La concesión de la plaza de Las Ventas
EL ENEMIGO ESTÁ DENTRO
Domingo Delgado de la Cámara
Cuando salió el Pliego de Condiciones para licitar por la Plaza de las Ventas, advertí que tenía dos fallos fundamentales: la supresión de festejos en el mes de Marzo, y no obligar a celebrar corridas de toros los domingos de verano. Haber eliminado el mes de Marzo del pliego es absurdo, teniendo en cuenta que en esas fechas todos tenemos ganas de toros. Pero peor es la práctica desaparición de las corridas de toros los domingos estivales. Esas corridas eran la única oportunidad que tenían muchos matadores jóvenes para confirmar la alternativa y darse a conocer. También servían para resucitar a toreros estimables que estaban en el pozo. Gracias a estas corridas todos los veranos resurgían dos o tres matadores. Sin ellas la renovación en el escalafón superior se ha vuelto poco menos que imposible...Y esto es gravísimo. Que luego nadie se queje de que los carteles de las ferias son siempre los mismos.
Como soy un ingenuo incorregible, pensé que estas deficiencias serían corregidas generosamente por la empresa arrendataria. La entrada en ella de nombres nuevos y con fama de audaces, me animaban a ser optimista. Además, el menor canon económico a pagar, hace que la empresa pueda jugar con unos márgenes mayores y pueda volcarse en la confección de una gran temporada. Mi gozo en un pozo. La oferta de temporada presentada por Taurodelta, es de una mezquindad lamentable. Ajustándose con racanería a los mínimos exigidos en el pliego, nos deja sin mes de Marzo y, una vez acabado San Isidro, las corridas de toros prácticamente desaparecen de la programación. Es decir, atracón indigerible en la isidrada y, después, pan y agua para el resto de la temporada.
Es evidente que Simón Casas pinta menos que la Tomasa en los títeres. Quien corta el bacalao es Choperita, hombre de nula afición, que solamente está en el negocio por razones de tipo hereditario y que es un empresario feriante. Jamás ha creído en las plazas de temporada. Nótese que estos señores están dando diez corridas de toros menos de las que daban los Lozano o el inolvidable Manolo Chopera, que consiguió hacer torear a las figuras en Madrid los domingos del mes de Julio. Este lujo hoy se antoja como un sueño imposible. Esas diez corridas de toros menos, son precisamente las del verano. Choperita tiene el dudoso honor de haber laminado la temporada madrileña, y ha podido hacerlo con total impunidad porque los políticos de la Comunidad se lo han consentido, y porque una prensa domesticada hasta lo ha justificado.
La oferta de Taurodelta es de una verborrea incontenible, pero tras tanta palabrería lo único que se esconde es el afán de ganar mucho dinero en las fechas rentables, e ir minando poco a poco los siete meses de temporada. Porque las novilladas están muy bien y son muy necesarias, pero junto a las corridas de toros y no como sustitutas baratas de los festejos mayores, mucho más costosos. Esta es la madre del cordero. En el fondo la promoción de los novilleros (muy necesaria, por otra parte) les trae al pairo. Lo que ocurre es que las novilladas son menos caras de organizar que las corridas y arrojan menos pérdidas, y eso es lo que les interesa. Esta es la razón última de los interminables meses de novilladas que nos esperan.
Lo de la “feria del arte y la cultura” es una cachondada que va a dar lugar a mucho pitorreo. Además de tacaños, cursis. Y ese mes de encastes minoritarios con tres novillos de aquí y otros tres de allá, en principio parece poco serio, como tampoco es seria la organización de una novillada concurso en lugar de una corrida. En cuanto a la presencia de novilleros punteros en Abril y de figuras fuera de feria, habrá que verlo. El papel lo aguanta todo, pero luego todos los toreros quieren ir directamente a San Isidro y no quieren ni oír hablar de Madrid el resto del año. En fin parole, parole... , que dicen los transalpinos.
Ya he advertido en muchas ocasiones lo nefasto que sería para la fiesta la desaparición de Madrid como plaza de temporada.No voy a insistir mas en ello. Mucho me temo, eso sí, que en el próximo pliego se dejarán ya de requilorios y la temporada quedará reducida a lo rentable, a San Isidro y alguna corrida extraordinaria, tal y como desean esos políticos ignorantes y avarientos; y esos empresarios taurinos miopes y cortoplacistas.
Conclusión: los antis no necesitan trabajar. Los políticos y los taurinos ya se encargan de la demolición de la fiesta desde dentro. Una vez más lo acabamos de comprobar. Disparad sobre nosotros, el enemigo está dentro, dijo un patriota en una célebre ocasión. Pues eso mismo digo yo.
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