¡POLITICOS! Con las papeletas de las últimas elecciones autonómicas y municipales en mi mano, tan sólo las de Madrid, sentí curiosidad: ¿Todos estos candidatos de las listas, no sé cuántos miles en toda España, estarán realmente capacitados para el buen gobierno de los asuntos públicos? Que están dispuestos a asumir un cargo, una función, no hay duda, pero ¿están preparados, son idóneos para la tarea? ¿Tienen la aptitud que requiere el desempeño del empleo? ¿A cuántos calificaríamos como "aptos" (ya no digo "aptos cum laude") si se les sometiera a unas pruebas... de mínimos? Cierto que en tertulias de los medios, en veladas de café y en charlas de bar, todo español se siente poseedor de la clave para "arreglar el país" (o la autonomía o la alcaldía) con las más peregrinas soluciones, pero está claro que, ni en democracia, se ha dado aún con la fórmula mágica que resuelva los muchos y complejos problemas de gobierno. Todos, absolutamente todos, piden el voto para el progreso y la regeneración, pero a muy pocos días de ir a las urnas me asusta la palabrería de los electos y me asombra el juego que se traen nuestros votos. Como para echarse a temblar, vamos. Comparto lo que el poeta popular José Zorrilla (Valladolid, 21/02/1817; Madrid, 23/01/1893) dijo en su época: "Yo temo que nuestra revolución va a ser infructífera para España por creernos todos los españoles buenos y aptos para todo y meternos todos a lo que no sabemos". Sí, puede que todos, incluso los que van de listos y los ineptos, nos creamos aptos para la política, pero ¿qué sabemos del arte de gobernar? En caso de pérdida de agua, cerrar la llave de paso es lo fácil, pero no repara la avería, hay que arreglar el grifo. Eso: ¡Pónganse a arreglar el grifo!
domingo, 31 de mayo de 2015
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