Informa: Vicente Martí Asensio
Es una ya vieja tradición en nuestra Peña (fundada en 1979) brindar este tipo de homenajes a personalidades relacionadas con el mundo del toreo, al menos una vez por temporada. Han recibido nuestro homenaje en el pasado figuras como Andrés Vázquez, Robleño, Segio Marín, Sergio del Valle, Daniel Rueda, Alberto Aguilar... toreros de nuestro entorno geográfico, por lo general.
Pero con el fin de entrar en las motivaciones de esta línea de acción, hemos de decir que, siendo nuestro principal objeto social el mantenimiento, conservación, promoción y estudio del Arte Flamenco, en todas sus formas, al ahondar en su conocimiento nos resulta obvio que ambos universos, el del Flamenco y el de la Tauromaquia, hunden la raíz de sos orígenes esenciales en lo más profundo y sustancial de la cultura ibérica, en la sensibilidad única y exclusiva, por otro lado, de los ancestros de nuestro pueblo. Ambas expresiones son, antropológicamente, manifestaciones de una misma alma; casi idénticas sensibilidades que, aún aplicadas a diferentes objetos, conforman una única manera de ser y de entender la vida. El cante y el toreo son, en casi todo, metáforas el uno del otro y en ambas direcciones.
En este caso, el homenaje a A. Enrique Martí no viene sino a redundar en estos criterios expuestos y compartidos por él plenamente. Enrique, amigo de nuestra Peña y asistente esporádico a nuestras Noches Flamencas de los sábados, desde hace años, ha "militado" en el mundo del toro desde muy diversos "empleos"; él fue maletilla de capea, novillero, espectador abonado, es tertuliano, taurófilo erudito, conferenciante, apoderado, empresario ocasional... en fin, conocedor de ese mundo por dentro y, por ende, conocedor de la idiosincrasia de nuestra cultura y defensor a ultranza de sus esencias.
Hoy, cuando tan en peligro de extinción se encuentran estos valores, su pureza, víctimas de la modernidad esnob y de la imparable globalidad, él y nosotros coincidimos absolutamente, hombro con hombro, en esta filosofía de defensa de lo nuestro para que, aún sobre esa descomunal corriente incontenible, queden a flote en sus cofres, como tesoros que son, aquellos de lo valores y formas éticas y estéticas de nuestras raíces que jamás deben desaparecer. Estas son las razones de nuestros homenajes taurinos y flamencos; y de éste en concreto.
Así, durante toda la velada, los distintos aficionados acompañados por la magistral guitarra de Roberto Hernández, fueron desgranando sus cantes, dedicados por entero al homenajeado. Tras el descanso se le hizo entrega del colgante-insignia de plata de la Peña Flamenca "La Fragua", en cuyo acto le fue leído el escrito-testimonio de nuestro Libro de Homenajes, en parecidos términos a los aquí expuestos, y a cuya conclusión Enrique nos dirigió amablemente unas breves palabras de agradecimiento y aquiescencia.
En la compañía de unos pocos familiares y un montón de buenos amigos, la noche salió redonda... a hombros...por la Puerta Grande".
No hay comentarios :
Publicar un comentario