Que Mal Detalle Señor Empresario,
en Tan Maravillosa Oportunidad
de haber Tenido un Detalle de Grandeza.
Por: Juan Mariano Monasterios Bernal.
San Cristóbal 13 de enero de 2012-. Las letras del mal detalle, que marcaron el prólogo de la historia taurina de la temporada de la Feria internacional de San Sebastián 2012, desde la decisión tomada rotundamente sin afición alguna, por parte de la empresa taurina concesionaria, socavando los cimientos del arte en la ciudad de La Cordialidad, a mala hora llega la legalidad que arropa tan nefasta decisión, la que cobija la injusta prohibición, a que se realizara el festejo menor, que encerraría a Jesús Enrique Colombo con cuatro novillos. en una actuacion que pintaba de carácter épico, y es que en sus incipientes catorce años, denota una afición que le falta a montón a la empresa, y la ilusión de niño torero, en el precioso sueño que atesora en su noble corazón, manifestando a los cuatro vientos, que anhela ser alguien importante en el mundo del hermoso Toro de Lidia, letras muertas de fantasmal aparición, que rezan en el contrato de concesión, que cuando si son convenientes se resucitan, para ejecutarlas con rabia cabalmente, pero porque no se le dieron vida taurina, cuando se dejaron de dar las novilladas con caballos prometidas, en cada temporada taurina pasada y, a cambio en un dos por tres sin pasión taurina, se pagó la multa por no darlas, ¿dónde queda la seriedad, que reclama el Toro Bravo, que usted cría con dedicación?.
¿Donde acuna la verdadera afición de dicha empresa?, o priva la súplica a los honorables concejales, con razones sin afición e ilusión, sustentándose en la crisis nacional para no aumentar, el número de festejos mayores acordados en el contrato de concesión, es tan escasa la ilusión, como inexistente la afición para arrear el carro pesado de la organización, como suspiro fugaz, quedaron las promesas, al ganar la licitación taurina, y tenía que ser un niño torero, el que tenía que demostrar, cómo se ponen las castañas al fuego, sacrificio que le vale estar en la palestra taurina, saliendo por la Puerta Grande sin haber toreado tal festejo, prohibido por la legalidad de una concesión, respetado empresario ¿la tan mentada concesión también estipula su marcado desprecio? al torero nacional en su estrategia publicitaria, ignorándoles totalmente, sin nombrárseles en los majestuosos y hermosos carteles, con tal acción muestra todo su sentir hacia los toreros venezolanos, y gracias a Dios nos muestra su verdadera afición.
La maravillosa oportunidad, se esfuma como tabaco de placer, se le escurre entre los dedos, la savia del detalle de grandeza, momento de oro porque hay que reconocer, el esfuerzo al lograr confeccionar un abono con las grandes figuras del toreo, de España, Francia y Venezuela, haciendo soñar a los aficionados con el éxito del arte del toreo. Sus esperanzas aunadas a la irresistible emoción, ante el exquisito ingrediente de garantía de triunfo, al presentar a lo mejor de la dehesa del Toro de Lidia venezolano, en un mano a mano de corte genial de los toros molineros con los ramireños, novillada con caballos de primera categoría, y la belleza del arte del toreo a caballo, que se ejecutara por dos extraordinarios Caballeros Rejoneadores.
Falta de afición e ilusión para orquestar el detalle de grandeza, es que a caso el imberbe niño torero, Jesús Enrique Colombo podría socavar hasta el desastre taurino, la asistencia del público al excelente abono de la Feria Internacional de San Sebastián 2012, es que el haber permitido la realización del festejo, no brindaba la ocasión de promocionar la temporada taurina, la de haber participado con un protagonismo que de seguro le hubiera enaltecido como empresa, brindándole la oportunidad maravillosa de resarcir el capote, con hilos de oro, en puntadas de alta costura taurina, y de haber gozado del beneplácito de todos los amantes del arte del toreo.
De haber tenido un detalle de grandeza, en su escasa afición. Que pasa usted por la manga de su camisa, en la ilusión se extravía la oportunidad maravillosa, convirtiéndola en un Mal Detalle hacia El Toro Bravo, Señor Empresario.
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