El célebre diestro sevillano Manuel Jiménez “Chicuelo”.
Por: Rafael Dupouy Gómez
En el marco de los 82 años de la inauguración de la plaza de toros Maestranza de Maracay, vale la pena recordar la histórica faena realizada, en ese hermoso coso, por el célebre gran artista del toreo sevillano Manuel Jiménez “Chicuelo”. El pasado 19 de enero de 1935, se cumplieron 80 años de aquella inolvidable tarde cuando “Chicuelo” realizó la faena considerada como la más grande presenciada en Venezuela.
Antes de narrar lo sucedido en Maracay (Venezuela), es oportuna la ocasión para narrar algunos aspectos interesantes de su vida. Manuel Jiménez Moreno “Chicuelo” vino al mundo, el 15 de abril de 1902, en la calle Betis, número 11, del barrio de Triana (Sevilla). Vivió y se crió desde pequeño en la sevillana Alameda de Hércules. Hijo del matador de toros Manuel Jiménez Vera “Chicuelo” (padre), quien tomó la alternativa el 15 de septiembre de 1901, en Madrid, de manos de Antonio Moreno “Lagartijillo”, cediéndole al toro “Jineto” de la ganadería de Pablo Romero. “Chicuelo” (padre), había estado regular ante el toro de su alternativa; durante la lidia de su segundo, estuvo mal y le devolvieron el toro a los corrales. El diestro en un arrebato de rabia y frustración intentó suicidarse, sin lograr su cometido. Durante su carrera taurina sobresalió por su arte y buen manejo del capote, siendo un elegante banderillero, destacándose por su forma eficiente de matar a los toros.
Como dato curioso, Manuel Jiménez Vera “Chicuelo” (padre) se presentó en Venezuela para torear en la temporada 1904-1905. Debutó en Caracas, el 27 de noviembre de 1904 en compañía de José Campos “Campitos”, también debutante. “Chicuelo” (padre) triunfó, repitiéndose el mismo cartel, el 4 de noviembre de 1904. El 18 de diciembre de 1904, se celebró en el Circo Metropolitano de Caracas una corrida a beneficio de “Chicuelo” (padre), lidiando y matando siete toros en solitario de la ganadería venezolana “El Banco”, siendo admirable el arte y valor que impuso esa tarde. El 25 de diciembre de 1904, “Chicuelo” (padre) se presentó con Emilio Soler “Canario”, su maestro, actuando de sobresaliente José Campos “Campitos”, el día siguiente, 26 de diciembre, triunfó en Cagua (Estado Aragua). El 1 de enero de 1905, “Chicuelo” (padre) compartió cartel con “Canario” y “Campitos”. El 8 de enero de 1905, “Chicuelo” (padre) se presentó con el venezolano Pablo Mirabal “El Rubio”, quien resultó corneado en la ingle y “Canario” que se fracturó el peroné a consecuencia de una voltereta. “Chicuelo” (padre) terminó la corrida escuchando palmas. Los astados pertenecieron a la ganadería del Gral. Juan Vicente Gómez. El 15 de enero de 1905, “Chicuelo” (padre), en la corrida de su beneficio y despedida de Venezuela, compartió cartel con los diestros venezolanos “El Rubio” y Vicente Mendoza “El Niño”, a quien le concedió la alternativa. Vicente Mendoza era el padre del popular matador de toros Julio Mendoza Palma. A “Chicuelo” (padre) lo acompañó en su cuadrilla, Eduardo Borrego Vega “Zocato”, la persona que crió e introdujo en el toreo a su hijo, el posteriormente famoso, Manuel Jiménez Moreno “Chicuelo”.
Manuel Jiménez Vera “Chicuelo” (padre) anunciado y actuando en el Circo Metropolitano de Caracas, Venezuela, en 1904. (Archivo: Hnos. Dupouy Gómez).
