Por Fortunato González Cruz
Fotografía:©Dolores de Lara
Por la calle real
Yo tengo derecho a tener un Presidente, que es Jefe del Estado, Jefe del Gobierno, Comandante en Jefe del Ejército, jerarca de la Administración Pública y en este caso caudillo único. Tengo derecho a saber quien toma las decisiones propias de semejante Leviatán, dueño de vidas y haciendas.
Tengo derecho a saber el nombre y apellido de los médicos que lo tratan, de sus nacionalidades, de sus estudios, de sus competencias. Tengo derecho a saber si mi Presidente está en buenas o en malas manos. Tengo derecho a conocer el diagnóstico de la enfermedad que lo aqueja por boca del médico jefe del equipo que lo cuida, de saber que tiene, donde lo tiene, que órganos o facultades le afecta. Tengo derecho a saber el pronóstico de su enfermedad. Tengo derecho a saber porqué han sido necesarias cuatro operaciones, según dicen, y de que han servido, porqué han tenido que repetirlas. Tengo derecho a conocer su semblante, porqué no hay un testimonio clínico de su estado de salud. Y también tengo derecho a saber el monto de la factura, porque seguramente la pagamos todos los venezolanos.
Tengo derecho a saber porqué van los jefes de Estado a Cuba y salen con generalidades: ¡Que si los dejaron ver al paciente! ¡Que si no lo dejaron entrar a la habitación! El Ministro de Comunicaciones también se refiere a generalidades y nunca hace alusión a una certificación médica, a la opinión de los genios que dicen lo atiende, seres anónimos cuyas identidades se nos oculta.
Tengo derecho a saber quién, cómo, cuando y donde se están tomando las decisiones de Estado y de Gobierno. Quién forjó la firma al Presidente en el Decreto de Jaua, quién forjó ese documento público y cómo es que aparece firmado en Caracas cuando dicen que el Presidente está en Cuba. Tengo derecho a saber porqué los decretos siguen firmándose en Caracas si es público y comunicacional que está en Cuba. ¿Se reúne el Consejo de Ministros? ¿Dónde? ¿Quién lo preside?
¿Con qué facultades? Porque la Sala Constitucional sentenció, poniendo su afirmación como verdad incuestionable, que el Presidente está en pleno ejercicio de sus funciones. ¡En que quedamos?
Quiero saber quién se hará responsable de los muertos de Uribana y de los cientos de muertos por estas calles de Dios, y de los efectos buenos o malos de las medidas que toman los ministros sin consultar al Presidente.
¡Yo demando públicamente un amparo constitucional del derecho a la información! ¡Demando el derecho a tener un Presidente en ejercicio de sus funciones! ¡Yo demando un responsable de la conducción del Estado y del Gobierno! ¡Demando transparencia! ¡Tengo derechos!
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