Por: Rafael Dupouy Gómez
“Dedicado a mi amigo don Andrés Amorós Guardiola, catedrático, escritor, investigador y gran admirador de la figura de Ignacio Sánchez Mejías”.
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El maestro Ignacio Sánchez Mejías en 1922. (Archivo: Hnos. Dupouy Gómez).
Con motivo de cumplirse este año 2014, el 95° Aniversario de su alternativa y el 80° Aniversario de su trágico fallecimiento, escribo estas líneas para honrar su memoria y recordar a un torero de leyenda.
Ignacio Sánchez Mejías, nació en Sevilla, el 6 de junio de 1891. Era hijo del Dr. José Sánchez Martínez, un acreditado médico sevillano y doña María de la Salud Mejías y Díaz. Debutó como banderillero en México en 1910, toreando a las órdenes del torero cordobés Antonio Giráldez “Jaqueta”. Después, estuvo con el mexicano Vicente Segura, con quien terminó la temporada. Posteriormente, fue banderillero del torero cordobés Fermín Muñoz “Corchaíto”, regresando a España en el año 1912. Actuó como subalterno de los diestros Rafael González “Machaquito”, Cástor J. Ibarra “Cocherito de Bilbao”, Rafael Gómez Ortega “El Gallo”, Juan Belmonte, y José Gómez Ortega “Joselito”.
El célebre crítico taurino don José de la Loma “Don Modesto” del diario “El Liberal”, después de ver la participación del banderillero Ignacio Sánchez Mejías, el 7 de julio de 1912, en corrida celebrada en Vista Alegre, expresó: “Vi también y me sorprendió agradablemente un formidable banderillero, Sánchez Mejías, hermano de un notable médico de Sevilla, y no me sorprendió que clavara un par magnífico, porque de eso se han visto varias veces aún en los banderilleros medianos, sino su estilo, su facilidad, su frescura, su desahogo, para llegar a la cara y meter los brazos. O mucho me equivoco o en este muchacho hay un torero grande que no tardará en salir. Tomen nota los aficionados que es muy posible, antes de mucho, haya yo de recordarles este presentimiento mío”. Esa tarde torearon los diestros “Corchaíto” y “Ostioncito” lidiando reses de Salas. Lamentablemente, “Don Modesto” falleció en 1916 y no pudo ratificar, posteriormente, la grandeza que había pronosticado sobre Sánchez Mejías como matador de toros, desde que lo impresionó en 1912.
El domingo 4 de agosto de 1912, el matador de toros Fermín Muñoz “Corchaíto” tuvo un gran triunfo en Lisboa (Portugal) lidiando reses de Braganza y las informaciones de prensa elogiaron la labor de Ignacio Sánchez Mejías como subalterno, señalando: “Fue muy aplaudido con el capote (cosa muy rara en Portugal), ovacionado largamente al hacer dos oportunos quites a “Corchaíto” y también celebradísimo su trabajo con los rehiletes”.
Sánchez Mejías como sobresaliente en Venezuela
El domingo 2 de marzo de 1913, en el Circo Metropolitano de Caracas, se presentaron los diestros Fermín Muñoz “Corchaíto” y el venezolano Vicente Mendoza “El Niño”, alternando en un mano a mano con un lleno impresionante. Asistió el General en Jefe Juan Vicente Gómez, Presidente de la República de Venezuela, acompañado de sus hijos. El sobresaliente de espada, en esa corrida, fue el novillero Ignacio Sánchez Mejías, lidiando reses de Santaella. “Corchaíto” fue muy aplaudido en sus toros. El 9 de marzo de 1913 fue presentado el mismo cartel con ganado de González Gorrondona. El 16 de marzo de 1913, reapareció “Corchaíto” junto a Manuel González “Rerre” ante toros de Gorrín. El último astado fue cedido al sobresaliente Ignacio Sánchez Mejías que toreó, banderilleó y mató bien, siendo aplaudido.