“Chicuelo” (padre) enfermó de tuberculosis y falleció el 18 de noviembre de 1907. Su hijo, Manuel Jiménez Moreno “Chicuelo”, tenía cinco años de edad cuando perdió a su padre. Su tío Eduardo Borrego Vega “Zocato”, se encargó, a la muerte de “Chicuelo” (padre), de criar, educar y formar a su sobrino como torero. Posteriormente, llegó a convertirse en su apoderado. Como dato curioso, el célebre diestro Ricardo Torres “Bombita”, organizó una suscripción en Sevilla a beneficio del desaparecido “Chicuelo” (padre) y “Pepete” tuvo la misma iniciativa en México en donde “Chicuelo” (padre) gozó de gran estima y simpatía.
Manuel Jiménez Moreno “Chicuelo”, cosechó innumerables triunfos y se destacó como el mejor novillero de su época. A los 16 años debutó, el 19 de abril de 1919, en Sevilla. Tomó la alternativa a los 17 años de edad, en la plaza de toros de la Real Maestranza de Caballería de Sevilla, el 28 de septiembre de 1919, de manos de Juan Belmonte quien le cedió al toro “Vidriero” de Santa Coloma, ante la presencia de Manolo Belmonte. El 30 de septiembre de 1919, en la misma plaza, “Chicuelo” fue el triunfador de la tarde al cortar dos orejas, alternando con Rafael Gómez “El Gallo”, Juan Belmonte y Manolo Belmonte, ante reses de Pérez de la Concha y de Rincón.
El 18 de junio de 1920, confirmó su alternativa en Madrid, lidiando al toro “Volandero” del Duque de Veragua, que no resultó bueno para su lucimiento. A su segundo enemigo, le realizó una gran faena, saliendo a hombros a pesar de no haber acertado con la espada. Compartió cartel con Rafael Gómez “El Gallo”, Juan Belmonte y Diego Mazquiarán “Fortuna”. El 21 de abril de 1921, lidiando reses de Miura en el Maestranza de Sevilla, “Chicuelo” cortó dos orejas, alternando con Rafael Gómez “El Gallo” y Manuel Granero. Realizó viaje a América, triunfando en Lima, Perú. Ese año sumó 70 corridas de toros.
En el magnífico libro escrito por mi recordado amigo, el destacado cronista taurino venezolano Dr. Pepe Cabello, “Toreros fuera del ruedo”, Manuel Jiménez “Chicuelo” le explicó cómo surgió la creación de la “chicuelina”, su principal aporte en la historia del toreo, además del pase de “costadillo” y el “delantal”. Recordaba que una tarde cualquiera en Sevilla, había ejecutado el lance, pero en Valencia (España), compartiendo cartel con Manuel Varé “Varelito” y Manuel Granero, el 9 de abril de 1922 ante el toro “Muleño” de Guadalest, se dio cuenta que había realizado una innovación en el toreo de capa, la “chicuelina”. Recordaba el maestro sevillano lo siguiente:
“Fue a un toro de Guadalest que le pertenecía a Granero, me embistió con fuerza. Yo había realizado esa tarde en Valencia (España) muchos quites, el público esperaba con interés mi intervención. Entonces giré con las manos en alto, envolviéndome con el capote, en seis oportunidades. ¡La gente enloqueció! Mi lance original era con las manos en alto, muy diferente a la “chicuelina” actual con los brazo caídos. Después de realizar el lance en Valencia (España), no me recordaba cómo había sido aquel momento de inspiración. ¡Y tuve que ensayar de nuevo para hacerlo! Existe la creencia que yo sólo toreaba con el capote, pero en verdad me considero como un buen muletero. Claro, mi “chicuelina” me dio mucha fama, la gente al escuchar el nombre de “Chicuelo” piensa en la capa”.
