¿ES PECADO DECIR LO QUE SE PIENSA?
Por Ricardo Díaz-Manresa
17- mayo- 2012.-En mi artículo anterior sobre los dioses mediáticos o minidioses hablaba de tres casos que vampirizan cámaras, micros e incluso a los del papel tradicional, que se rinden a sus pies por una extraña magia de Dávila, Crivell y Moeckel, que salen continuamente.
Cumplir esos objetivos por parte de los tres puede tener una lectura positiva, pero alguien les puede decir –incluso yo- zapatero a tus zapatos o quien mucho abarca poco aprieta y también aplicar a alguno la ley de incompatibilidades.
Estar en todas partes implica hacer cosas que chirrian. Vivir es elegir y no se puede estar en el plato y en las tajadas. Esto lo escribí en el último párrafo del citado artículo pero los antigüos duendes de la imprenta, a los que se les achacaban tantas fechorías, habrán ampliado el negocio, supongo, a la técnica modernísima y se me tacharon estos conceptos e hicieron que no me diese cuenta de su falta porque estos tres mini-dioses tienen sus agujeros que hay que poner sobre la mesa y que yo reflejaba al fin.
La originalidad del artículo, si tenía alguna, era reflejar la sorpresa de tanta presencia exagerada de los tres en los medios; después, cada uno tendrá su opinión sobre estos personajes. Sé que en algunos círculos de Sevilla son criticadísimos. Como periodista, me limitaba a reflejar una realidad no habitual. Realidad y opinión.
Como la tendrán en este San Isidro sobre las cámaras y los micros que ahora se ven más que nunca o casi sólo ahora que es el Campeonato Mundial del Toreo pero como si en el del Fútbol (furbor para Villar, el siniestro) se jugaran sin Brasil, Argentina, Alemania, Inglaterra, Francia, España etc o éstos jugaran sólo un partido o dos porque les daba miedo actuar más porque la responsabilidad y la presión les agobiaban.
Hay muchas emisoras, muchas en O.M. y sobre todo en FM que hablan de toros. Las cuatro clásicas –RNE, COPE, SER y ONDA CERO- las conocemos pero en algunas hay novedades. RNE sigue su marcha, pero desde Adolfo Rodríguez, que lo hacía bien, la emisora pública no ha cuidado los toros ni en suficiente personal ni en programación. La segunda vuelta de Carabias fue agónica y torturante porque lo dejaron solo. De don Manuel Francisco qué vamos a hablar que alguien ignore. Es la monarquía inamovible. La COPE, líder en bandazos de toda índole, pasó de un Cáceres cuestionado a un clasiquísimo Rafael Cabrera. Ahora, tras un largo silencio, están por ahí en las técnicas modernas pero no en las columnas de la programación tradicional y será seguramente por una gran falta de cariño al tema, que sí tenía Cabrera Bonet.
La novedad nos la ha traído en los últimos tiempos ONDA CERO. Su Director General, buena persona, al que conozco y al que le estoy agradecido, sabe elegir muy bien para él y siempre está arriba, pero en los toros no da una. En su tiempo de Director de RNE rechazaba internamente a los responsables taurinos. Volvía la cara –terminó torista- cuando se los mencionaban pero los mantenía no sé por qué. Tengo mis teorías pero no las pruebas, respaldado por don Gallardo, no confundir con Gallardón, que estaba muy interesado en ir a los toros, naturalmente gratis. A su vez Carlos Herrera, que es listo, pero quizá menos de lo que se cree, ha hecho un tándem taurino con el ex-Cope que da mucho que hablar. Que le salga bien al catalán-andaluz-almeriense-sevillano, el de los leuros, el de la centolla de su comentarista (nunca entiendo lo que quiere decir) y otras lindezas dentro de un buen programa de radio, que escucho, pero con alguna grieta.
Hay una novedad, positiva G.a D., y está en Intereconomía. El exCope, que da muchos saltos de mata en mata y hay que reconocer que se mueve mucho y que no suelta los toros ni durmiendo, está ahora con Herrera, y la emisora tuvo el buen acierto –coherente por otra parte- de poner al crítico del periódico de la empresa, La Gaceta, conocido por todo el toreo : José Antonio del Moral, discutido, independiente, apasionado del espectáculo al que ha entregado su larga vida con una honradez admirable y continua. Todo su tiempo ha sido para el toreo. No conozco otro caso así : una afición y una dedicación tales que ni muchos toreros. Y una vida feliz porque ha hecho lo que le daba la gana que era lo que le gustaba. Su programa El Toro de Intereconomía, que se inició en Semana Santa se consolida ahora en San Isidro con seis programas extras, los martes de 14: 30 a 15:30, además del dominical habitual de 00:00 a 01:00 (cuando se acaba el domingo y empieza el lunes). Horarios de madrugada de todas las emisoras comerciales que nunca he entendido al margen del negocio porque Clarín, el más antigüo y el más oído durante muchísimos años tenía una hora fantástica : las 22:00 (sin publicidad, claro, que es la que manda en las otras).
Del Moral, que tiene la buena costumbre de decir lo que piensa, sin acertar siempre como es lógico, como nos pasa a todos, ha elegido una buena fórmula y una tertulia compuesta por veteranos, que saben mucho, que están de vuelta, que no tienen más objetivo que el toreo continúe y que por tanto es bueno oírles. Además son divertidos o contundentes o sugerentes, con lo cual no aburren a nadie. Son Agustín Marañón, José Miguel Ibernia y Domingo Delgado de la Cámara, tertulianos, y Javier Sedano, presentador. Yo les acompaño para aprender porque aquí hay una libertad difícil de encontrar en otra parte y se pueden escuchar cosas difíciles de oir en otros medios.
La tele de San Isidro se limita, salvo rara noticia puntual, al Canal del de siempre, que televisa todas las corridas y que hace un buen servicio para los que no pueden ir a la plaza. Buena imagen y mal sonido (malo por lo que a veces se oye, no por la calidad). No le tose nadie al emperador. No está Emilio Muñoz y para variar ha fichado para la temporada a José Antonio Campuzano, apoderado ejerciente, a Finito de Córdoba y esporádicamente a Padilla (los dos últimos en activo…) y sigue Manolo Caballero, co-empresario de Albacete. Vaya ensalada…
Así varía más porque los rota cada dos o tres días. Caballero, ahora más comedido, no hace tanto de mozo de espadas, que es lo que parece muchas veces, y sigue muy orejero. Campuzano es un optimista, un “sensacioná” optimista para el que la vida es de color de rosa. Finito habla tan bajo que parece confesarse con el jefe, al que imagino en esos momentos vestido con cleriman.
Cada uno hace lo que le dejan. Mi opinión es la reflejada en mi artículo “Del ruedo al micrófono” y sigo sin estar de acuerdo con esta situación. Queda la libertad de quitar el sonido de esta cuadrilla de toreros y sustituirlo por el de ambiente (que ya se puede).
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