El 2 de marzo de 1913, en el Circo Metropolitano de Caracas, Venezuela, se presentó como sobresaliente Ignacio Sánchez Mejías. En la foto aparecen de izquierda a derecha: El joven novillero Ignacio Sánchez Mejías, Fermín Muñoz “Corchaíto” y el diestro venezolano Vicente Mendoza “El Niño”. Foto Luis F. Toro. (Archivo: Hnos. Dupouy Gómez).
Conformó con Manuel Saco “Cantimplas”, Enrique Belenguer “Blanquet” y Emilio Moreno “Morenito de Valencia”, un grupo de subalternos de primer orden. El 7 de septiembre de 1913 debutó como novillero en Madrid junto a los diestros Matías Lara “Larita” y Luis Suárez “Magritas”, estando bien. Luego, toreó ese año tres novilladas en Barcelona y una en Córdoba, en la que cortó una oreja a un novillo de Miura. El 21 de junio de 1914, debutó como novillero en la Maestranza de Sevilla, toreando un mano a mano con “Alcalareño” (Padre) y lidiando reses de Carvajal. Sánchez Mejías salió herido esa tarde, al matar su primer novillo, siendo su bautismo de sangre. El 27 de septiembre de 1915, se casó en Sevilla con Dolores Gómez Ortega, hermana de “Los Gallos”, a quien llamaban, cariñosamente “Lola”. El 19 de septiembre de 1918, cortó como novillero una oreja en la Real Maestranza de Caballería de Sevilla, toreando un mano a mano con el diestro asturiano Bernardo Casielles, lidiando toros de Salas.
El 16 de marzo de 1919, ante un lleno impresionante, tomó la alternativa en la Plaza Monumental de Barcelona (España), de manos de su cuñado “Joselito” y en presencia de Juan Belmonte como testigo de la ceremonia. Los toros pertenecieron a la ganadería de don Esteban Hernández. Sánchez Mejías recibió al toro de su alternativa, de nombre “Buñolero”, lanceándolo de rodillas y ejecutó unas buenas verónicas, siendo ovacionado. En el tercio de banderillas se lució, escuchando música. El público asistente aplaudió el emotivo momento de la ceremonia de su alternativa. Sánchez Mejías toreó por naturales, pases ayudados y tres pases de pecho muy ceñidos. Mató de estocada entera y la presidencia le otorgó una oreja. “Joselito” cortó una oreja al tercer toro de la tarde. Belmonte y Sánchez Mejías en sus últimos toros, escucharon palmas. Sánchez Mejías, fue sacado triunfalmente a hombros de la plaza por una multitud de personas.
Su heroicidad y gallardía como torero se evidenció ese año en las plazas de toros de Córdoba y Almendralejo, donde herido en la pierna y en el brazo, continuó la lidia hasta dar muerte a sus enemigos. Como matador de toros, debutó en Sevilla en la Plaza Monumental, el 19 de abril de 1919, alternando con “Joselito” y “Varelito”. Al día siguiente, toreó un mano a mano, en la misma plaza, con su cuñado “Joselito”, que cortó tres orejas esa tarde. Toreó ese año en esa plaza seis corridas en el mes de abril, todas con “Joselito” y alternó con Manuel Varé “Varelito”, José Flores “Camará”, Manolo Belmonte, Diego Mazquiarán “Fortuna” y Juan Belmonte.