El 29 de septiembre de 1924, en la Maestranza de Sevilla ante ganado de Pérez de la Concha, “Chicuelo” triunfó cortando dos orejas y rabo. Lo acompañaron esa tarde los diestros Antonio Posada y Manuel Báez “Litri”. El 12 de octubre de 1924, en la misma plaza, volvió a triunfar cortando dos orejas. Actuaron el rejoneador cordobés don Antonio Cañero, Ignacio Sánchez Mejías que cortó una oreja esa tarde y Antonio Posada. Se lidiaron reses de Flores Íñiguez (2), Guadalest (2), Rincón (2) y Flores Tassara (1).
Manuel Jiménez “Chicuelo”, viajó a México y obtuvo numerosos triunfos importantes, especialmente en los años de 1924, 1925, 1926 y 1927, convirtiéndolo en un auténtico ídolo de la afición de ese país. Compartió varias veces cartel con Rodolfo Gaona. El 25 de enero de 1925, en la plaza de toros de El Toreo, México, D.F., realizó una gran faena al toro “Toledano” de la ganadería de Atenco, recibiendo los máximos trofeos. El 1 de febrero de 1925, en el coso de El Toreo, estoqueó cinco toros de San Mateo al resultar herido su compañero de cartel Rodolfo Gaona. “Chicuelo” le cortó las orejas y el rabo al toro “Lapicero”. El 25 de octubre de 1925, en la plaza de toros de El Toreo, México, D.F., realizó al toro “Dentista” de la ganadería de San Mateo, una faena inmortal y grandiosa, recibiendo a su enemigo con ocho espléndidas verónicas. Con la muleta, ejecutó alrededor de 25 pases naturales maravillosos, de la firma y por alto de gran factura. Le otorgaron las dos orejas y el rabo a pesar de no estar bien con la espada, saliendo cuatro veces a los medios para agradecer al público la ovación. Alternó esa tarde con los diestros el mexicano Juan Silveti y el español Manolo Martínez. También, en la misma plaza, el 26 de diciembre de 1926, nuevamente triunfó cortándole las dos orejas y el rabo al toro “Pintor”, cuarto de la tarde, de la ganadería mexicana de San Mateo. Alternó con los diestros Marcial Lalanda y José “Pepe” Ortiz. “Chicuelo” volvió a cortar dos orejas y el rabo, en la misma plaza, el 6 de febrero de 1927, a un toro de la ganadería de San Diego de los Padres, en la Corrida de la Prensa, en un mano a mano junto a José “Pepe” Ortiz, teniendo que soportar el torrencial aguacero que caía.
Manuel Jiménez “Chicuelo” contrajo matrimonio, el 10 de noviembre de 1927, con la bellísima y simpática Dolores Castro Ruiz, la popular bailaora y cupletista conocida como “Dora la Cordobesita”. La famosa esposa de “Chicuelo”, frecuentemente, aparecía fotografiada con sombrero cordobés y guitarra, en otras imágenes, se le podía ver luciendo montera y capote de paseo. Llegó a cautivar la atención del genio de la pintura Julio Romero de Torres, quien la inmortalizó en varios de sus cuadros sirviéndole de modelo.
El 24 de mayo de 1928, en Madrid, “Chicuelo” realizó al toro “Corchaíto” de la ganadería de don Graciliano Pérez Tabernero, una faena memorable, considerada por los críticos y aficionados taurinos como una de las mejores realizadas en todo el siglo XX. Destacaron sus series ligadas de naturales, su gracia sevillana y torería. Había pinchado en lo alto dos veces y colocó media estocada en buen sitio que le valieron, a petición del público, las dos orejas y el rabo. Ese año toreó un total de 81 corridas ocupando el primer lugar del escalafón taurino. El 28 de octubre de 1928, en la plaza de toros de la Real Maestranza de Caballería de Sevilla, “Chicuelo” obtuvo otro triunfo clamoroso al cortar dos orejas y rabo, ante reses de Moreno Santamaría, en un mano a mano junto a Francisco Vega de los Reyes “Gitanillo de Triana”.
