1ª de la Comunidad en Madrid. Juan del Álamo impactó en su debut
Por José Antonio del Moral
01.05.2010
La gran promesa de la actual novillería tuvo la oportunidad de mostrar la muy amplia medida de sus posibilidades frente a dos novillos de opuesta condición. Ambos, tercero y sexto, el único difícil de la buena corrida de Pedraza de Yeltes que también debutó en Las Ventas para adquirir fecha de antigüedad. El sereno valor, la fácil solvencia, el sentido del temple y las excelentes maneras del salmantino a pesar de su lógico verdor, quedaron puestas de manifiesto con el mejor novillo de su lote y con el muy complicado por su fuerza y genio que encaró en último lugar. De no haber fallado repetidamente con el descabello, habría cortado dos orejas del bueno y quizá una del malo. No obstante, su actuación convenció a los pocos aficionados que no llenaron ni un cuarto del aforo. José Manuel Más anduvo casi como su apellido, de más a menos con un lote más que potable. Y el también debutante, Adrian de Torres puso mucha y arrojada voluntad con el suyo pero casi nada le salió a derechas en una calamitosa actuación.
01.05.2010
La gran promesa de la actual novillería tuvo la oportunidad de mostrar la muy amplia medida de sus posibilidades frente a dos novillos de opuesta condición. Ambos, tercero y sexto, el único difícil de la buena corrida de Pedraza de Yeltes que también debutó en Las Ventas para adquirir fecha de antigüedad. El sereno valor, la fácil solvencia, el sentido del temple y las excelentes maneras del salmantino a pesar de su lógico verdor, quedaron puestas de manifiesto con el mejor novillo de su lote y con el muy complicado por su fuerza y genio que encaró en último lugar. De no haber fallado repetidamente con el descabello, habría cortado dos orejas del bueno y quizá una del malo. No obstante, su actuación convenció a los pocos aficionados que no llenaron ni un cuarto del aforo. José Manuel Más anduvo casi como su apellido, de más a menos con un lote más que potable. Y el también debutante, Adrian de Torres puso mucha y arrojada voluntad con el suyo pero casi nada le salió a derechas en una calamitosa actuación.
Madrid. Plaza de Las Ventas.
Viernes 30 de abril de 2010. Primera de la feria de La Comunidad. Sol, nubes y rachas de viento en tarde progresivamente fresca. Un quinto de entrada.
Seis novillos-toros de Pedraza de Yeltes, bien presentados en tres y tres. Primero, cuarto y quinto, los más cuajados y agresivos de pitones. Salvo el muy flojo aunque noble segundo y el sexto, que sacó genio, los demás nobles en distintos grados de bravura.
José Manuel Más (malva y oro): Estocada desprendida con vómito, petición de oreja y ovación con protestas injustas en su frustrado intento de dar la vuelta al ruedo. Pinchazo, casi entera y cuatro descabellos.
Adrian de Torres (turquesa y oro): Pinchazo hondo, estocada atravesada que hizo guardia, media y ocho descabellos, dos avisos y silencio. Media tendida y dos descabellos, dos avisos y silencio.
Juan del Álamo (grana y oro): Estocada trasera tendida y doce descabellos, dos avisos y gran ovación. Pinchazo y estocada, aviso y gran ovación.
El mayor por no decir el único aliciente del primer festejo de esta primera feria madrileña antesala del inminente, interminable y en su mayor parte infumable ciclo isidril que nos aguarda, fue la presentación del salmantino de Ciudad Rodrigo, Juan del Álamo. Ya le habíamos visto en Olivenza y en Las Fallas con muy buena impresión, tan solo limitada por su todavía deficiente manejo de la espada. Ayer ratificó en Las Ventas cuanto de bueno habíamos saboreado a su cargo. Fue una pena que los tendidos estuvieron casi vacíos porque, si este del Álamo hubiera hecho la gran faena que cuajó al tercer novillo – por cierto el menos agradable de los buenos - con la plaza llena, habría armado un lio tremendo. No obstante, de no haber fallado con el descabello y si el novillo hubiera doblado con solo la estocada que propinó, seguro que la habrían concedido dos orejas y podría haber salido por la Puerta Grande.