El 21 de septiembre de 1919, Sánchez Mejías consiguió un triunfo memorable en Valladolid, alternando con Pacomio Peribañez, que se despedía de los ruedos, “Varelito” y Félix Merino, toreando reses del duque de Tovar. Ese año, Sánchez Mejías le brindó un toro al célebre matador Rafael Guerra “Guerrita” y al concluir la gran faena, “Guerrita” expresó sobre la faena de Sánchez Mejías: “No recuerdo haber visto un toro mejor toreado, mejor banderilleado, ni mejor muerto”. El 26 de octubre de 1919, en Murcia, estuvo muy valiente después de recibir una cornada al hacer un quite. Salió, nuevamente, al ruedo cortándole la oreja y el rabo a su segundo toro. Alternó con Rafael Gómez “El Gallo” y Manuel Jiménez “Chicuelo”, ante reses de Villalón. Fue despedido con una fuerte ovación. El 4 de abril de 1920, en la Real Maestranza de Caballería de Sevilla, Sánchez Mejías se presentó con “Joselito”, Juan Belmonte y Manuel Jiménez “Chicuelo”. Se lidiaron ocho toros de Nandín y resultó el triunfador de la tarde, cortando una oreja.
Confirmó su alternativa en Madrid, el 5 de abril de 1920, en la Corrida de Beneficencia, compartiendo cartel con “Joselito”, Juan Belmonte y Manuel Varé “Varelito”. El toro de su confirmación se llamó “Presumido” de la ganadería de Martínez. Luego de recibir los trastos de manos de “Joselito”, Sánchez Mejías realizó una faena muy torera llena de gran emoción, siendo premiado con una vuelta al ruedo.
El 16 de mayo de 1920, en Talavera de la Reina (Toledo), Ignacio Sánchez Mejías, actuó en un mano a mano con su cuñado “Joselito” la trágica tarde en que el toro “Bailaor”, de la viuda de Ortega, le quitó la vida. Actuó como sobresaliente Miguel Cuchet, quien, posteriormente, se convertiría en un gran rejoneador. A Sánchez Mejías le tocó darle muerte al toro “Bailaor”. Lidió, brevemente, el sexto y último toro de la corrida sin saber la gravedad de “Joselito” y al llegar a la enfermería de la plaza, viendo el cadáver de su cuñado se descompuso y estuvo desconsolado al igual que su cuadrilla, expresando toda la noche: ¡Qué fatalidad, qué fatalidad!
“Farnesio”, el picador del malogrado “Joselito”, procedió a cortarle la coleta al difunto torero y se la entregó a su cuñado Sánchez Mejías, quien teniéndola en sus manos, la besó; luego, al salir de la enfermería se la dio a Rafael Gómez “El Gallo”. La cabeza del toro “Bailaor” la mandó a disecar Sánchez Mejías. Su famosa fotografía llorando frente al cadáver de “Joselito” fue publicada en muchos medios impresos. La noticia de la muerte de “Joselito” fue una consternación mundial, especialmente, para los aficionados taurinos. Unos meses después, Sánchez Mejías visitó en Madrid al notable escultor don Mariano Benlliure para encargarle la magnífica obra escultórica que se encuentra en su panteón del Cementerio de San Fernando en Sevilla.
El 7 de julio de 1920, en Pamplona (España), Sánchez Mejías obtuvo un gran triunfo al cortar tres orejas y dos rabos, saliendo a hombros de la plaza. Actuó esa tarde con Rafael Gómez “El Gallo” y Manuel Varé “Varelito” quien debutó en esa plaza y cortó dos orejas y rabo a su segundo enemigo. Los toros pertenecieron a la ganadería de Santa Coloma. Ese año en Bilbao resultó herido por un toro, demostrando su gran valor y pundonor continuando su faena y dándole muerte a su enemigo.
El 11 de julio de 1920, Sánchez Mejías se presentó en solitario en la plaza de toros Monumental de Barcelona (España), ante un lleno impresionante y donde obtuvo un gran triunfo. Fue muy aplaudido toda la tarde y al quinto toro le cortó las dos orejas y el rabo, siendo sacado a hombros de la plaza, por las calles de Barcelona hasta el hotel Oriente. La policía tuvo que intervenir a sablazos en Las Ramblas ante la desbordada multitud, dejando como saldo una persona herida. Los toros fueron de la viuda de Soler. Actuó como sobresaliente “Almanseño”. En 1920 toreó 90 tardes, liderando el escalafón de matadores de toros; debido a algunos percances no pasó del centenar de corridas, ratificando su cartel de primera figura del toreo.