La inolvidable faena de “Chicuelo” en Maracay (Venezuela)
Para las Ferias de Maracay de 1935, los hermanos Juan Vicente y Florencio Gómez Núñez, contrataron a la gran figura del toreo de España, el genial artista sevillano, Manuel Jiménez “Chicuelo” que de todos los toreros de aquella época, era quizás el que tenía mayor personalidad. Con sus célebres “chicuelinas”, lance que se convirtió en innovación aportada por el toreo de capa del artista y que tanto interés despertó en el público. Señalaba mi abuelo Florencio al respecto: “A mi hermano Juan Vicente y a mí nos pareció interesante traerlo a Venezuela, especialmente, para presentarlo en la Maestranza de Maracay (Venezuela), porque “Chicuelo” representaba la gracia, el garbo y la elegancia. Era un torero muy fino y artista. El mejor cultivador del pase natural”.
Como en las Ferias anteriores, se presentaron subalternos de gran renombre y prestigio como: Benito Martín “Rubichi”, banderillero sevillano de corta estatura que era íntimo amigo de Manuel Jiménez “Chicuelo”. Ingresó en su cuadrilla en 1927, convirtiéndose en uno de los subalternos más solicitados. “Rubichi” y Rafael Ortega “Cuco” actuaron bajo las órdenes de “Chicuelo” en las tres corridas que toreó en Maracay.
Florencio Gómez Núñez, Manuel Jiménez “Chicuelo” y Juan Vicente Gómez Núñez en el Patio de Caballos de la Maestranza de Maracay, Venezuela, año 1935. (Archivo: Hnos. Dupouy Gómez).
El Programa de las Feria de Maracay de 1935, anunciaba lo siguiente: “Entusiasmo de los fanáticos por la colorida fiesta de la sangre y del sol y orgullo no tan sólo de los aficionados sino de todo buen venezolano, es el que podamos ver en nuestras arenas patrias a Vicente Barrera, quien con Ortega y Juan Belmonte integran la máxima trinidad del toreo español, y al famoso autor de las chicuelinas, Manuel Jiménez, “Chicuelo”. Justa admiración le debe la afición venezolana, a los señores don Juan Vicente y Florencio Gómez Núñez, propietarios de “La Providencia”, ganadería en la que cifran sus más ardientes esperanzas los verdaderos amantes de la magnífica fiesta, y sin cuya desinteresada cooperación e inteligentes esfuerzos, no habría tomado el auge que tienen actualmente entre nosotros, esta fiesta de la luz y del valor que bien se podría llamar, con absoluta propiedad: La Fiesta de la Raza”.
En la primera corrida de la Feria de Maracay, el 18 de enero de 1935, actuaron los diestros españoles Manuel Jiménez “Chicuelo” y Vicente Barrera en compañía del matador de toros mexicano David Liceaga. Se lidiaron tres toros media casta de “La Providencia” y tres toros de pura casta de Don Graciliano Pérez Tabernero. El Gral. Juan Vicente Gómez, Presidente de la República de Venezuela, acudió a presenciar la corrida, que por cierto estuvo bastante animada por la gran concurrencia de público. Los diestros participantes lograron algunos detalles de buen arte. “Chicuelo” destacó por su toreo de capa, fino y variado. Con la muleta ejecutó algunos pases de calidad y clase, siendo muy ovacionado en el cuarto toro, dando la vuelta al ruedo. Lo más vistoso y destacado de la corrida, fueron los quites con el capote realizados por “Chicuelo” y Barrera al cuarto toro de Graciliano Pérez Tabernero que permitió el lucimiento de ambos, hasta provocar el delirio del público que premió la belleza de sus quites lanzando prendas y sombreros al redondel.
David Liceaga, sufrió una cornada de 15 centímetros de profundidad en la axila por un toro media casta de “La Providencia”, convirtiéndose en el primer torero herido por asta de toro en la Maestranza de Maracay. La cornada fue impresionante porque parecía que el toro lo había herido en el pecho El diestro mexicano fue trasladado, inmediatamente, a la enfermería siendo atendido por el personal médico que realizó una excelente intervención. “Chicuelo” tuvo que matar al toro con media estocada en lo alto y descabello.
