Comentario y Fotografías: Dolores de Lara
La tradición dice: “Domingo de ‘Ramos’ el que no estrena, no tiene manos”. Y Madrid que no podía ser menos, estrena su primera corrida de toros de la presente temporada.
Con una climatología inestable: tarde fresquita, lluvia fina y abundante y fuerte viento, se ha estrenado la Monumental de Las Ventas, que a las órdenes del primer presidente, en esta ocasión, Manuel Muñoz, se ha realizado el primer paseíllo taurino.
La terna estuvo compuesta por el riojano Diego Urdiales,
el salmantino Eduardo Gallo
y el sevillano Antonio Nazaré.
Toros de la ganadería de Torrestrella (1º, 2º, 3º y 5º)
y Torrealta (4º y 6º).
Por J. CAMPOS
El primer toro de la tarde, un jabonero, de nombre “Veranito” ha levantado astillas al embestir el burladero. Diego Urdiales se encaminó con paso decidido a intentar realizar una buena faena, pero pronto las esperanzas se disiparon a las primeras de cambio, se vio que el toro no andaba bien por ninguno de los dos pitones y a la vez perdía fuerza. El riojano estuvo valiente, pero nada pudo hacer. Tres pinchazos, descabello y Silencio.
El segundo de la tarde, un toro colorao, bragao y meano, de bonita estampa y alegre galopar, de nombre “Deslucido”, Eduardo Gallo lo recibe por verónicas, brazos rectos y con seguridad, rematando por chicuelinas. Al quite, Nazaré le da unos pases por gaoneras, bien. 
El Gallo, después de haber brindado el toro a sus padres nos invita con una buena tanda de pases con la derecha, extendiendo los brazos sin dejar que el toro alcance la muleta, para rematar con pases de pecho. Por la izquierda, le cuesta más al animal, que se va viniendo abajo; sin embargo, el salmantino aguantando al toro en una de las embestidas al intentar un pase de pecho, pierde la muleta con violencia; momento que Eduardo, demostrando mucha valentía y oficio, aprovecha para ponerse de rodillas delante del toro, desafiándole, se coloca a escasos centímetros de su cornamenta. Pinchazo y estocada con algo de resistencia que el matador para mejorar la penetración del acero quiso atornillar, recibiendo al cambio un pitonazo que le atraviesa la chaquetilla. Ha tenido suerte, la que le faltó con la espada para conseguir una merecida oreja. Aplausos y saludos desde el tercio.
A Antonio Nazaré le corresponde el tercero, un chorreao colorao de nombre “Lirio”, con 534kg., y con peso similar al de sus hermanos. El morlaco, en algún momento, da la sensación de querer saltar. La lluvia fina y abundante, acompañada por un desagradable viento hace acto de presencia. Antonio Nazaré ejecuta unas buenas tandas de naturales. Remata con pases de pecho muy vistosos y bien acompasados. Torea con gusto. La suerte suprema la culmina con una estocada entera, hasta la bola, bien colocada y de efecto letal. El animal aguanta lo indecible, signo de bravura, al final se rinde y cae. Afloran los pocos pañuelos, ya, que minutos antes son muchos los aficionados que habían abandonado la plaza por culpa de la lluvia. Nazaré, saluda desde el tercio, pero ante la insistencia del respetable da la vuelta al ruedo.
El cuarto toro de la tarde, primero de la ganadería de Torrealta, salió disparado de toriles como una bala y con la fuerza de un ciclón fue derecho a embestir al caballo contrario, que derribó con violencia hacia las tablas.
Del resto de la corrida poco que contar, las inclemencias van a más y la tarde cada vez va a menos.
LA TARDE NO AYUDÓ
TODO EN ORDEN. NADA FALTÓ. SOLO SOBRÓ LA LLUVIA
FLASHES
Juan Lamarca, acompañado del Dr. Casal, presidente nacional del Círculo Bienvenida en Venezuela y su esposa
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