Por ANTONIO D. OLANO / Fotografías:©DOLORES de LARA y archivo
Montserrat Caballé celebró a primeros de 2012 los cincuenta años de su debut en el “Liceo” barcelonés. Un homenaje, uno de los múltiples homenajes que está recibiendo cada día.
Debuto con “Arabella”, una ópera de Straus. Fotografías de ese día acompañan documentos gráficos que ilustran su historia. Con este motivo se ha editado un tripe CD con grabaciones de sus alias preferidas y dadas a conocer durante toda una vida en la sede de la ópera española.
“NO ME FALTARON LOS COMPAÑEROS Y AMIGOS DE SIEMPRE”
La acompañaron en ese memorable día de sus “Bodas de Oro” figuras importantes. No solamente de su carrera sino de su vida: Carreras, Carlos Álvarez, Juan Pons. Tres generaciones tres figuras a las que se ha sumado Juan Diego que ya se proyecta como estrella mundial de la ópera.
Estuvieron presentes todos sus familiares y entre ellos una nieta a la que canta nanas.
La agenda de Montserrat Caballé para este año que hemos estrenado es completa. En junio la veremos en el Madrid Arena con un programa popular de Zarzuela que cantará en alternancia con su hija.
Hace unas semanas publiqué en el diario “La Gaceta” de Madrid y en su suplemento semanal una semblanza de una gran mujer, a la que he tenido el honor de tratar durante muchos años. Fue mi introductor al mundo de la diva, Jesús Mariñas, que la ha seguido por todo el mundo y es uno de sus mejores amigos.
Me permito reproducir la semblanza que apareció en “Panorama”, suplemento semanal, del diario editado por “intereconomía”, y dirigido magistralmente por un periodista de época: Carlos Dávila.
Tal vez para referirnos a determinados personajes siempre grandes en lo suyo y respetados a pesar de ellos mismos, debemos recurrir a la memoria. Para mi Montserrat Caballé, otra diva divina, viene a mi memoria, su marido, gran caballero ciertamente, el aragonés Bernabé Martí..Los conocí en el “Teatro Rosalía de Castro”, en el ensayo de una ópera. Los presentó el bajo Antonio Campó , después el padre de Marta Sánchez, ahijada de Afredo Kraus.Y quiero recordar que actuaba Joaquín Deus, también gallego, Albino Mallo, mi compadre de toda la vida, les mostró dos butacas del teatro.
Muchos años estuvieron unidas para dar acomodo a un Acalde coruñés de gran envergadura intelectual y física Manuel María Puga y Parga que, con el seudónimo de “Picadillo” firmó el libro más importante de la cocina gallega.
Montserrat, una mujer que año tras año crecía en nombradía y en kilos, se sentó en una de las butacas y doy fe de que no se quedó empotrada en ella, porque los asientos le causaron más de un contratiempo. Vervigracia el “Liceo” de Barcelona, generosa en el pesaje le reforzaron la poltrona en la que debía sentarse. Lo hizo y aún así, rodó por el suelo. El respetuoso público rompió en carcajadas, Monserrat amenazó con no pisar más en santa Santorum de la Opera catalana.
Más tarde, en otro templo operístico, la “Scala” de Milán interpretaba el papel de la infortunada “Tosca”. La protagonista debe arrojarse por una ventana trasera del castillo de Saint Angelo. Por si fallaban los brazos de los musculosos tramoyistas, se colocó una cama elástica, indicada para los artistas de circo. Cayó sobre ella la diva divina y subió, dejándose ver por los espectadores, hasta ocho veces. El respetable cedió paso a las risotadas. Otra vez, “No volveré a cantar en este lugar”, fue su airada ya segunda amenaza. Pero, como nunca digas nunca jamás, volvió a cantar en ambos coliseos.
No volví a verla hasta que me recibió en su casa barcelonesa. Vivía en un espléndido piso en la calle Infanta Carlota. Frente por frente, con vistas a los patios de la cárcel Modelo-.Centinelas y reclusas completaban el aguafuerte de Caminar en libertad condicionada.
-¿Es buena esa vecindad?- le pregunto.
- Creo que si. Pero me da pena. No es bueno que los seres humanos estén encerrados, entre muros y rejas, como las fieras de un zoo. Pero tampoco resultaría bueno soltar las fieras en la calle.. Buscarán víctimas en seres inocentes. Me dan pena esas criaturas encerradas.. No es que me considere buena. Solo procuro serlo…Es fácil ser bueno cuando se ha nacido bueno. Lo imposible es querer ser bueno si se ha nacido malo. Yo me considero buena. Tengo la obligación de serlo.