En la segunda corrida de la Feria, celebrada el sábado 19 de enero de 1935, actuaron los diestros Manuel Jiménez “Chicuelo”, Eleazar Sananes “Rubito” y Vicente Barrera, enfrentándose a tres toros media casta de “La Providencia” y tres de pura casta de Don Antonio Pérez Tabernero. Esa corrida fue histórica y memorable, por lo que realizó “Chicuelo” aquella tarde, que hizo al público presente aplaudir con entusiasmo su extraordinaria faena.
Recordaba mi abuelo Florencio Gómez Núñez: “En mi opinión, la faena más grande hecha en Venezuela fue la realizada por Manuel Jiménez "Chicuelo", en la Plaza de Toros Maestranza de Maracay el 19 de enero de 1935. El toro se llamaba “Carpintero”, era el cuarto de la tarde, marcado con el número 61, de Don Antonio Pérez Tabernero. “Chicuelo” le cortó las dos orejas y el rabo, pero no fue sólo por cortar las orejas y estar muy bien, sino por el arte que le imprimió el torero sevillano a ese toro.
Le pegó diez y seis naturales a un toro perfecto, bravo y noble. Fue el ejemplar mejor lidiado que he visto en Venezuela y quizás en mi vida, porque en España tampoco vi nunca a un toro tan bien lidiado como ese. A tal punto que esa faena la recuerdan todos los aficionados enormemente y no la pueden olvidar. "Chicuelo" toreó divinamente bien con el capote, con ese estilo clásico de sus verónicas a pies juntos y además haciendo el compás y dando una media verónica de las más grandes vistas por mí hasta este momento. Sensacionales y clásicas fueron las cinco "chicuelinas" que realizó al toro “Carpintero” de la gran faena de Maracay.
Manuel Jiménez “Chicuelo”, ejecutando su clásica “chicuelina” durante la célebre actuación en la Maestranza Maracay, Venezuela, el 19 de enero de 1935. (Archivo: Hnos. Dupouy Gómez).
Manuel Jiménez “Chicuelo”, antes de irse para España, nos regaló el traje de luces tabaco y oro que vistió en esa memorable tarde, acompañado con una bonita dedicatoria. “Chicuelo” siempre recordaba con especial cariño, esa faena que realizó en Maracay, considerándola como una de las mejores ejecutadas por él, en toda su carrera taurina”.
La dedicatoria de Manuel Jiménez “Chicuelo” a los hermanos Juan Vicente y Florencio Gómez Núñez, decía: “Con este traje tabaco y oro he toreado muy a mi gusto el toro N° 61, “Carpintero”, de Don Antonio Pérez Tabernero, de San Fernando, en la segunda corrida de la Feria de Maracay, la tarde del sábado 19 de enero de 1935. Lo regalo a los caballerosos aficionados, Don Juan Vicente y Don Florencio Gómez Núñez, con toda simpatía en demostración perdurable de mi afecto y amistad sinceros”.
Manuel Jiménez “Chicuelo” (Maracay, 21 de enero de 1935)
La crónica taurina publicada en el periódico “El Nuevo Diario”, reseñó sobre la gran faena de “Chicuelo”, lo siguiente: “Manuel Jiménez “Chicuelo” y Vicente Barrera cortan orejas y rabos. Sananes cumplió. Los toros de Antonio Pérez de San Fernando, excelentes, y buenos los de La Providencia. La corrida fue prestigiada por el Presidente de la República, Benemérito General Juan Vicente Gómez, sus familiares y Cuerpo de Edecanes.