El mayor por no decir el único aliciente del primer festejo de esta primera feria madrileña antesala del inminente, interminable y en su mayor parte infumable ciclo isidril que nos aguarda, fue la presentación del salmantino de Ciudad Rodrigo, Juan del Álamo. Ya le habíamos visto en Olivenza y en Las Fallas con muy buena impresión, tan solo limitada por su todavía deficiente manejo de la espada. Ayer ratificó en Las Ventas cuanto de bueno habíamos saboreado a su cargo. Fue una pena que los tendidos estuvieron casi vacíos porque, si este del Álamo hubiera hecho la gran faena que cuajó al tercer novillo – por cierto el menos agradable de los buenos - con la plaza llena, habría armado un lio tremendo. No obstante, de no haber fallado con el descabello y si el novillo hubiera doblado con solo la estocada que propinó, seguro que la habrían concedido dos orejas y podría haber salido por la Puerta Grande.
Pero es que, si magnífico anduvo con su primer novillo, con el bastante más difícil sexto que sacó mucho genio en la muleta, demostró que puede llegar a ser alguien importante en un próximo futuro. El solo hecho de sobreponerse a las pegajosas y derrotonas embestidas de este animal, logrando meterle en la muleta con privilegiada habilidad, fue bastante.
Juan de Álamo podría ser el mejor torero que ha dado Salamanca desde que El Viti, El Niño de la Capea y Julio Robles dejaron de torear. Si me apuran, tiene más cosas de El Viti que de los otros dos. Inteligente, naturalmente valiente, asentado, templado y con unas maneras excelentes, dio gusto verle desenvolverse con el capote en los recibos, en la brega que llevó a cabo con una precisión y una limpieza de privilegiado, y con la muleta propia de un precoz virtuoso.
Tanto fue así que, salvo la buena faena de José Manuel Más con primer novillo, después de ver a del Álamo con el tercero la gente se desentendió de las segundas labores de sus compañeros por las ganas que les habían quedado de volver a ver al salmantino. Y es que ni Más ni Torres dieron pie con bola con el cuarto y el quinto. Más se vino a menos, y Adrián de Torres no pasó de mostrarse tan afanoso como torpe.
Adrian tiene un estilo atractivo en la cabeza y, a veces, le salen bonitos que no bien algunos muletazos. Pero el toreo no le fluye y, en cuanto a técnica, es una calamidad. Siempre a merced de los novillos, sus faenas estuvieron repletas de enganchones, zarandeos y cogidas que, por fortuna, no llegaron a mayores.
EL QUITE DE DOMINGO
Juan del Álamo, sensacional
Poco público para ver el debut en las Ventas del novillero salmantino. Solo estábamos los cabales. Hasta hace pocos años, cuando se presentaba en Madrid un novillero con posibilidades, había expectación por ver lo que hacía y la plaza casi se llenaba. Ahora apenas no va nadie. ¿Esto a qué se debe? A que los medios de comunicación no prestan atención al mundo taurino y casi nadie conoce a los novilleros. Ni a los matadores... Y la fiesta sobrevive únicamente por el fenómeno festivo de las ferias. En una determinada fecha, la gente va a la plaza, toree quien toree. Y eso nos salva. Pero fuera de las ferias el panorama es desolador. Y fue una pena la poca gente que hubo porque en San Isidro, a plaza llena y con televisión, del Álamo hubiera dado un zambombazo de gran repercusión porque estuvo sensacional. Pero así, sin público, la cosa quedó muy desvaída. Tiene una novillada en San Isidro: a ver si repite el éxito.
