiménez
Al valenciano Vicente Barrera le volvió a embestir otro toro en su plaza de Valencia. Fue el quinto, el único que a la postre despertó de verdad la tarde, y que tuvo prontitud, calidad y nobleza enseñando las dos orejas a un Vicente Barrera que sólo cortó una.
Con este colorado del Marqués, el valenciano, consciente de la imagen dada en sus dos toros anteriores, cambió de actitud y asumiendo más riesgo y compromiso ante la tarde y sus paisanos, volvió por sus fueros al cuajar varias tandas por ambos pitones que por concepto y ejecución se acercaron al Vicente Barrera de los buenos tiempos.
Faena en la que a pesar de lo dicho se alternaron pasajes templados con otros más desajustados pero que ello no resultó impedimento para que de nuevo su afición se entregará a su labor. Pese a la media estocada caída y tendida con la que remató su faena, cortó esa oreja generosa y condescendiente que igualó en trofeos el mano a mano.
Al primero del festejo, serio, bien presentado aunque flojo pero manejable, Barrera no acertó a cogerle el aire llegando a cambiarle hasta cuatro veces los terrenos para intentar armar trasteo alguno.
El toro resultó gazapón y molesto en el último tramo de su lidia pero tampoco fue este comportamiento razón de peso para que Barrera anduviera sin chispa ni arrebato frente al astado.
Poco comprometido en este que abría plaza con la responsabilidad de ser cabeza de cartel en día importante para Valencia, con el tercero, repitió la misma actitud. A pesar de ello, Barrera lo intentó por ambos pitones con un toro al que le faltó transmisión y raza, embistiendo a media altura y por encima del estaquillador. De nuevo, sin toro de triunfo, abundaron en demasía las dudas e imprecisiones en el torero valenciano que vio como su propia afición le silenciaba su actuación.
El madrileño César Jiménez cortó la oreja del cuarto. Un toro que se dejó hacer faena en el último tercio y con el que el madrileño firmó un trasteo compacto firmando varias tandas que han sido de lo mejor del festejo, aunque sin rotundidad en el conjunto necesaria para ser una obra de calado y altos vuelos.
Le faltó emoción y continuidad a la embestida del animal y con ella a la faena que aun así fue premiada con una oreja, un punto por debajo de la exigencia que se le debe pedir al palco en una plaza de primera categoría como Valencia.
Con el que cerró plaza salió a redondear la tarde y a punto estuvo de abrir la Puerta Grande en uno de sus cosos talismán. De poderosa e importante embestida en los primeros tercios de su lidia, se dejó crudo al del Marqués haciendo presagiar trasteo emotivo e importante de los que habitualmente firma Jimenez en Valencia. Mas el toro muy serio del Marqués, agradeciendo la ausencia de castigo se vino arriba hasta mitad de labor muleteril.
Equivocó el inicio de faena Jiménez al aliviarlo por arriba cuando el toro pedía poder y quebranto para atemperar la embestida. Luego se fueron acortando las distancias poco a poco, viniéndose a menos la res y con ello la opción a la puerta grande. La faena terminó siendo un quiero y no puedo entre toro y torero en la que este último derrochó decisión y ganas, tratando de apurar las embestidas en busca del triunfo. Pinchó y todo quedó en palmas de despedida.
Antes, en el segundo de la tarde, ya dejó muestras de sus ganas y compromiso con la tarde, planteando una faena en la que aplicó pausas y tiempos muertos, para ayudar al toro, no muy sobrado de raza. No se aburrió ante el del Marqués y buscó el lucimiento con ahínco aunque no hubo material para ello. Lo más lucido del madrileño, llegó al natural donde, a pesar de los altibajos, logró algún muletazo profundo y limpio. Mató mal y saludó recogiendo una entrañable ovación de los valencianos.
FICHA DE LA CORRIDA DE TOROS EN VALENCIA
Valencia. Viernes 9 de Octubre.
Menos de media plaza.Toros de Marqués de Domecq, bien presentados, serios y mansos en conjunto, justos de raza y fuerza aunque manejables salvo el 5º, de buen juego en la muleta.
Vicente Barrera, silencio, silencio tras aviso y oreja.
César Jiménez, saludos, oreja tras aviso y palmas de despedida.
El banderillero Carlos Casanova se desmonteró tras parear al primero de la tarde.
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