Última corrida de la Feria de la Madeleine de Mont de Marsan
Por Juan Lamarca
21/07/2013.- Ya había triunfado Rafael Rubio “Rafaelillo” con su primero de Escolar, de nombre "Cantarero", y despachado con maestría a su bronco y calamochero segundo, "Dinámico", cuando salió al ruedo en quinto lugar y cerrando el lote de Rafaelillo la alimaña de "Cocinero", un toro de sobrado trapío y sobrada arboladura pidiendo credenciales a sus lidiadores, demostrando picadores y subalternos la hombría y vergüenza torera ante las aviesas intenciones del pupilo de ese gran ganadero que dignifica y enriquece la tauromaquia con el nombre de José Escolar Gil.
No se arredró Rafaelillo por la preocupante condición de un morlaco como "Cocinero", ni mucho menos. Por el contrario adquirió mayor compromiso al brindar la muerte de ese toro a otro maestro de la talla de José Pedro Prados Fundi, recientemente retirado, y al que invitó a pisar de nuevo la arena donde a renglón seguido Rafael Rubio se jugó la vida con la gallardía del hombre dotado de valor, conocimiento y poder para dominar los arreones y tarascadas del asaltillado "Cocinero" que exigirían al espada demostrar su categoría de MATADOR DE TOROS en el increíble arte de torear. Y todo ello. ante el que se erigió como un ejemplo a seguir, Fundi, en ese camino tan arriesgado como poco reconocido por las corrientes antitaurinas del propio mundo del toro, que tratan de ningunear la verdad del toreo eterno por el simulacro que supone la corrida con un bovino que hace como que embiste ante un hombre que hace como que torea.
Contento se iría el maestro de Fuenlabrada por su brindis y el triunfo, aunque sin orejas por causa de un pinchazo previo a una buena estocada del murciano Rafaelillo. Sin embargo el respetuoso y comedido público francés le entregó el premio de dar una clamorosa vuelta al ruedo.
Enhorabuena a dos toreros: Rafaelillo y Fundi
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