D. Nuño, como siempre, sin parar de hablar. Parece un lorito parlanchín
Por Dolores de Lara / Reportaje gráfico: ©Dolores de Lara
Como siempre, nos comimos ese gran cocidito que El Molino de los Porches del Paseo de Rosales nos prepara para que entre en calor todo el cuerpo, y soltemos rayos y truenos por donde la espalda pierde su casto nombre.
Algunos contertulios, un poquito acalorados con el tema toril: “que si tú que si yo”, “que si yo que si tú”, casi convierten El Molino de los Porches en el tendido del “7” entre los escolapios y los caserines.
“Los toros últimamente aburren. ¡Qué pena!”, sentencia uno.
El otro: “Cómo dirás eso, siendo torero…”
Y tan solo por eso, se alborotó el toril.
Luego se oye otra voz diciendo: “Se comenta que a El Juli y a Perera no les veremos en Las Ventas porque piden cifras millonetis”.
En fin, en torno a la mesa, cada torito con su tema: que si Sevilla, que si Madrid, que si Bla, bla, bla…
El único que no perdió la sonrisa fue Nuño de la Rosa o, como dice nuestro querido e incisivo colaborador Antonio D. Olano: “don Nuño de la risa o de la sonrisa fácil”.
Nuño de la Rosa
Gabriel de la Casa José Escolar
Juan González Julián Álvaro Sebastián
Antonio López Ricardo Suárez
Manolo del Hoyo José Mª Suárez
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