En la temporada mexicana de 1920-1921, toreó diez corridas en la Plaza de Toros de “El Toreo” en México, D.F. El 12 de diciembre de 1920 debutó en ese coso como matador de toros, ya que anteriormente se había presentado como banderillero. Se lidiaron seis toros de Piedras Negras y toreó un mano a mano con Domingo González Mateos “Dominguín”. Fue una tarde triunfal para él, a pesar de no cortar orejas. Estuvo muy valiente con sus pares de banderillas por los adentros y durante su faena con la muleta. Fue muy ovacionado y lo sacaron a hombros hasta el hotel donde se hospedaba, donde tuvo que salir al balcón a saludar a la multitud que lo acompañaba.
El 26 de diciembre de 1920, en la Plaza de Toros de El Toreo (México, D.F.), se lidiaron seis toros de la ganadería de San Diego de los Padres, para el diestro azteca Juan Silveti e Ignacio Sánchez Mejías en un mano a mano. Sánchez Mejías consiguió un importante triunfo, cortando a su primer toro de nombre “Caparrota” y a su segundo enemigo, de nombre “Boticario”, las dos orejas y el rabo.
En México, Ignacio Sánchez Mejías rivalizó muchas tardes con Rodolfo Gaona, llamado “El Joselito Mexicano”. El 2 de enero de 1921, en la Plaza de Toros de El Toreo (México, D.F.), se lidiaron tres toros de Atenco y tres de San Diego de los Padres para el mexicano Rodolfo Gaona e Ignacio Sánchez Mejías. El ídolo mexicano Gaona, cortó las dos orejas y el rabo a su tercer toro, realizando una gran faena que culminó con una gran estocada, matando al toro sin puntilla. Sánchez Mejías, al cuarto toro de la tarde, de nombre “Media Luna”, también le hizo una gran faena y le otorgaron las dos orejas y el rabo. Como dato curioso, el tercio de banderillas compartido por los diestros fue tan fenomenal, que el público asistente obligó a que ambos dieran una vuelta al ruedo al finalizarlo.
El 15 de septiembre de 1921, en la primera corrida de la feria de Zamora (España), Ignacio Sánchez Mejías logró un triunfo memorable, al cortarle a sus dos toros, las dos orejas y el rabo, saliendo a hombros de la plaza. Los toros pertenecieron a la ganadería de Villar. Alternó esa tarde con Juan Belmonte y Manuel Granero. El 25 de septiembre de 1921, en Barcelona (España), recibió una aparatosa cogida. Durante la feria de Valencia de 1922, un toro lo cogió por el vientre pero Sánchez Mejías, sin mirarse, se incorporó en un gesto de valor, colocándole otro par de banderillas en el mismo sitio donde había recibido el percance. Ese mismo año, decidió retirarse de los ruedos. Viajó a América en 1923 y obtuvo grandes triunfos en la plaza de toros de Acho, en Lima (Perú).
El debut de Sánchez Mejías como matador de toros en Venezuela
Durante su visita a Venezuela, Ignacio Sánchez Mejías fue invitado a una gala en su honor realizada en el Teatro Olimpia de Caracas, el 4 de abril de 1923. Las obras presentadas fueron “El Chico de las Peñuelas”, sainete en dos actos donde subió, el mismo matador, a escena y la otra obra fue la zarzuela “El Cabo Primero”. Se preparó en el teatro un palco bellamente adornado para la asistencia del famoso diestro. Mientras duró su estadía, el célebre torero sevillano conoció al gran pintor venezolano Tito Salas entablando una buena amistad.
