Por Vicente López Pérez/ Club Internacional de Prensa
Visitar los Yacimientos Arqueológicos de Atapuerca, significa asomarse a un mirador del tiempo y desde allí observar nuestro pasado más arcaico. Una mirada detenida, minuciosa y comentada por expertos investigadores, que desmenuzan con una increíble exactitud, los usos y costumbres de nuestros más ancestrales parientes, y las complejas técnicas de excavación y estudios que fueron utilizadas para conseguir los restos y llegar a esas conclusiones. Sin duda un apasionante viaje hacia las fuentes genealógicas de nuestro ADN, y a la evolución del Hombre tal como hoy día lo conocemos.
Atapuerca es un pintoresco y tranquilo pueblo del campo Burgalés, de unos 200 habitantes, y también al ser parte del Camino de Santiago, es visitado anualmente por miles de peregrinos.
Esta zona ha sido y es una ruta muy transitada por los humanos desde hace millones de años, por muy diversos motivos. Ubicada entre las aguas de los ríos Pico, Vena y Arlanzón, sus ricos campos y vegas siempre fueron buena fuente de abastecimiento y paso hacia otras zonas ya que los antiguos se movían fundamentalmente orillando los ríos. En ese contexto se eleva la Sierra de Atapuerca, que es un complejo Cárstico (disolución de roca caliza), y está formado por numerosas cuevas, que fueron habitadas por humanos desde gran parte del Pleistoceno. El ecosistema especial y único de la zona hizo el resto, permitiendo que en sus entrañas se mantuviese casi intacto su legado, conservando los restos de homínidos, humanos, flora y fauna de los distintos períodos, elementos imprescindibles para intentar comprender y recomponer el nebuloso puzzle de la evolución. Esta comarca fue declarada en el año 2000 Patrimonio de la Humanidad.
A finales del siglo XIX, la Compañía inglesa “The Sierra Company Ltd.” construyó un ferrocarril minero entre las localidades de Monterrubio de la Demanda y Villafría, con objeto de transportar el carbón hacía las zonas industriales del Norte de España. Sin saberse bien los motivos la empresa desvió el trazado y eligió un camino más complicado; por ello atravesaron la ladera Este de la Sierra, formando una gran Trinchera de 480 mts. de largo por unos 18 mts de altura. Esta obra dejó a la vista una gran parte de las cuevas, hoy parte fundamental de yacimiento, que no fue reconocido como tal hasta muy entrado el siglo XX., cabe apuntar que curiosamente nadie sabe bien porqué, pero el ferrocarril nunca pasó por allí y fue abandonado.
La Trinchera del Ferrocarril es una de las partes más privilegiadas del yacimiento, allí se encuentran La Sima del Elefante, Galería-Tres Simas, Covacha de los Zarpazos y Gran Dolina.
Otras partes colindantes del yacimiento son el Complejo Mayor-Cueva del Silo, que es donde se hallan El Portalón, Galería del Sílex y la Sima de los Huesos. En esta última en 1962 el grupo de espeleólogos Edelweis, descubre los primeros restos de homínidos y a partir de ahí cambia el destino del yacimiento que es reconocido internacionalmente como tal. Hoy día Atapuerca es el yacimiento más importante del mundo y casi el 83 % de todos los restos conseguidos en el planeta se han conseguido en el.
La Sima de los Huesos, tiene más de medio millón de años, allí se encuentra la mayor acumulación de fósiles humanos de la historia, de ahí salieron los cráneos de los entrañables “Agamenón” y “Miguelón”, dos ejemplares de Homo Heidelbergensis, que eran homínidos de bastante altura y gran fortaleza, medían entra 1,75 los hombres y 1,70 las mujeres.
La Sima del Elefante, se abrió hace 1 millón de años y se cerró hace aprox. 120.000 años, en este inmenso libro geológico se encontró la famosa mandíbula y varios dientes del Homo Antecessor, que con una cronología de 1,3 millones de años, es la mayor antigüedad registrada a un fósil humano en Europa, sin duda el primer europeo conocido.
La Ciudad de Burgos, que dista unos 15 km. del yacimiento, se ha transformado en la cabecera de todos los hallazgos de Atapuerca, y para ello se ha construido en pleno centro de la ciudad el Museo de la Evolución Humana (MEH), este modernísimo espacio también llamado La Caja de la Luz, fue diseñado por el Arquitecto Juan Navarro Baldeweg. Consta de cuatro plantas, donde uno es partícipe de los distintos períodos de la evolución, y puede observar con asombro y cierta ternura, desde la reproducción hiperrealista, realmente impresionante de diez homínidos, como Miguelón, Lucy ó Elvis llamado así por el gran tamaño de sus caderas, hasta penetrar y recorrer el interior de un inmenso Cerebro y sus infinitas conexiones. Sin duda el recorrido de las cuatro plantas del MEH, no dejarán impávido a ningún visitante. A ambos laterales del Museo, otros dos edificios de similar factura, dedicados a la investigación completan este parque Arqueo-Paleontológico sin duda número uno en el mundo. La edificación de todo este complejo, tiene un giro intencional de 0,5º aprox. que te proporcionan al salir al exterior una imborrable postal de la Catedral de Burgos, uno de los grandes legados del estilo gótico y sin duda otro de los tesoros locales, pero ese es otro tema.
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