Madrid. Plaza de las Ventas. Sábado 1 de mayo de 2010. Segunda de feria de La Comunidad. Sol y nubes en tarde fresca y con viento. Un tercio de entrada.
Iván Fandiño en redondo
Este Iván Fandiño, hijo de gallegos nacido en Orduña, sorprendió ayer en Madrid con un toreo más propio de andaluz con gracia que de alguien nacido en cualquier otro lugar. Ya sabíamos de su valor sin tacha y de su capacidad de asimilar todo lo que hiciera falta para progresar en esta dificilísima profesión, pero que llegara a encandilar a la exigente aunque ayer exigua afición de Madrid con un toreo de alta nota artística, muy pocos lo podían adivinar.
Iván Fandiño por los aires
Ya con su primer toro, chochón y muy tardo por falta de fuerza, destacó el sentido y aterciopelado inicio y el final de un trasteo que fue imposible de redondear. Pero con el quinto, lo bordó a la verónica en el recibo además de en el quite y, aunque tampoco esta vez logró que la faena fuera compacta – molestó mucho el viento y el torero se esmeró demasiado tiempo en colocarse bien –, gustó mucho su torero por redondos progresivamente hondos y magníficamente ligados a largos de pecho. También lo intentó Fandiño al natural, pero por el lado izquierdo no se prestó tanto este hermoso animal. Para amarrar totalmente el triunfo que ya se había ganado, Fandiño se tiró a matar como un jabato sin dar salida al toro con la muleta, volcándose sobre los pitones y saliendo feamente revolcado aunque por fortuna sin consecuencias. Emocionados los espectadores, solicitaron una oreja que fue concedida de inmediato. Una oreja muy valiosa que, sin duda, le abrirá muchas puertas.
Fandiño había mostrado su valor en un quite que hizo al primer toro de la tarde, quedándose muy quieto por gaoneras, que yo llamo modernas porque no se lleva toreado al toro, sino que se le deja pasar, rozando los pitones el cuerpo del diestro y emocionando mucho al público pero no llevarlas a cabo como se debe exigir. Esta moda hay que empezar a corregirla de una vez por todas. Hay vídeos de las gaoneras que en sus días dieron con mucha frecuencia Luis Miguel Dominguín y Antonio Ordoñez, que las daban como si fueran verónicas, siempre templadas, aunque con los brazos por detrás del cuerpo. Por eso también se llamaba a esa suerte lance de frente por detrás.
Eduardo Gallo anduvo muy frío con su dos toros, sobre todo con el estupendo que abrió plaza. Muy medidito de valor continúa el salmantino.
Y David Mora, aunque brilló con empaque en tal cual lance y muletazo, no pasó a mayores con el lote menos agradable y lucido.
Fotografías: Iván de Andrés
Burladero.com
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