Después, vuelve a soltar una risotada. Montserrat, ríe con toda la caja de resonancias de su amplia anatomía. Lo suyo parece la sonora y hasta exagerada carcajada
- Usted no parece una diva. Más bien una ama de casa que ofrece te con pastas a los amigos..Parece encantada de haberse conocido. A mi me encanta tanto su sencillez que, de pronto, asusta con su histrionismo. Uno se da cuenta de que en pleno auge no se puede atisbar la crisis…
- ¿Dice crisis? Hace muchos años que se habla de ella, sobre todo refiriéndose al teatro. La Opera vive un auténtico auge. La Opera no es un lujo. Es un espectáculo como otro cualquiera. Cuando se levanta el telón de un musical, de una revista, vemos que se han gastado más que en el montaje de una Opera. El público acepta el pagar mucho dinero por una entrada al espectáculo de revista.de opereta, deportivo.. Y protestan por la carestía de la Opera-.La Opera de Viena tiene en nómina 620 empleados: técnicos, orquesta, coros, bailarines, personal de escenario. Maquilladores, peluqueros, sastres. La Opera solo puede mantenerse con grandes subvenciones. El “Liceo” vive de sus socios. “La Boheme” tiene limitadas el número de representaciones.. La Opera es un lujo, un prestigio para las ciudades en las que se representa..Atrae a los turistas, en Milán, en Viena, en Nueva York.
- Algunos la asocian a pieles, joyas, perfumes….Es como asistir a un baile en Capitanía..
- Si, a veces ocurre eso. La Opera, en cierto sentido, tiene mala prensa. Todos esos juicios son de gentes que nunca van a las representaciones de Ópera. Yo, desde niña, asistía a la Opera y en mi casa éramos muy pobres. Aguantaba largas colas ente las taquillas del “Liceo”. Vestías con mi modesto traje de colegiala, entre otras razones porque era lo único que podía ponerme. Lo que acepto es que hay muchos “snobs” que acuden para lucirse. Yo sigo acudiendo a las representaciones vestida con trajes de calle. No me gusta ponerme los de noche porque son, en ocasiones, con los que tengo que trabajar. La ética es necesaria a los ricos y a los pobres. Nunca se me ocurrió que debía odiar o ridiculizar a una persona porque tiene más dinero que yo.
(Montserrat se viste en pocas ocasiones de gala. A sus setenta y siete años de edad goza de una dudosa salud de hierro. Camina apoyada en un bastón y vuelve a los escenarios, ahora sin asumir personales de un repertorio, para ofrecer recitales. Es cuando desata su desatada magia y sigue deleitando al público.
Cuando escribo estas líneas, me comunica mi amigo y su fiel escudero Jesús Mariñas, el público la aclama y la dirección del Festival de Perelada la condecora. La Caballé es un lujo para los españoles .Un mascarón de proa único. No cree que suscite envidias sino entusiasmos: Me niego a aceptar que la envidia sea la enfermedad de los españoles. La envidia está repartida por el universo. Puede que en España tenga rincones. Pero pertenecemos a un país muy generoso. Lo hemos demostrado siempre”).
Los dos, en una comida que a ella le ofrece el Alcalde de Marbella, otro peso pesado, Jesús Gil, supitañamente brindamos por el “snobismo” sin el cual no hubiese evolucionado la Humanidad
“Veo al snobismo como positivo porque convencidos o solamente porque sigue una moda, defienden cosas positivas que con el tiempo se convertirán en importantes. Pertenecen a esas minorías de cuyos gustos puede salir lo verdaderamente importantes que empiezan gustando a las minorías. ¿Cuánto tardó Dalí en conseguir que su pintura fuese aceptada por la masa? Para alcanzar un nombre en España, hay que convencer a nuestros compatriotas a base de éxitos en el extranjero. Al comienzo de mi carrera nadie quería oírme cantar. No, no echo la culpa a nuestra idiosincrasia que nos hace creer que todo lo que viene de fuera es lo mejor. Como yo carecía de renombre, algunos me despreciaban, no querían oírme cantar.. Hasta que no conseguí éxito enorme en México y en Nueva York, no me consideraban buena. No empecé a tener fama hasta cumplir los cuarenta años.”
Montserrat cree, no ciegamente sino con los ojos bien abiertos y la luz del entendimiento bien encendida, en España:
“Yo creo en España. Creo en los españoles. En la dignidad de la raza española. Y estoy muy orgullosa de ser española. No quisiera tener otra nacionalidad. Ha llegado la hora de unir a unos con otros, no de las divisiones regionales ni falsamente ideológicas. Los individualismos no sirven para nada. Lo que cuenta es la colectividad. Ahora no se debe hablar de regiones, de reinos, de taifas, sino de la unidad de naciones que pretende la Comunidad Europea. Cualquier país aislado no es nada por si mismo. ¿Regionalismos y separatismos?.¡No!. Es distinto y lícito sentirse orgulloso de la región, de la ciudad en la que hemos nacido. No se puede pensar en desunir, sobre todo cuando nos enfrentamos a un caos. Hay que trabajar para la unidad de toda la “bola” No hay que pensar en el quiero ser sino en el voy a hacer. Yo pienso así y estoy en condiciones de ayudar a los demás cuando merece la pena”.
Izquierda, derecha, centro. Democracia: ¿Palabras, palabras, palabras?.