En Venezuela toreó dos corridas; debutó en el Nuevo Circo de Caracas, el 8 de abril de 1923, alternando con Luis Guzmán “Zapaterito”, repitiendo el 15 de abril de 1923 con el mismo “Zapaterito”. En ambas corridas demostró sus ganas de agradar al público, lamentablemente, la escasa fuerza y mansedumbre de los toros, no le permitieron lucirse ante la afición venezolana que tanto deseaba verle. Se le reconoció su arte y sus portentosos pares de banderillas. Sánchez Mejías durante su visita a Venezuela fue entrevistado. En esa ocasión, expresó su opinión sobre los fenómenos “Joselito” y Juan Belmonte, señalando: “José fue un torero de maravilla, un torero perfecto, enorme. Belmonte fue un caso fenomenal que está por sobre toda comparación. A éste no hay que citarle al hablar de toreros, está por sobre el toreo mismo”.
La crónica taurina publicada en el periódico “El Nuevo Diario”, el 9 de abril de 1923, señaló sobre el debut de Ignacio Sánchez Mejías en Venezuela, lo siguiente: “Al llegar a la plaza, tenemos el concepto de que Sánchez Mejías es un excelente torero. Los razonamientos anteriormente expuestos cimientan en nosotros dicho concepto. Al salir de la plaza, tenemos la firme convicción de que Sánchez Mejías es un gran torero. Tal convicción la justifican tres verónicas, dos muletazos y cinco pares de banderillas. ¿Pocos elementos para opinar? ¡Quizá! En materia de crítica taurina, el toro debe ser el primer elemento de observación para el crítico. Cuando a ciertos toros se le hacen ciertas cosas, no hay que esperar más para juzgar. Con los toros de ayer, otro torero que no hubiera sido Sánchez Mejías, hablo de los toreros que yo he visto, habría fracasado. Y él triunfó en toda la línea. De lo dicho se deduce que ayer Sánchez Mejías demostró una voluntad de agradar muy digna de serle agradecida, ya que tal voluntad brilla casi siempre por su ausencia en la mayor parte de los toreros que nos visitan.
Una de las tres verónicas de marras, fue la que Sánchez Mejías propinó al toro que abrió plaza y que tocó en suerte a “Zapaterito”. Las otras dos se las propinó a su segundo enemigo plenas de suavidad de temple pasando el toro muy cerca de los alamares del torero. A este mismo toro logró, en el tercio de sol, ligarle dos pases de pecho enormes. ¡Y las banderillas! ¿Pero es que se pueden clavar así las banderillas? Pegado a las tablas, a dos metros de los pitones sin salida posible. Se arranca el torero, el toro busca el bulto. ¿Cómo saldrá el torero? No lo sabemos. Pero sale limpiamente. En el morrillo del morlaco, las banderillas juntas y enhiestas justifican la ovación frenética. Y así tres veces, por el mismo lado, con una seguridad perfecta casi estamos por decir matemática. Y aquel par al último toro de poder a poder. Sánchez Mejías, triunfó definitivamente entre nosotros. Otros detalles de su labor de ayer con el estoque, sin ser ni mucho menos que estilista, es habilidoso y certero. Los pases que dio en el estribo, aún exponiendo en ellos cuanto expuso, no tuvieron el debido lucimiento, gracias a la mansedumbre inconmensurable de los toros”.
Debut de Ignacio Sánchez Mejías en el Nuevo Circo de Caracas, Venezuela. 8 de abril de 1923.(Archivo Hnos. Dupouy Gómez)
Reapareció en España, el 29 de junio de 1924 en Alicante. Ese mismo año, en la feria de Valencia (España), logró un gran triunfo, demostrando su valor al poner un par de banderillas cerrado en tablas. Destacaron siete naturales de excelente factura durante su faena de muleta. Conquistó, posteriormente, importantes triunfos en Zaragoza, Barcelona y Jaén, entre otros. El 12 de octubre de 1924, en la Maestranza de Sevilla, Sánchez Mejías cortó una oreja en una corrida concurso de ganaderías. Actuaron el rejoneador don Antonio Cañero, “Chicuelo” que cortó dos orejas y Antonio Posada. En 1925 toreó 61 corridas, siendo principal figura del toreo. El 10 de julio de 1926, en Pamplona (España), Sánchez Mejías cortó dos orejas ante toros del Conde de la Corte. Alternaron esa tarde Juan Belmonte, que cortó una oreja a su segundo toro y “Zurito” que cortó una oreja y salió a hombros. El 15 de agosto de 1926, en la Real Maestranza de Caballería de Sevilla, toreó junto a Rafael Gómez “El Gallo” y Juan Belmonte, la última actuación del célebre subalterno “Blanquet”, quien moriría de un infarto, horas más tarde, en la estación del tren de Sevilla.
