Por Bocanegra
Domingo 11 de Juliode 2010
Gran entereza mostró la ganadera al ir sola a su corrida tres el reciente fallecimiento de su esposo, no sin antes haber recibido el trofeo al mejor encierro lidiado el año anterior.
Las orejas cortadas a sus dolores maquillarían la mansada que salió por los toriles de esta desquiciada plaza. Luego habrá excusas para todo. Que si derribaron algún caballo, y si se movieron sin parar. Claro que no es lo mismo moverse hacia la muleta que huir hacia chiqueros. Pero es igual, Doña Dolores es Doña Dolores.
Una corrida de desigual presentación, con algunos feos de cara y de escaso trapío. Luego hay quejas de que en Madrid le rechazan toros y se inventan lo de la persecución a Doña Dolores – ella no se queda corta -, pero ¡por Dios! es que es su gusto pretender lidiar todos los años en tres plazas de primera como Madrid, Palmplona, y Bilbao. Y si no tiene toros ¿qué? Pues nada hombre a colarlos que Doña Dolores es Doña Dolores.
El segundo de la tarde sin embargo fue un buen toro aunque le faltó final. David Mora pudo mostrase ante él con clase y buen estilo. Con el capote lo bordó de salida, para después dibujar el natural, y rematar de estocada que le valió una oreja. Algo le ayudará a su apoderado Rafael Corbelle en su impenitente deambular por los despachos taurinos.
Igual pensará Ángel Guzmán con las dos orejas de su pupilo Joselillo, conseguidas a sangre y fuego. Pero mucho tendrá que seguir peleando el sempiterno apoderado para rentabilizar este triunfo fuera de los sanfermines, que lo ha sido a la entrega, al pundonor, y valor de este modesto torero que caló en el populacho. Pamplona es así y no hay que darle vueltas a las orejas concedidas. Que si son justas, o no lo son. Que si el toro fue manso de libro huyendo a toriles. Que si el ridículo presidente de sombrero de copa y aires de pompas fúnebres –el político de turno- se pasó o no se pasó. Pamplona es única y es una fiesta de ellos, donde los dolores son alegremente jaleados y Doña Dolores goza de bula, aquí también.
Para Iván Fandiño no hubo opción. Los su lote le dieron un buen dolor de cabeza y tomaría rápido el olivo camino de la farmacia de guardia.
Ahora habrá que tapar a Doña Dolores Aguirre para que siga colando ¡ay! sus dolores por sus plazas predilectas.
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