martes, 4 de octubre de 2011

FERIA DE OTOÑO EN LAS VENTAS

©Dolores de Lara     ©Dolores de Lara

Fandiño y Mora: El Milagro     

Antonio D. Olano Por ANTONIO D. OLANO / Fotografías: ©DOLORES DE LARA

“Rosas de otoño”, tituló don Jacinto Benavente a una de sus mejores “altas comedias”, como se las denominaba entonces, en las que nuestro Premio Nobel de Literatura describía a la sociedad de entonces y de ahora mismo que, como ocurría y acaecerá siempre, gira y caminará siempre pendiente de que la realeza siga imitando al Arte del Teatro Universal, también debido al genio e ingenio del gran autor.

©Dolores de Lara  Victoria y Froilán junto a su madre, la Infanta Elena 

(Genio, sin que admitamos el beneficio de la duda, veraneaba y hoy ciudadano no del camposanto si no de la ciudad, en Galapagar. En donde nació y pació otro hombre que, mirusté, ocupa el primer puesto del escalafón taurino: José Tomás)

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José Tomás

Las rosas, importadas de los campos holandeses, no tienen olor ni cuando otoñece, que es el tiempo, aprovechando la mejor estación del año, cuando debieran demostrar su fragancia. Ornamentalmente, son exactas las rosas de papel que la anodinas dentro de sus tallos. Y uno, naturalmente, prefiere las hojas muertas, que vuelan con sus colores amarillentos, anémicos, en cuanto llega el otoño.

Definitivamente, prefiero la Naturaleza que, como sentenció Oscar Wilde, continúa imitando al Arte.

De los festejos isidriles ya se sabe: sota, caballo y rey. Decía Napoleón que “en las guerra siempre mueren los mismos”. Salvo excepciones siempre torean y, primavera tras primavera, triunfan los mismos.

Después siguen programándose toreros, de ninguna manera figuras consolidadas, las tarde de verano cuando el público apenas ocupa los tendidos y se acude a los festejos a “matar el tiempo”. Y a “descubrir” novilleros en sazón que “van a acabar con todos”- Luego resulta que casi todos no fulminan a los establecidos y, si acaso, terminan consigo mismos

De repente, en pleno estío y solamente delante de diez turistas nipones, surgen, los domingos o los jueves, los milagros. Y nacen los ya nacidos, talluditos y buenos toreros, como:, “Frascuelo·”, Ortega Cano, Paco Ojeda, Rafaelillo, “El Cid”, “El Fundi”. Y ojalá varios de ellos sean programados para la temporada próxima. Y, a la chita callando, sufriendo, se decantan en figuras  primeras en el escalafón del más complicado oficio en el que es necesario casar el arte con el valor, la muerte con el milagro. Son los toreros de las grandes sorpresas que ya se van apartando.

Ya están en la “isidrada” y avanti popolo de España, que en vuestras manos está el que triunfo.

En la mal llamada Feria de Otoño próximamente pasada, también surgieron los milagritos, con nombre y apellidos  en los Toros, como en los santorales cristianos, siempre esperamos los milagros. Pero, señores empresarios, es necesario acompañarlos con una ayudita.

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 Fandiño y Mora, los que tienen que mandar

Ya venían lanzados de la temporada habitual dos nombres importantísimos: David Mora, el de Borox, paisano de Domingo Ortega e Iván Fandiño nombre y apellido extravagante en una profesión en el que el vasco y el toledano pueden ser figuras de época. Figuras en una época de vacas flacas y toros descastados. Iván, no es Iván el Terrible, sino Iván el valeroso, no confundir valor con temeridad. Se apellida Fandiño, apellido de emigrantes gallegos que no se fueron a “hacer las américas” sino a pescar como marineros de las flotillas de pescadores de las que formaban parte.

Lunes, 1 de octubre del año de gracia de 2011. Fue la tarde en la que, como escribió acertadamente Jose Antonio del Moral, los dos torerazos superaron lo insuperable.

