“Dedico con todo mi cariño y amistad, este especial recuerdo del gran maestro valenciano, a su hijo, don Leopoldo Barrera Risueño y a su nieto, Vicente Barrera Simó”.
El diestro valenciano Vicente Barrera Cambra en 1931. Fotos: Baldomero.
Hnos. Dupouy Gómez.
Me complace sobremanera escribir este artículo dedicado a Vicente Barrera Cambra, quien fue en su tiempo un magnífico torero, valiente, inteligente y dominador como muy pocos en el difícil mundo del toro. Se destacó por su gran profesionalismo y amor propio, demostrando “vergüenza torera”, teniendo incluso que enfrentar en su carrera taurina a muchos detractores a los que enmudeció con la verdad de su toreo por delante, ejecutando sus pases llenos de arte, temple y una quietud pasmosa.
Destacó toreando con el capote, realizando vistosos remates y variados quites. Con la muleta siempre se presentó como un matador de toros poderoso, mostrando su calidad y grandeza. Inolvidables fueron sus característicos pases sentado en el estribo, sus imponentes estatuarios, naturales de enorme profundidad y su personalísimo pase de la firma, de rodillas y por bajo. Sobresalió por ser un diestro de variado repertorio que remataba sus faenas con valentísimos y temerarios desplantes. El estoque no resultó su fuerte, sin embargo, se convirtió en uno de los máximos exponentes del descabello.
Vicente Barrera constituyó junto a Marcial Lalanda, Domingo Ortega y Manolo Bienvenida, los cuatro “Ases” de la baraja taurina. El valenciano gozó siempre del cariño y respeto de sus admiradores. No le gustó nunca presumir de su popularidad ni tener una corte de aduladores. Logró pasear, triunfalmente, por los ruedos de toda España y América. El “Barrerismo” se impuso definitivamente, llenando los cosos, figurando en las combinaciones de los carteles y las ferias más importantes. Debido a su fama, el célebre pintor Carlos Ruano Llopis, lo inmortalizó en muchos de sus carteles y cuadros de la época.
Resumiendo algunos de los aspectos más importantes de su vida, el diestro Vicente Barrera Cambra, nació en Valencia (España), el 4 de diciembre de 1908, en la calle de Cuarte, número 117. Su padre, don Vicente Barrera Ros, fue propietario de un negocio de carnes y ganados. Al morir éste en 1917, su madre, doña Bruna Cambra Soria, se hizo cargo del mismo, saliendo adelante en compañía de sus tres hijos Vicente, Elisa y Mercedes. Su madre y sus tíos José y Arturo Barrera, trataron de impedir al pequeño Vicente su afición e ilusión de convertirse en torero. La familia deseaba que estudiara y se preparara profesionalmente, siendo castigado en varias ocasiones, pero les fue imposible detener su pasión por los toros. Desde aquellos días, siendo todavía un chaval, se encerró en el matadero valenciano a practicar el toreo de salón.
Viajó a Baeza y de allí emprendió viaje hacia Linares para participar en un tentadero. El 15 de agosto de 1924, toreó en Torrente una becerrada vestido de corto, con gran éxito. El 7 de septiembre de 1924, se presentó en la plaza de toros Monumental de Valencia (España), ante novillos de la viuda de Concha y Sierra, triunfando, cortando cuatro orejas a los dos novillos que lidió. Alternó con los novilleros Barberá, Orengo y Ramón Siurana. Esa tarde significó su revelación como torero ante la afición valenciana, la cual enardeció de emoción.
Como novillero toreó: 17 novilladas (1925) y 32 novilladas (1926). El 25 de julio de 1926, un novillo de Surga, le infirió una herida en el escroto en la plaza de Linares (Jaén), perdiendo veinte novilladas. Resultó su primer percance. Fue el novillero que cosechó más cartel y contratos en su tiempo. Su primera gran temporada fue la de 1927, compitiendo con los toreros de su tierra valenciana, Manolo Martínez, Enrique Torres y Félix Rodríguez, nacido en Santander, pero considerado valenciano, porque se crió desde niño en esa ciudad. También rivalizó por todas las plazas de España con su compañero sevillano Francisco Vega de los Reyes “Gitanillo de Triana”.