¿Cómo decir que torea “Chicuelo” con el capotillo? Decirle a nuestros lectores que con las manos muy bajas, pasando el toro muy cerca, mandándole como las propias rosas, cuidándolo muchísimo, suavemente, metiendo el capote en los hocicos desde muy lejos y llevándolo hipnotizado en todo el viaje, es cosa que ya han dicho todos, pero explicar cómo lo hace Manolillo Jiménez es imposible; solamente recurriré a decir que “Chicuelo” se copia a sí mismo, se mejora en cada lance y se parece solamente a Manuel Jiménez, el de Sevilla. Pero donde “Chicuelo” se salió de sus propias normas fue en la faenaza de muleta que escribió sobre las arenas del circo, en su toro cuarto, de D. Antonio Pérez de San Fernando; no lo olviden.
Prodigio de naturales como si hacerlos delante de un astado fuera la cosa más natural del mundo, sus preciosos pases de costadillo, de pecho, molinetes y ayudados por alto, siempre sobre la mano izquierda. Pero el gran mérito, el enorme mérito de esta faena, no fue la variedad y calidad de los pases que dio al bravo toro de casta, fue la serie de pases idénticos, sin alterar para nada el ritmo de la embestida del toro, ni hacer mover siquiera los machos de la taleguilla.
Fue en resumen una faena de cuarenta o cincuenta muletazos enormes, mejor siempre el último, ligada en un palmo de terreno, sin permitir que una sola vez metiera nadie el capote. Solo y en los medios toreó a placer, regalándose el ánimo, satisfaciéndose a sí mismo, y casi sin darse cuenta que miles de personas puestas en pie rugían y agitaban los pañuelos, pidiendo la oreja, cuando aún el diestro no había ni quería cuadrar al animal.
A matar entró como lo han dispuesto los técnicos y mandones de la torería, derecho y con la vista fija en el morrillo, para dejar una casi entera que tumba al toro patas arriba. En medio de atronadora ovación, corta orejas y rabo, con vuelta al ruedo, salida a los medios y el delirio que ha producido calentura al 90 por ciento de los espectadores. Si en lugar del técnico Henrique Chaumer, tenemos a otro, “Chicuelo” se trae el toro para el hotel de regalo; primero las orejas, después el rabo, las patas, la cabeza y el lomo. Ahí ha quedado esa faena, escrita por Manuel Jiménez “Chicuelo” en las arenas de la Maestranza de Maracay, en la tarde del 19 de enero del año de gracia 1935”.
Recordó Manuel Jiménez “Chicuelo”, en una charla en el hotel Colón de Sevilla con el cronista taurino venezolano Pepe Cabello, publicada en el libro “Toreros fuera del ruedo”, su memorable faena en Maracay, aquel 19 de enero de 1935: “Sinceramente considero que fue una de mis mejores faenas. Era bravo el toro y le pude dar muchos naturales. ¡Muchos!”
La tercera y última corrida de la Feria de Maracay fue celebrada el domingo 20 de enero de 1935. Componían el cartel los diestros: Manuel Jiménez “Chicuelo”, Vicente Barrera y Juan Martín Caro, “Chiquito de la Audiencia”. Marcó un gran acontecimiento taurino, y fue una corrida histórica, ya que por primera vez en Venezuela se lidiaron en una misma corrida seis toros españoles de pura casta. Tres toros de don Graciliano Pérez Tabernero, de Salamanca (Divisa: azul celeste, rosa y caña) y tres toros de pura casta de don Antonio Pérez, de San Fernando, Salamanca (Divisa: azul, encarnada y amarilla).
Manuel Jiménez “Chicuelo” fue ovacionado, fuertemente, después de realizar el paseíllo, como recuerdo de la extraordinaria faena realizada por él en la corrida anterior. Estuvo muy dispuesto y entregado en ambos toros. Volvió a deleitar al público asistente toreando con el capote. Con sus compañeros de cartel, hizo unos quites muy vistosos y los tres matadores fueron muy aplaudidos por sus magníficas demostraciones de arte. “Chicuelo” realizó una buena faena de muleta a su segundo toro que pudo ser premiada con la oreja, pero falló con la espada y esto le privó del trofeo. Vicente Barrera, consiguió un resonante triunfo realizando una faena variada y completa que le valieron las dos orejas y el rabo de su segundo toro.
