Por Ignacio Rubio
El Cid realizó una gran faena ayer en Illescas, realizó una faena de portento de dominio y técnica, inédito con el capote y gustándose al natural, consiguió los máximos trofeos de su segundo.
Illescas (Toledo), sábado 1 de septiembre de 2012. Más de media plaza. Toros de José Luis Marca, el quinto premiado con la vuelta al ruedo, flojos y descastados.
Juan José Padilla, oreja y silencio.
El Cid, ovación y dos orejas y rabo.
Cristian Escribano, ovación y tras aviso y oreja.
Cuando nadie presagiaba nada bueno en una tarde preciosa, casi a plaza llena, salió un toro melocotón de feas hechuras y de cornamenta sospechosa, manso de libro de salida dejando a El Cid inédito con el capote. Menos mal que en su primero toreó primorosamente a la verónica y un quite antológico, es difícil buscar adjetivos a la semana que lleva el torero de Salteras, triunfo a triunfo y gustándose. Su faena un portento de dominio y técnica. Su comienzo por naturales de trazo largo y templado, El Cid optó por cambiar de mano y ralizar tres series parsimoniosas y lentas con los de pecho atracándose de pitón a rabo y hasta la hombrera. Se escuchaba el murmullo en las repletas gradas del coqueto coso toledano, acaso veían indulto, no señores el toro no merecía tal perdón y El Cid así lo entendió. Vuelta a la zurda y serie tras serie puso la plaza de acuerdo. Faroles, molinetes y todo un compendio de tauromaquia, ahora sí se escuchaban los gritos de indulto y Manuel recetó una estocada entera y caída y los pañuelos en masa concedieron los máximos trofeos con justicia. El Cid cojeaba de una tarascada en la rodilla y tras pasear el rabo, pasó a la enfermería, diagnosticando traumatismo en la rodilla derecha con pequeño hematoma, que precisa tratamiento con antiinflamatorios y sujección.
Padilla pasó muy de puntillas con dos descastados y flojos enemigos. Banderilleó con soltura a su primero y se inhibió en el cuarto, dos faenas de aliño y sin profundidad alguna dejaron el balance de oreja cariñosa en su primero y silenciado en el cuarto. Se le ve cansado al “Ciclón de Jerez”.
Cristian Escribano estaba en su feudo y las ganas de agradar las derrocho a capachos. Muy bien a la verónica en su primero, ganando terreno y llevándolo muy toreado a los medios, su faena de más a menos con mucha exposición. Cuando tenía ganado de sobra el premio no encontró la forma de liquidar a su enemigo. Fue ovacionado y avisado. En el que cerraba plaza, descastado y flojo, el de Esquivias le arrancó una oreja a base de exposición y en ciertos lances se jugó el físico. Ánimo y a seguir luchando, torero.
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