Por Dolores de Lara / FOTOGRAFÍAS:©Dolores de Lara
Con inusitada expectación se esperó la llegada a Madrid, desde la Ciudad Condal, de los a
ctuales Campeones del Mundo de Fútbol Andrés Iniesta y David Villa. Su destino: El Museo de Cera, donde su director, Gonzalo Presa, esperaba la presencia de ambos para presentarles a sus “hermanos” de cera.
El primero en hacerlo – ya que llegaron en vuelos distintos – fue el delantero más goleador de la selección española: “El Guaje”, o lo que es lo mismo, el asturiano David Villa, que tras ser invitado para que descubriera “la clonación en cera” de su persona, quedó gratamente impresionado por el gran parecido. Miraba y remiraba, no dando crédito al descubrir a su lado a su otro hermano gemelo.
Cuando las agujas del reloj se aproximaban a la hora del almuerzo, apareció uno de los considerados mejores jugadores del mundo, como así ha quedado demostrado. Nos estamos refiriendo al manchego Andrés Iniesta, hombre de pocas palabras pero acreedor de grandes virtudes.
Su sorpresa no fue menor que la de su compañero de equipo y selección. Andrés, cruzó los brazos imitando a su “otro yo”, y con voz tenue, tímidamente, se disculpo por el retraso en su comparecencia ante los numerosos medios desplazados, y dio las gracias, al igual que su amigo y compañero, por el buen trabajo realizado.
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