 ©Dolores de Lara  Va por ustedes

¿Por que no les proporcionaron “alcurrucenes” y toros de otros hierros que se reservan los privilegiados para si mismos?. Existe una espléndida película titulada “Las noches de Gaviria”. Y vimos unos espantosos toros, bien armados y malnacidos, los toros de Gavira. Menos mal que las circunstancias hicieron que uno de esos toros de horrible juego, se fuese al corral. Salió otro de los hermanos Lozano, noble pero blandengue. Todos permitían que los diestros se justificasen entrando a matar.

Pero no fue así. ¡Se jugaron la vida!. Fandiño y Mora, un David que vence a todos los fantoches llamados “Goliats”, expusieron, eso si, sus femorales ante toros que no merecieron ser lidiados. Pero fueron lidiados: ¡ Y como fueron lidiados!¡ Madre de Dios!

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Todo torero no es un artista y solamente los medrosos, que tratan de embaucar con trapazos, irónicas y no verónicas, se hacen llamar “toreros artistas”. El valor y el arte son gemelos univitelins. El toreo empieza por los cojones de quienes lo practican y se sublima cuando domina.  David Mora, huevos. Requiere huevos. Y con su esencia se destila el Arte. El aficionado fanático se deja deslumbrar por los monederos falsos, Y llegan a calificar de “toreros artistas” a los medrosos que debemos clasificar en el apartado de “toreros artistas. No hay torero válido si no tiene valor. “El Guerra” sentenció:”Los toreros de valor deben llevárselo todo. Y los artistas..para acompañar”. El respetable no tiene obligación de esperar a que lleguen las musas. Picasso dijo que la inspiración llega trabajando.

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David Mora                                                  Iván Fandiño

La magia del toreo llega toreando. Y pura y dura magia, valor probado y fantasía dibujada, nos ofrecieron la tarde de aquel otoño Ivan Fandiño y David Mora. No contaron con·desperdicios”. A Fandiño le llegó el innecesario premio de una oreja. A Mora le escamoteó la presidencia el premio que había merecido. Pero esa tarde  no les pertenecía la oreja, les pertenecía a los dos, el toro entero. 

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El alguacil entrega a Fandiño su bien merecida oreja

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Mora queda satisfecho aun sin la oreja acreditativa

©Dolores de Lara Tanto da, que presidiendo las corridas ya no hay tíos de una vez, con la casta, la afición y la sabiduría de Juan Lamarca. Los árbitros no podían equivocarse aunque los induzca a error un público pocas veces merecedor del calificativo de respetable.

En la corrida estelar -¡qué viene Castella!- los ganaderos se olvidaron de llevar toros. Ahora en que, felizmente, ya no compiten sino que se hermanan, toreros y futbolistas, digamos que al formidable “Barsa” de Guardiola  lo sacaron al terreno de juego para que repitiesen sus prodigios…Pero a los subalternos se les olvidó el balón. Nos hurtaron que la corrida de las estrellas fuese estelar. Quiero reseñar que Perera compartió la misma mala suerte que el francés Castella, pero destacó como él sabe hacerlo.

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      Castella                                                   Perera

Pero nos queda la esperanza de que el próximo San Isidro, además de las figuras consagradas -¿Volverán a dejarnos sin Enrique Ponce y sin José Tomás?-y no que nos traerán a los toreritos de pitiminí. Por supuesto  que programarán a Fandiño y a David Mora- Los aficionados los van a exigir. Y claro está, que deben programarlos.

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Dos “Ases” del toreo: Enrique Ponce y José Tomás,
un mano a mano que haría historia

Jacinto Benavente (archivo)Estoy seguro que los empresarios madrileños, con el nombre de Chopera, nobleza y tradición, obliguen y no permitan que su memoria veranee una vez más.

Vuelvo a intentar encontrar perfume en las rosas del toreo madrileño, del mes de otoño. Admirado don Jacinto: En este país es tan grande la crisis que los ya pasados gobernantes, se lo han llevado todo. ¡Hasta el olor y el color de las flores!

LOS PROTAGONISTAS DE LA FERIA DE OTOÑO

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EL CID SE OLVIDÓ DE SU TIZONA

“El Cid”. Ha sido uno de los más destacados protagonistas de esta mini feria. Inmediatamente debo reseñar que estropeo ese espejismo llamado triunfo, por desamor de una espada poco inspirada en los estoconazos de su tocayo Diaz de Vivar.

El Cid Campeador con su espada Tizona  ©Dolores de Lara

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