Ignacio Sánchez Mejías, fue un hombre inteligente que se rodeó de toda la intelectualidad de la llamada Generación del 27 en España. Escribió obras de teatro. El año 1928 estrenó en Madrid su drama “Sinrazón” con un gran éxito y su comedia “Zayas” en Santander (España), que trataba sobre el ambiente andaluz y taurino siendo su protagonista el gran actor don Fernando Díaz de Mendoza de grata recordación en Caracas ya que él en compañía de su esposa, la famosísima actriz doña María Guerrero, visitaron Venezuela en varias ocasiones durante sus giras americanas.
Reapareció en Cádiz, el 15 de julio de 1934, contratado por el viejo Dominguín, lidiando reses de Domecq, que dieron buen juego. Ese día, Ignacio Sánchez Mejías, realizó dos grandes faenas a sus toros, cortándole las dos orejas y el rabo a cada uno. Cayetano Ordóñez “Niño de la Palma” no tuvo el éxito esperado y Pepe Gallardo, le cortó las orejas y el rabo a su primer ejemplar, derrochando valentía. Su segundo toro, se lo brindó al primer espada Ignacio Sánchez Mejías, pero la suerte no le acompañó.
El 22 de julio de 1934, en San Sebastián (España), se celebró la corrida de la Prensa, lidiando reses de Concha y Sierra; al quinto de la tarde, Sánchez Mejías le cortó las dos orejas, el rabo y una pata. Alternó junto a Rafael Gómez “El Gallo” y Domingo Ortega.
El 5 de agosto de 1934, en Santander (España), Sánchez Mejías obtuvo un clamoroso triunfo lidiando toros de Coquilla a los que les cortó cuatro orejas y dos rabos. Actuaron esa tarde los diestros Victoriano de la Serna y Félix Colomo.
Ignacio Sánchez Mejías, ante el cadáver de su cuñado “Joselito” en 1920. Foto Campúa. El diestro durante una de sus actuaciones en 1934. (Archivo: Hnos. Dupouy Gómez).
La cogida y la muerte: “A las cinco de la tarde”
Su última corrida fue el sábado 11 de agosto de 1934 en Manzanares (Ciudad Real). Sánchez Mejías fue el sustituto de Domingo Ortega quien había tenido un accidente de tránsito. Se lidiaron reses de la ganadería de Ayala. También actuaron esa trágica tarde, el rejoneador portugués Simao Da Veiga, “Armillita” y Alfredo Corrochano. Iniciando su faena de muleta, al segundo muletazo, el toro “Granadino”, negro bragado, marcado con el N° 16 de Ayala, le prendió por la ingle sentado en el estribo, infiriéndole la mortal cornada en el muslo derecho. Se le taponó la herida en la enfermería de la plaza y se trasladó de urgencia a Madrid para brindarle mejores cuidados, siendo acompañado por su cuadrilla y sus amigos el “Papa Negro” y Pepe Bienvenida.
