En su despedida, Benedicto XVI,
abre sus brazos, como si fueran las alas de una paloma mensajera
Por ©Dolores de Lara
Aunque con algunos minutos de retraso sobre el horario previsto, las 5 de la tarde, el Papa abandona el Palacio Apostólico, su morada diaria durante estos ocho años que ha durado su mandato.
A su salida y durante el trayecto que ha realizado en automóvil en compañía del cardenal Tarcisio Bertone para dirigirse al helipuerto de El Vaticano, muchos feligreses se han situado a ambos lados de la carretera para despedirle y darle las gracias como puede verse en muchas de las pancartas que pendían de las manos de todos sus seguidores. Al mismo tiempo, se escuchaba ese alegre y triste tañido de las campanas de Roma, que lloraban y reían aun mismo tiempo.
Su destino último al que llegará en helicóptero, es la residencia de verano de Castel Gandolfo, donde residirá hasta que finalice la reestructuración del monasterio del Vaticano, su hogar definitivo. Este es un monasterio de monjas de clausura llamado “Mater Ecclesiae”, situado dentro de los jardines del Vaticano, rodeado de limoneros, donde las monjas que acompañarán al Papa para el resto de sus días, son cultivadoras de frutas y verduras ecológicas entre otros muchos oficios…
COMENTARIO:
Quisiera decir, que al escuchar la noticia de la renuncia de El Papa, mis oídos no podían dar crédito a lo que estaban escuchando, más bien parecía una inocentada fuera de fecha y sobre todo de muy mal gusto. Pero, cual fue mi asombro, era cierto, El Papa Benedicto XVI nos dejaba en vida.
PREGUNTO: ¿ Tanto daño te hemos hecho para llegar a este extremismo que no has tenido la fuerza suficiente para resistir hasta el fin de tus días en tu silla Papal?
¿Porque tanta prisa?
¿O es que hay fuerzas mayores más que tu propia fuerza, que son las que dictan tu aligerada marcha?
No hay comentarios :
Publicar un comentario