Y hablando de San Isidro, nunca los toreros modestos han tenido mejor oportunidad de dejar de serlo. Sevilla ha sido una decapitación cuasi general para todo el escalafón. Salvo El Juli y Manzanares, todos han salido tocados en su cartel. Especialmente grave es la situación de desprestigio en la que han caído los matadores más jóvenes. En esta situación, quien golpee fuerte en Madrid se meterá en todas las ferias. Vamos a ver quien es el guapo que se alza con el santo y la limosna. Aunque, viendo los carteles, mucho me temo que casi todos van a desperdiciar la oportunidad.
Los novillos debutantes de Pedraza de Yeltes dieron un juego más que aceptable. El mejor fue el primero, al que José Manuel Más dio buenos muletazos pero sin redondear una faena maciza. El novillo fue un poco soso, pero tuvo mucha calidad. Y los muletazos buenos surgieron aislados. Dio buenos naturales, pero faltó continuidad. Un novillo así no puede marcharse con las orejas puestas. El cuarto fue mansote, pero con una embestida tontona e ingenua. Había que atacar y dejar la muleta en la cara para ligar el toreo. José Manuel Más no se decidió a hacerlo. Es la enésima buena oportunidad que desaprovecha y así no va a ir a ninguna parte.
Al linarense Adrián de Torres lo han precipitado. Es muy pronto aún para un compromiso tan gordo como debutar en Madrid. Derrochó ganas toda la tarde; se llevó tres tantarantanes y no se miró la ropa; y mostró durante toda la tarde un buen concepto del toreo. Pero su escasísimo oficio hizo que hubiera muchos enganchones y mucha torpeza. Tuvo dos novillos bonancibles y flojitos a los que él solo paró a base de ponerse encima y no dar sitio. Con la espada una calamidad. Está muy verde aún para un veredicto severo y definitivo.
Quien parece un matador de toros es Juan del Álamo. En su primero estuvo impecable. Dio una lección. El novillo no era precisamente el mejor de la novillada. Embestía con la cara alta y se salía suelto. Del Álamo, a base de dejar la muleta siempre en el hocico del toro, construyó una faena muy maciza y bien ligada que siempre fue a más. Muletazos largos y muy mandones, y unos pases de pecho rematados en el hombro contrario. Por lo asentado que torea y por cómo mete los riñones, me recuerda mucho a Yiyo. El público no vio los defectos del novillo, pues una muleta mandona y poderosa hizo que la res acabara hasta humillando. La última serie con la diestra fue extraordinaria. Y la estocada, aún tendida, de muy buena ejecución. Una lástima los muchos descabellos que tuvo que dar, pero la faena ahí quedó: una de las mejores que ha hecho un novillero en Madrid en los últimos años.
El sexto tuvo mucha miga. Siempre se movió en esa frontera borrosa que separa la bravura de la mansedumbre. Fue lo que siempre se llamó un bravucón. Es decir, un manso encastado, muy exigente. A pesar de los dos puyazos fuertes que tomó, se quedó sin picar, y del Álamo se puso inmediatamente a dar derechazos. Lo prudente hubiera sido doblarse con el novillo. Había que aguantar una embestida fuerte y desabrida. Y del Álamo lo hizo. Este novillo vuelve loco al más pintado. Del Álamo no se descompuso y, a base de firmeza y oficio, pudo con él y llegó un momento en que el novillo se rajó. Dicho lo cual, me gustó más en el primero.
Y para finalizar dos sonoras broncas. La primera a la prensa en general por el modo sensacionalista y nauseabundo de tratar la cornada de José Tomás. Y la segunda sonora bronca es otra vez para Curro Vázquez, que ha acabado siendo un personaje nefasto para la fiesta de los toros. Resulta que, como Cayetano no puede ir a Pamplona (allí el toro es de verdad y la MECA no se aviene a componendas), pues Morante tampoco va: el autor de la mejor faena de San Fermín del año pasado no toreará este año por los mezquinos intereses de la corte de Cayetano. Una vergüenza y un mangoneo. Entre unas cosas y otras la MECA va a tener crudo la organización de un buen San Fermín. En El Juli estará la salvación. No veo otro camino.
Juan Álamo
Fuente: www.detorosenlibertad.com
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