Arribó al sanatorio a las 5:30 a.m. del día domingo, con una fiebre muy alta. Se hizo necesaria por su estado de debilidad una transfusión de sangre que gentilmente ofreció Pepe Bienvenida. La transfusión mejoró por algunos momentos al diestro herido, pero al poco tiempo volvió a mostrar signos de decaimiento y debilidad. Se trasladaron desde Sevilla, su esposa Dolores, su hija María Teresa y su hermano Aurelio Sánchez Mejías y lo pudieron ver en su habitación. Luego, fueron hospedados en la casa de la familia Bienvenida.
La mañana siguiente, se despidieron de Sánchez Mejías su esposa y su hija dándole un beso. El famoso matador de toros, falleció a causa de una gangrena gaseosa en Madrid, el lunes 13 de agosto de 1934, a las 9:45 a.m., en el sanatorio quirúrgico de los doctores hermanos Crespo, en la calle de Goya. Muchos diestros visitaron el sanatorio: “Chicuelo”, “El Estudiante”, Pepe Gallardo, Victoriano de la Serna, “Gitanillo de Triana” y Manolo Bienvenida quien salió muy afectado al ver el cadáver de su gran amigo. A primeras horas de la noche se acercaron para dar el pésame los diestros: Jesús Solórzano, “Cagancho”, Luis Morales, Antonio Márquez, Antonio Posada, “Niño de la Palma” y Domingo Ortega, entre otros. Junto a su lecho no se separó ni un momento su fiel mozo de estoques Antonio Conde.
Posteriormente, se trasladó el cadáver de Ignacio Sánchez Mejías a Sevilla, donde fue enterrado en el cementerio de San Fernando junto a su cuñado “Joselito”. A la muerte de Ignacio Sánchez Mejías, el gran escritor y poeta español Federico García Lorca le escribió uno de sus más famosos romances “Llanto por Ignacio Sánchez Mejías”, inmortalizando su recuerdo.
Momento de la cornada mortal en Manzanares de Ignacio Sánchez Mejías, el 11 de agosto de 1934. Foto: Díaz Pinés. Manolo y Pepe Bienvenida acompañando al hijo de Ignacio Sánchez Mejías en su dolor. (Archivo: Hnos. Dupouy Gómez).
Sánchez Mejías hizo lo imposible para apartar del toreo a su hijo, José Ignacio Sánchez-Mejías Gómez; sin embargo, recapacitó después con la ilusión de poder darle la alternativa como matador de toros. Lamentablemente, se interpuso la inesperada muerte de su padre en Manzanares y no pudo ser posible. Pepe Bienvenida le otorgó la alternativa, el 13 de abril de 1941, en la Plaza de Toros de la Real Maestranza de Sevilla, actuando como testigo Pascual Márquez. Se lidiaron cinco toros de Chica y uno de Gamero Cívico. Luego, el hijo de Ignacio Sánchez Mejías, se hizo empresario taurino y apoderó a varios toreros, entre ellos: Antonio Vázquez, Juan García “Mondeño”, Jaime Ostos, Pedro Martínez “Pedrés”, Curro Romero y Antonio Chenel “Antoñete”. Falleció de un infarto al miocardio, el 2 de noviembre de 1966, en Lima (Perú).
Ignacio Sánchez Mejías, fue Presidente del equipo de fútbol Real Betis de Sevilla y de la Cruz Roja de Sevilla. Vivió en su finca sevillana de “Pino Montano”, que había pertenecido a “Joselito”. Le gustaban mucho los deportes. Practicó el polo ecuestre, el fútbol y el automovilismo. Demostró ser un magnífico jinete y tuvo una estupenda cuadra de caballos. Como matador de toros, gozó de un gran cartel. Los aficionados no dejaban de verle, llenando todas las plazas durante sus presentaciones, destacándose por su valentía, dominio, pundonor y arte. Fue un torero inteligente. Banderilleaba, sensacionalmente, pegado a las tablas. Inolvidables fueron sus poderosas faenas de muleta cuando las realizaba sentado en el estribo, exponiéndose, con impresionante quietud. Marcó una época como gran figura del toreo y su vida estuvo llena de experiencias inolvidables.
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