Por Ana López
En pleno centro de Madrid, Callao acoge en la Gran Vía un cine reconvertido a teatro, con sabor a historia.
En él y desde hace tan sólo una semana, Pedro Ruiz ha reaparecido para quizás ya, no volver a irse de nuestro panorama. En su despliegue, el show muestra una coordinación de audiovisuales acompasando al talento en escena al más puro estilo de Pedro, donde a ninguno de esos pocos bajo la crítica social -convertidos ahora en muchos- les queda puesta la cabeza.
Todo ello, bajo el prisma del sentido del humor, tenga gracia la realidad o no. El dice así practicar un deporte de riesgo. Y debe serlo. Se agradece por supuesto. Las voces en la calle no tienen escenario para hablar. Así que desde el Papa, la Monarquía, partidos políticos y hasta la utilización de los medios de comunicación pasan por el banquillo de su voz. ¿Algún valiente más? La gente ríe, aplaude espontáneamente y se va con la sensación de que no va en dirección contraria a la que nos presentan como normal.
Ya era hora. Menos mal.
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