José Luis Cantos Torres
Que doblen las campanas en la tierra, que ya se fue Pepe Luis, ángel del toreo y musa de los ruedos. Qué tristeza y que dolor, que amargura y que pasión, deja el vacio de un artista irrepetible. La genialidad de sus vuelos, cautivaron retinas con siluetas épicas, dejando impresa su huella en lo más hondo del subconsciente humano.
Manolete en la gloria, ya podrá gozar de la compañía del torero al que más estimó, ahora juntos podrán rememorar, todo aquello que el destino aciago de un día agosteño, les arrebató al despuntar la mañana. Que sentimiento más grande es, la admiración, ¿verdad?. Es una capacidad que engrandece a las personas, por saber reconocer en los demás, la magnitud de sus logros. Cuantas charlas inacabadas, dejó el alba del 29 de agosto de 1947.
Que doblen campanas en la tierra, que ya se fue Pepe Luis.
Aquí, en lo terrenal, sólo nos queda que derramar lágrimas de admiración, por la pérdida de una paleta que coloreó la tauromaquia, con el trazo de los pinceles más finos, dejando para el recuerdo una imaginaria cúpula solemne y pomposa, hecha con el gusto del arte al fresco más selecto.
Que doblen campanas en la tierra, que ya se fue Pepe Luis.
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