Si Antonio D. Olano hubiera vivido, seguro que volvería a recordar estas cortitas palabras que hoy vuelvo a plasmar yo en ausencia de él convertidas en poema. Dolores de Lara
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Por Antonio D. Olano
A las siete de la mañana
el padre de Yiyo,
mi amigo Cubero, padre,
me despertó:
“Antonio, que hoy toreamos en Colmenar”.
Sustituía a Curro Romero.
Esa misma tarde,
presenciamos el fin, de quien ya era el número uno
apenas comenzada su andadura.
El cielo, no quiso esperar.
Antonio D. Olano
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