jueves, 17 de mayo de 2012

JOSE TOMÁS, EL MESÍAS DE CATALUÑA, EN FIESTAS, FERIAS Y MERCADOS

 ©Dolores de Lara

LO INSÓLITO COTIDIANO

Por ANTONIO D. OLANO / Fotografías: ©DOLORES DE LARA 

Antonio D. Olano

España, sobre todo durante el estiaje cambia de piel. Su mapa se dibuja sobre la piel de toro, que era su imagen hasta que, para reforzarla, apareció el toro de Osborne que hoy ocupa un espacio dentro de la Bandera Nacional.

Tiempo de toros, de reapariciones, apariciones, desapariciones. Y anuncio de la vuelta a las catacumbas, como los antiguos cristianos. Torear en tiempos revueltos.

Una vez frustrado el proyecto salvador de Cataluña el Redentor Tomás, punto redondo, decidió tomarse medio año sabático.Y su apoderado, otro Salvador solo que Boix, anuncia que reaparecerá en Badajoz. Eso si, cuando las grandes ferias dejan pasos a los pueblerinos festejos y los matadores que rehuyeron las ferias grandes, se dispone a la gran heroicidad de lidiar bueyes en ferias, fiestas y mercados. La Alcaldesa de Madrid, buenos días sonrisa, trata de salvar por todos los medios a los bueyes de San Isidro.

Escribió el prestímano Ruiz Quintano que la diferencia entre un buey y un toro es que el toro puede ser buey y el buey no puede ser toro.

Redoble campanas porque José Tomás está dispuesto a jugársela en plaza de segunda, carreteras secundarias por las que se circula mejor que por las autopistas en las que está prohibido el exceso de velocidad.

Nadie ignora que el coletudo, ya por el hecho hacer el paseíllo, se la juega. Linares, Talavera, Manzanares, Colmenar Viejo, Pozoblanco, se llevaron a los más granees. Y no era plazas de primera. Todos sabemos que torero y toro pueden equivocarse. Y que es más normal que pueda sucumbir, en donde sea, un hombre vestido de luces que a una monja con los hábitos de su orden religiosa

Hace bien en alinearse con los cabreados “El Juli”. Que jamás se negó a torear en plazas grandes. Pero la suya es otra rebeldía aunque ambos sean hinchas del Atlético de Madrid.

Hace décadas dos “indignados” con las injusticias de los empresarios, nada menos que “El Cordobés” y Palomo Linares, plantaron cara y se fueron a torear a plazas de talanquera. Los Lozano, siempre lo Lozano grandes del toreo, coordinaron la revolución pendiente. Entonces les llamaron, como a una tienda de zapatos, “Los guerrilleros”. Eran tiempos en los que en vez de los empresarios mandaban las figuras del toreo.

Pero cosa bien distinta es que José Tomás comience a torear en ruedos de segunda, tercera y cuarta categoría. Las llenará, ya lo creo que las llenará pero, por ese camino, puede llegar a pintar menos que La Tomasa en los títeres. Y el de Galapagar nació con marchamo de figura del toreo. Pero cada uno es muy dueño de rasgar la púrpura y convertirla en andrajos.

Si continua por este camino que le han elegido, una tarde puede dirigirse a sus seguidores y preguntarles:

-¿He descendido bien?.

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