jueves 18 de febrero de 2010
Fuente EL ALBERO
Fuente EL ALBERO
Por: Juan Sebastián Roldán
FOTOGRAFÍA: (c)Dolores de Lara
Discurso pronunciado en Las Ventas al finalizar el curso de periodismo 2007 que organiza todos los años la Fundación Joselito
Un de las preguntas que nacen de la sensibilidad de aquellos seres humanos que hoy suenan en la historia de nuestros pueblos, gira en torno a la trascendencia. Al tener la certeza única de la muerte, los indefensos seres humanos a quienes la vida iluminó con la razón y el sentir, nos preguntamos cómo dejar escrito en piedra nuestro recuerdo, pues ese es el único recoveco de nuestras finitas vida que desafiará al paso del tiempo. En este mundo de inclementes contradicciones, que elogia los lujos y los excesos, la desigualdad, el egoísmo y la avaricia, existe un mundo al revés en donde nacen seres humanos que ven a los ojos a la muerte, le guiñan un ojo y la desafían a carcajadas, a naturales, a medias verónicas. En ese mundo vivo, en ese mundo siento, sobre ese mundo les hablo ahora mismo.
Nuestros héroes se visten de luces, y en consonancia con los principios de la armonía, toman de la natural embestida los vestigios sonoros para dejarnos en el pecho la conjunción de sentimietos que conmueve nuestra afición. Y si poco aliento nos quedase, las embestidas hondas, serias, concientes de su pronta muerte; los momentos de desengaño, de emancipación de un animal que pareciese venir para hacer la revolución, terminan por elevarnos al hades para que de la mano de Caronte, tomemos el viaje largo por el río Aqueronte y veamos nuestras vidas despacio, parando en los olés, en las embestidas de un toro bravo; sintiéndolas nuevamente.
En este nuestro mundo al revés, los héroes del pasado no mueren, los toreadores que vinieron con la intensidad del Nessum Dorma de las partituras de Puccini, aguantan el pasar del timpo y se reencarnan en quienes han nacido para vibrar con los Stones, en los que hicieron la revolución de París en el 68. Morimos los comunes, sobrevive el arte y la revolución.
Un curso como este no ha sido el aprendizaje de técnicas, de adornos, de perifoneos que parecen comentarios. Hemos visto pasar seres apasionados que nos hablan de lo que sienten, de sus fondos y las formas que los acompañan. Han habido de los otros,claro, de los que creen que presumiendo llegan a quienes los escuchan, pero esas voces sonorísimas se desvanecen y quedan los sentires, nos llevamos los sentires, la profundidad y el compás. Cuando crucemos el océano de vuelta, ya no nos atreveremos a quemar las naves, serán los colores y la alegría de nuestras americanas fiestas las que nos traerán mil veces de vuelta.
Si hemos de relatar lo que uno de esos inmortales hace en la cara del toro en nuestras plazas deberemos releer mil veces a Bergamín y citarlo: Esa música, ese cante, ese meodioso eco que escuchamos con los ojos y con los oídos vemos, esa soledad sonora de musicales silenciosos, ese inaudito invisible saber y sabor del tiempo esa ilusión del sentido, saber y sabor toreros que en Vázquez, Romero y Paula, quintaesencia del toreo.
En un mundo en el que la murte es temida, llorada; hay hombres y mujeres que la miran a los ojos y dejan que el arte se tome sus existencias, para construir el significado de la palabra trascendencia. Mi padre es uno de ellos, hoy con su perdón debo citarlo en la plaza de toros de las Ventas, en la catedral del toreo, porque sin la locura de su afición y la claridad de su sueños yo no habría tenido la suerte de vivir este mundo maravilloso de los toros. Sin su mano y su ejemplo no habría entendido que cualquier acción emancipatoria nos enaltece en el tiempo. Como emancipadoras son las embestidas de un animal que se niega al engaño. De él me quedan la verdad y la dignidad , de algunos de Ustedes compañeros, profesores, Sofía... un recuerdo que vivirá conmigo hast que Caronte se decida y me saque de paseo nuevamente.
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