“Si de verdad unos y otros cumpliesen lo que prometen viviríamos en un planeta feliz. Pero esa felicidad, no se consigue porque hay muchos intereses creados. Y si no se consigue las metas señaladas por las diversas doctrinas políticas, vamos al caos. Tal vez esta crisis que sufrimos sea debida a que hemos avanzado en setenta años lo que la Humanidad no había logrado en cinco siglos. Desgraciadamente los valores humanos que se han perdido no volverán. Nos hemos engañado con tantos señuelos de cosas imprescindibles que nos es difícil salir del cepo. Ahora lo que hace falta es crear otros nuevos ciudadanos sanos que conozcan y resuelvan la problemática actual. Los nuevos valores humanos que son imprescindibles deben ponerse al día, y al ritmo y velocidad con que vivimos. De la misma manera debe ponerse un límite a las increíbles ganancias de unos pocos y a la extrema pobreza de millones de seres cuando se rebasan los límites por exceso de egoísmo estamos abocados a la catástrofe. Tampoco le tengo miedo. Si el cataclismo sirve para un mejoramiento de la vida, bienvenida sea. Urge los nuevos valores los que con su ejemplo hagan comprender a la gente el camino que debe seguir”.
Pasaron varias décadas desde que me reuní con la soprano y sus mentores para proponerles la grabación de varios discos. Entonces me descolocaron. Los grandes divos de la ópera solamente aspiran a que queden grabadas todas sus actuaciones. La Caballé y sus colaboradores se volcaban con los piratas. Ellos recorrían el mundo para realizar las grabaciones teóricamente prohibidas. La Caballé y sus gentes me explicaron que ya tenían reservado un palco del “Liceo” para que se colocasen con todos sus artefactos los piratas. Un hermano de Montserrat me confesó que las posibles ganancias de la discografía controlada, servían mas al artista que las copias legalizadas. Ciertamente, perdían las ganancias producidas por millares de discos puestos en el mercado legal. No obstante lo que los cantantes deseaban era tener grabaciones hechas en los teatros en los que actuaban. La explicación me pareció insólita y resulta ser que era cotidiana.
El productor discográfico que deseaba firmar algún contrato a Montserrat Caballé estaba tan desconcertado que cuando se dirigía a ella tratando de convencerla, la llamaba Monseñor, Manolo Munis, ese era su nombre, resultó ser un simpático encantador de serpientes que fue organizando ruidosas estafas en varios países europeos y americanos. Se servía de la firma discográfica, “Diresa” para conseguir que se desposeyese de sus bienes a los ingenuos inversores.
¡Que mañana la de aquel día!. Nos dio tiempo para casi todo. Incluso para un ataque histérico de la cantante. Una doncella le dijo que la llamaba el director del colegio en el que estudiaba su hijo, Montserrat acudió desolada y diciéndonos que seguramente el chiquillo había sufrido un accidente grave. Regresó a nuestro lado exultante comunicándonos que solamente le dijeron que el alumno obtuvo brillantes notas.
Todas nuestras conversaciones de aquellos días, los almuerzos y las cenas, resultaron divertidísimas. Cada uno hablaba anárquicamente de cuanto le venía en gana. En la ceremonia arrabaliana de la confusión se habló de lo humano y de lo divino. La muerte vino a nuestra memoria. Montserrat, de pronto, inicia uno de sus monólogos:
- Yo he conocido muy pocas personas a las que les guste morir. Los más conformistas toman ese trance con filosofía. Se da el caso de que personas enfermas de gravedad, nunca creen que la muerte las va a llamar. Esto de morirse debe ser una cosa tremenda, muy superior al dolor que les cause la enfermedad. La muerte es algo que me puede ocurrir en cualquier parte. Hay que estar preparado. Cuando uno se prepara no tiene miedo a que acontezca lo que otros temen. Estar preparado no significa que se acierte.. Yo me he preparado mucho para una representación de ópera, y, por desgracia después me ha salido mal. ¡A veces se muere mal!. Por eso, si me preguntan que como me gustaría morir, le respondería que con el dolor menor posible. Pero siempre soy consciente de que me moriré. Es necesario estar preparados para lo bueno y lo malo.
Se niega a admitir que haya ocupado un puesto privilegiado. Nos dice: “Yo he trabajado muy duro para ofrecer una buena posición a mis padres y también de poder educar bien a mis hijos y me siento feliz con Bernabé Martí, mi marido ha sabido incluso renunciar a su papel de primera figura de la opera para servirme a mí. Estoy orgullosa de mis dos hijos. Puede que durante algún tiempo mi presencia en la música llegase a ser imprescindible. Aunque en ninguna actividad de la vida nadie ha conseguido ser imprescindible.
Le respondo:
-Ahora me toca intervenir a mí, usted señora es imprescindible. Hasta ahora estaba usted en su perfecto derecho a la palabra. Ahora la tengo yo en mis manos la espada de matar, imagínese que está representando “Carmen”. Basta de actitudes humildes.
Gracias por ser como es y ha sido. Diva y señora.
Me responde:
-Los divos ya no son necesarios, ni imprescindibles…
¿Cómo prescindir de usted, señora, si es todo corazón como este humilde y Santo padrecito?
“ESTOY EN CONDICIONES DE AYUDAR A LOS DEMÁS Y QUIERO HACERLO”
¡DIOS LES BENDIGA!
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