El 7 de marzo de 1937, nació el hijo de Manuel Jiménez “Chicuelo”, Rafael Jiménez Castro, quien se convertiría, posteriormente, en matador de toros, anunciándose como “Chicuelo Hijo”, tomando la alternativa, el 6 de abril de 1958 en Sevilla de manos de Antonio Ordóñez y Manolo Vázquez como testigo. Su padre Manuel Jiménez “Chicuelo” presenció emocionado desde el callejón la corrida. Otro de sus hijos, Manuel Jiménez Castro, también incursionó en el toreo como novillero.
El 2 de julio de 1939, en la plaza de toros de la Real Maestranza de Caballería de Sevilla, en la corrida de la Prensa, lidiando reses de don Clemente Tassara, Manuel Jiménez “Chicuelo”, le dio la alternativa a Manuel Rodríguez Sánchez “Manolete”, actuando de testigo Rafael Vega de los Reyes “Gitanillo de Triana”. El maestro sevillano “Chicuelo”, cortó dos orejas y rabo; “Gitanillo de Triana”, cortó dos orejas y Manuel Rodríguez Sánchez “Manolete, dos orejas. El 4 de junio de 1942, triunfa “Chicuelo” nuevamente en esa plaza de toros, ante reses de Núñez, en la corrida de la Prensa, cortando dos orejas y rabo, alternando con el “Andaluz” y Antonio Bienvenida.
“Chicuelo”, concediéndole la alternativa a “Manolete”, el 2 de julio de 1939 en Sevilla.
Manuel Jiménez “Chicuelo”, se presentó nuevamente en tierra venezolana en 1940, actuando tres tardes en el Nuevo Circo de Caracas. El 14 de enero, en compañía de Antonio García “Maravilla” en un mano a mano, lidiando toros de la ganadería del marqués de Villamarta. Los diestros, a pesar de su buena voluntad, no pudieron lucirse por el comportamiento de las reses. El 21 de enero, se volvió a presentar “Chicuelo” con Joaquín Rodríguez “Cagancho” y José Ignacio Sánchez Mejías, quien recibió la alternativa de manos de “Chicuelo” (considerada no válida en España). Se lidiaron toros de la ganadería de doña Rosalía Surga. “Cagancho” fue el triunfador cortando dos orejas a su primer enemigo. “Chicuelo” sobresalió ante su primer toro realizando sus célebres “chicuelinas” y escuchó música en su segundo. El 28 de enero, se lidiaron toros de don Felipe Bartolomé para los matadores Manuel Jiménez “Chicuelo”, José Ignacio Sánchez Mejías y Jaime Pericás que cortó dos orejas y rabo a su segundo.
Su última actuación fue el 1 de noviembre de 1951 en Utrera, Sevilla, ante reses de Concha y Sierra, apadrinando a los doctorados Juanito Doblado y Juan de Dios Pareja Obregón. El 25 de abril de 1965, la muerte de su queridísima e inseparable esposa, Dolores Castro Ruiz “Dora la Cordobesita”, sumió a Manuel Jiménez “Chicuelo” en una profunda tristeza que afectó mucho su estado de ánimo. Fue un matrimonio feliz. “Chicuelo”, partió a su encuentro entregando su alma en Sevilla, el 31 de octubre de 1967. Como un merecido homenaje de reconocimiento y recuerdo a su torería, se inauguró una bellísima escultura en bronce de Manuel Jiménez “Chicuelo” en el barrio sevillano de la Alameda de Hércules por el alcalde de la ciudad, el 21 de agosto de 2009. Su hijo Rafael Jiménez Castro “Chicuelo Hijo” estuvo presente en el acto.
He querido recordar en este artículo a la gran figura del toreo que fue Manuel Jiménez “Chicuelo”, quien dejó plasmadas para la posteridad faenas de ensueño como la realizada en la Maestranza de Maracay en 1935 y en otras plazas de toros importantes del mundo.
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