Por Giovanni Cegarra
Hasta cuándo soportaremos y viviremos el relajo del reparto de trofeos inmerecidos solo por complacencia de quienes organizan, torean, cobran y se dan el vuelto ellos mismos, en detrimento de la Fiesta Brava y del propio aficionado, que sale de la Plaza de Toros, creyendo ha visto un espectáculo de categoría cuando la realidad es otra y entonces ¿que clase de aficionados se está formando?
No podemos seguir tolerando en las Ferias Taurinas del interior de Venezuela, el relajo del reparto de orejas en donde el organizador lo es todo, hasta impone a las autoridades que presiden el espectáculo y de allí que se cercenan orejas inmerecidas, bajo el escudo de que están apoyando la Fiesta, que dan espectáculos pero, es todo lo contrario, la están dañando y deformando al aficionado taurino.
Es todo un relajo el que se viene acusando en las corridas de toros que se organizan en las plazas portátiles que se instalan en algunas ciudades del interior de Venezuela, donde la actitud irresponsable de pseudas autoridades taurinas que presiden el festejo, daña a la Fiesta Brava y al aficionado.
Defiendo a muerte la Fiesta Brava en Venezuela y soy de los que primero pongo por delante a lo nuestro y luego lo demás, con todo y los detractores de oficio que se preocupan más por lo del exterior que por nuestros toreros del patio, esos que con o sin oficio, son la nueva generación de la Fiesta Brava en Venezuela, esa cantera que los toreros añejos y fuera de sitio no quieren dejar pasar pues solo les interesa ponerse ellos para torear y ganarse fácilmente, unos cuantos millones, resolverse unos meses, aparte de que muchas veces dan un espectáculo poco digno de profesionales.
Apoyo a muerte, la organización de los espectáculos taurinos, donde se tome en cuenta en primera instancia a la nueva generación de la cantera taurina venezolana, se lidien toros o novillos con peso y edad reglamentaria. Apoyo al empresario taurino, pero eso sí, el que tenga el respaldo económico para montar la corrida y no a esos que dependen de la gracia divina económica de una Alcaldía ya que no se les puede catalogar de empresarios y esos por muy "taurinos que sean" jamás tendrán apoyo pues son un verdadero fiasco y muchas pruebas de ello existen en la historia taurina venezolana.
No aceptaré nunca, a quienes montan, se cobran y se dan el vuelto ellos mismos y se vanaglorian de trofeos que no se merecen, cercenados a expensas complacientes de las autoridades taurinas que muchas de las veces ellos mismos proponen, que se los otorgan sin conocimiento de causa, en pleno desconocimiento de lo taurino.
Basta ya de este relajo en la Fiesta Brava Venezolana, le están haciendo un enorme daño y tras de sí, se está formando un mal aficionado taurino que engañado aplaude y aupa, lo que no es merecido en buena ley.
Al que le caiga el guante que se lo plante.
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