http://www.eldiarioexterior.com/españa-fantoche-37574.htm
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Veamos a quienes Zapatero prometía dejar atrás: la Alemania de Angela Merkel, “una fracasada”; Sarkozy prepara nuevas exigencias al mismo Zapatero para seguir dejándole una silla en el G-20; y Berlusconi entona canciones napolitanas al comprar las televisiones socialistas españolas que lo insultan.En el Desayuno de la Oración washingtoniano Rodríguez Zapatero debería haber leído los sabios proverbios de Salomón sobre la soberbia, un pecado capital que ha dominado a muchos españoles que, como él, se autoproclaman modelos para los demás aunque ocultando sus carencias.
Españoles pedantes que creen ser los referentes morales, sociales y económicos de todo progreso humano.
Una soberbia perenne desde el Siglo de Oro, casi sin excepción, hasta Rodríguez Zapatero, que niega la crisis y disimula echándose migas de pan sobre la barba.
Franco convenció a muchos de que su régimen era un ejemplo para el mundo y que las democracias lo rechazaban porque lo envidiaban.
“Es que prosperamos más rápido que nadie, y además como vanguardia en la defensa de la cristiandad”, decía el Caudillo, cuando advertía que lo perseguía una celosa conjura judeomasónica.
Ya en democracia, Aznar le afeaba a Felipe que mendigara fondos de cohesión en Europa. Qué bien vinieron aquellos marcos. González fue una excepción de la norma sobre los fantoches españoles.
Aznar ponía los pies sobre la mesa, pero le fue bien hasta el 11M, cuando llegó Z con arrogancia, rey Midas repartiendo la riqueza nacional dentro y fuera del país y dando lecciones supuestamente progresistas.
Típico hidalgo, o mejor, nietodalgo, nunca ejerció trabajo productivo alguno. Ahora descubren que sólo era pantalla, presunción, humo: la perenne España fanfarrona.
“Van a por España”, titula El País. ¿Conjura judeomasónica? No: es la soberbia de los hidalgos y nietosdalgo fantoches que tapan con grandilocuencia su ausencia de grandeza.
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