Por Paco Aguado / Fotografías:©Dolores de Lara
Las Ventas, Madrid, 17 may (EFE).- El diestro madrileño José Ignacio Uceda Leal cortó la única oreja concedida en la corrida de hoy de la feria de San Isidro, que premió una faena en la que dejó destellos de su calidad y de un hondo clasicismo.
FICHA DEL FESTEJO: Seis toros de Fuente Ymbro, que sustituían a los anunciados y rechazados de José Luis Pereda. Corrida muy armada y desigual de volúmenes, y de juego en general complicado por su engañosa movilidad, ya que casi todos llegaron al último tercio rajados, sin entrega y a la defensiva.
Uceda Leal: estocada(oreja); estocada desprendida y dos descabellos (silencio).
Curro Díaz: estocada (silencio); metisaca en los bajos y estocada desprendida perpendicular (silencio).
Matías Tejela: estocada contraria atravesada y tres descabellos (ovación tras aviso); pinchazo hondo y tres descabellos (silencio).
Entre las cuadrillas, saludaron en banderillas José Manuel Montoliú, Jesús Romero y Ángel Otero.
La plaza se cubrió en las dos terceras partes de su aforo, en el decimonoveno festejo de la feria de San Isidro.
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CLASICISMO MADRILEÑO
Ante una corrida de engañoso comportamiento, porque la mayoría de los toros se movieron mucho pero siempre defendiéndose sin verdadera entrega y al límite de la raza, brilló el hondo clasicismo de Uceda Leal, un torero de Madrid que evocó con su toreo el concepto añejo de otros grandes diestros de la capital que dejaron su huella en este mismo ruedo.
Con elegancia siempre y con esa sencilla pero valiosa calidad del toreo que no necesita de más envoltorios, Uceda Leal le cuajó al primer toro de la tarde varias series de muletazos con ambas manos de mucho sabor.
Le faltó al ejemplar de Fuente Ymbro, aunque menos que al resto de su hermanos, emplearse de verdad tras las telas y rebosar sus embestidas más allá de la figura de Uceda, que, pese a todo, se asentó con una firmeza muy natural y le trató siempre con suavidad.
Y, aunque el toro amagó con rajarse mediado el trasteo, no cambió nunca Uceda Leal ni de actitud ni de filosofía para lograr nuevas series de pases con idéntico clasicismo, que también remató con unos hondísimos pases de pecho, barriendo con la muleta todo el lomo del toro, de pitón a rabo.
La única mácula de la faena del madrileño fue su falta de medida, pues, tal vez para asegurarse el trofeo, la alargó más de lo recomendable. Pero el leve descenso de nivel del trasteo tuvo remedio con una gran estocada que acabó por poner en manos del torero del barrio de Usera esa única oreja de la tarde.
En un aire similar se mostró Matías Tejela, el otro madrileño del cartel, que redondeó tres excelentes tandas con la derecha al hondo tercer toro.
Aunque éste también cabeceó constantemente y tendió a pararse, Tejela le dejó aire y espacio por delante y le movió también con mucha sutileza de muñecas.
Fue así como consiguió alargar su medido juego y sus arrancadas, hasta sacarle una última tanda de mucho relajo y de redondeado trazo. Pero, al revés que Uceda, el diestro de Alcalá de Henares no logró matarlo con contundencia.
El resto de la corrida apenas tuvo momentos brillantes, pues ni Uceda ni Tejela pudieron consegurilos ante un quinto rajado desde banderillas y que pegó constantes tornillazos y un sexto, el más terciado del encierro, que se desfondó a las primeras de cambio.
Por su parte, Curro Díaz se alargó en dos empeños deslucidos, con un lote áspero e incómodo, que apenas ofreció opciones y del que sólo obtuvo enganchones a las telas y medias arrancadas. Lo mejor en el balance del linarense fue el estoconazo con que se quitó de enmedio al segundo de la tarde.
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