Ambiente de feria-ferión, en cantidad, calidad, triunfos y decepciones. Más de 4.000 abonados dentro de una política de precios y bonificaciones de gran atractivo y escrute durante todo un año de trabajo.
Pedro Javier Cáceres / deltoroalinfinito
La Feria de Albacete, tras solo un año, se consolida como un "San Isidro" en versión síntesis.
Se habla de la feria madrileña parangonándola con los mundiales de fútbol. En ese dialecto de símiles podríamos decir de la feria de Albacete que son el Mundialito de Clubs o la Copa Confederaciones.
Y sus empresarios se proyectan como tales en su versión más larga: "los Manolo's y los Lozano's"; ¡aviso a navegantes!. A esos que surcan casi en exclusiva las procelosas aguas -favorables- de los pliegos de condiciones ("a la carta") de las más cotizadas plazas por su máxima categoría y meta de tantas ambiciones. Yo aviso, y el que avisa....
Ellos son los que han transformado el barbecho en que quedaba la plaza albaceteña tras la feria 2011 a -sin apenas tiempo para sembrar- recoger cosechas que, por encima de mayor o menor suerte en cuanto a éxito artístico, asienten de forma sólida la base de futuro.
La feria TOTAL. Completa y equilibrada.
Caben los "de casa"... que torean fuera; no mucho pero algo, en plazas significativas del circuito y que pasen el corte de, al menos, un 5. Para ello el pliego de condiciones estipula que cualquier torero anunciado deberá llegar con ¿4? -creo son 4- corridas en su haber de temporada. La cláusula, ciertamente, es "feucha" pero tremendamente eficaz para combatir la demagogia del localismo que ampara el taurinismo lugareño y detesta el pagano, autóctono, igualmente, que quiere pagar por ver lo mejor sin DNI identitario.
Se da sitio a triunfadores de Madrid, Sevilla etc. que son marginados por el "sota, caballo, rey" en la mayoría de ciclos del llamado circuito.
Por supuesto se anuncian los nominados emergentes. Con momento dulce y haciendo gran campaña.
Hay hueco para los populares del toreo espectáculo. Un guiño al "torismo" y a sus especialistas.
Y las figuras. Tres, doblando: Juli, Perera, Castella. Todas menos Manzanares, no por falta de voluntad de la empresa sino por el deseo de cambiar de corrida a última hora sin ser posible.
Carteles con argumentos (leyenda o pie de página) todos tienen un porqué. Estratégicamente combinados, dosificando los grandes acontecimientos acoplados a la coyuntura del día: fin de semana, fecha de transición, apertura y colofón.
Toda la plana mayor del rejoneo con Hermoso, Ventura, Andy y Galán.
Cuidando la cantera; no 1 sino 2 novilladas con lo más prometedor del escalafón y una sin caballos, nocturna, para ir conociendo a los "becarios", preferentemente locales.
Pero sobre todo y ante todo: el TORO.
Un amplio abanico de encastes y un escaparate de lo mejor de cada "casa" con mimo especial a los ganaderos de la tierra: Samuel, Daniel Ruiz y Daniel Martínez (Las Ramblas) más la novillada de Pedrés.
El toro: por fuera, muy serio; y por dentro, más serio todavía.
El TORO de Albacete imponiendo la ley de la Fiesta. Dándole marchamo de autenticidad a todo lo que ocurre y por lo tanto haciendo una criba importante ante tanto desmadre septembrino inflado de orejas, rabos, indultos y demás parafernalia.
Lo que ocurre, y ha ocurrido en Albacete, pone en valor lo que otros devalúan. Nadie duda de la utilidad del indulto del toro de Daniel Ruiz porque lo que ocurre en Albacete es fiable; cuestión de confianza de la que gozan muy pocas plazas.
UNA CRIBA de la que han salido triunfadores Perera, tremendo, y El Juli, incontestable de todo. Paren de contar. El resto sobre la base de la honestidad, la honradez, la disposición, la entrega, la capacidad, la solvencia o el sentido del espectáculo, según cada cual ha servido para cortar oreja de ITV y salvar los muebles: Castella, Padilla, Fandi, Pinar, Sergio Serrano, Hermoso de Mendoza etc.
Han pasado con difícil billete de vuelta, Aguilar, Adame, Castaño.
La ley del TORO tiene sus servidumbres por no ser oro todo lo que reluce. La exigencia de la bravura, la raza y la casta trae consigo, lo mismo que la rotundidad en los triunfos, el escaso bagaje de éxito y brillantez del espectáculo cuando la dificultad del toro no se encuentra con la réplica oportuna de los toreros.
Posiblemente las dos últimas corridas, la de Alucurrucén y la de Victoriano del Río, no hayan sido las mejores de la camada pero hubo en cada tarde tres y tres ejemplares, o más, con teclas que tocar y no ofrecer dudas de disposición y recursos como ocurrió con Ferrera, Fandiño, Morante y Talavante que enfadaron mucho al personal, de gran rigor, pero en la misma medida de generosidad para lo bien hecho, y ofrece una imagen distorsionada, por ser lo último, de una gran feria de TOROS:
3 de Puerto de San Lorenzo (6º de vuelta al ruedo), 4 de Daniel Ruiz de 4 (indulto incluido), 5 de Jandilla, 2 de Samuel, la más baja de casta y viabilidad de triunfo, y una novillada imponente de todo -un punto exagerada para 3 chavales muy nuevos, dura prueba que superaron- del maestro Pedrés. Como otro éxito constituyó la nocturna sin picadores de Alcurrucén.
Ambiente de feria-ferión, en cantidad, calidad, triunfos y decepciones. Más de 4.000 abonados dentro de una política de precios y bonificaciones de gran atractivo y escrute durante todo un año de trabajo.
Todo ello produce una ocupación media, novilladas incluidas, del 85% -o más-.
No hay milagros, es gestión, cariño, responsabilidad y profesionalidad de un amplio equipo en el que cada uno tiene muy delimitada su función bajo el lema de Los Mosqueteros : "Todos para uno, uno para todos"... y todos para el "cliente" con el sello de autenticidad de EL TORO.
Además: proximidad, cercanía "servicio de atención a dicho cliente" 365 días, 24 H.
Albacete; un San Isidro compactado. Los toros con denominación de origen ALBACETE, made in "Los Lozano & Los Manolos", tanto monta, monta tanto.
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