Por Ignacio Ruiz Quintano
Abc
Hoy llega a mi barrio Lola Navarro, Lola, la nueva ama municipal de los pobres, con sede en Lista, bajo el rótulo gallardoní de “Área de Gobierno de Familia y Servicios Sociales”, pues, bien mirado, a ver quién no tiene un conocido en el gobierno, un pobre en la familia o una novia en el servicio social.
Conozco a Lola de los toros (mucho Cid y muchos victorinos juntos en Madrid, Sevilla y Bilbao) y sé que va a salir de ésta: ahí es nada, socorrer a los pobres de Madrid, que desde Velázquez son los pobres de España, y sin dinero.
Pero si Lola hizo el milagro de llevar a votar a Domingo, el Peret de la Peña Atlética de Legazpi, hará el de proveer al socorro del pobreterío madrileño y su coro de marineros muertos, pero en pie, que tienen boca de fraile, como dice Llamazares de Durán.
–Parecía aquello el cuadro de Murillo de “Santa Isabel de Hungría socorriendo a los pobres” –decía Pemán del besamanos de Evita en Buenos Aires.
Evita daba a sus pobres un aperitivo en la Secretaría del Trabajo y los enviaba a la Casa Rosada a que Perón les diera un café.
–Hacemos mucho eso, y así completamos casi un almuerzo.
“Casi un almuerzo” justicialista (aperitivo y un café) es la dieta que uno ve llevar ya a muchos conocidos que no hace tanto frotaban las visas en los más caros restaurantes de la capital como Bear Grylls sus pedernales en las más hostiles selvas de “Man vs. Wild”.
Lola no es ninguna descamisada, pero el justicialismo poético nos la trae a trabajar junto al parque de Evita en Madrid.
Fotografía La Loma / Del toro al Infinito
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