El 13 de febrero de 1927, debutó el novillero Vicente Barrera en la plaza de toros Monumental de Barcelona (España), con su paisano Enrique Torres y el peruano Carlos Sussoni. Hubo gran expectación y el coso se llenó. Se lidiaron reses de doña Carmen de Federico (antes Murube). Los tres jóvenes novilleros fueron muy aplaudidos, resultando el triunfador Sussoni, que cortó una oreja al quinto novillo. Se presentó en Madrid el 14 de mayo de 1927, con el peruano Carlos Sussoni y Ángel C. Carratalá, pero su actuación fue desafortunada.
Como un dato curioso, Vicente Barrera fue el primer novillero que utilizó un aeroplano como medio de transporte para cumplir sus contratos y numerosos compromisos durante la temporada. El 12 de junio de 1927, toreó en Vacia, el 14 en Algeciras y el 15 de ese mismo mes, en Valencia. En esas fechas se trasladó vía aérea.
El 7 de julio de 1927, en la plaza de toros de la Real Maestranza de Caballería de Sevilla, obtuvo otro gran triunfo, cortando orejas y rabos a los dos novillos que enfrentó, de la ganadería de Villamarta, alternando con Francisco Vega de los Reyes “Gitanillo de Triana” y Mariano Rodríguez. El 17 de julio de 1927, en Málaga, mató tres novillos de la ganadería de Peñalver por cogida de su compañero de cartel Mariano Rodríguez. Esa tarde cortó cuatro orejas un rabo y la primera pata que se concedió por primera vez en La Malagueta. También actuó el novillero Luis Morales.
El 25 de julio de 1927, logró emular la hazaña de Rafael Guerra “Guerrita”, toreando con Francisco Vega de los Reyes “Gitanillo de Triana”, tres novilladas el mismo día; en la mañana en San Fernando (Cádiz), ante reses de Concha y Sierra, la segunda en Sevilla, ante novillos de Antonio Flores y la tercera por la noche en Córdoba, alternando Cantimplas con ellos, lidiando novillos de Romualdo Jiménez. Vicente Barrera ese día cortó en las tres novilladas orejas y rabos.
El 31 de julio de 1927, en Málaga con la plaza llena, Vicente Barrera toreó con Francisco Vega de los Reyes “Gitanillo de Triana” y el novillero malagueño Andrés Mérida. Barrera, le cortó la oreja y el rabo al tercer novillo de la tarde de don Ramón Gallardo. Sin embargo, durante su actuación ante el peligroso sexto novillo, al intentar colocarlo en el tercio de varas, recibió una fuerte cornada de las llamadas “de caballo”, de dos trayectorias en el muslo derecho, calificada de grave, impidiéndole torear hasta el 11 de septiembre de ese año, cuando aún convaleciente, estoqueó su última novillada en Pegalajar (Jaén).
Alternativa de manos de Juan Belmonte
El 17 de septiembre de 1927, en la plaza de toros Monumental de Valencia (España), Vicente Barrera Cambra, tomó la alternativa de manos de Juan Belmonte, participando como testigo de la ceremonia su hermano José Belmonte, ante ganado de Concha y Sierra. El toro de su alternativa se llamó “Romano”, negro salpicado. Señaló el toricantano que estaba muy emocionado por encontrarse en el ruedo en compañía de Juan Belmonte. Vicente Barrera fue ovacionado al realizar el paseíllo, teniendo que salir al tercio para agradecer, montera en mano, el cariño del público. Barrera, estuvo bien toda la tarde, cumpliendo voluntariosamente, a pesar de llevar todavía las gasas de su grave cornada de Málaga. Fue muy aplaudido en todas sus intervenciones. Juan Belmonte estuvo colosal y cortó las dos orejas a sus dos toros, saliendo a hombros de la plaza. Su hermano Pepe Belmonte fue ovacionado en su último toro.
Finalizando la temporada de 1927, en la plaza de toros Monumental de Barcelona (España), Vicente Barrera conquistó un gran triunfo, realizando una fenomenal faena de muleta, poniendo al público de pie, siendo aclamado. Se le tributó esa tarde una de las más grandes ovaciones dadas a torero alguno en esa plaza. A partir de ese momento, se destacó como una de las grandes figuras del toreo. Vicente Barrera con motivo de la celebración de su cumpleaños, el 4 de diciembre de 1927 en Barcelona (España), fue honrado siendo invitado a un elegante y muy concurrido banquete ofrecido por el “Club Taurino Vicente Barrera” de esa ciudad. Ya había sido homenajeado igualmente con un almuerzo por la recién establecida “Peña Vicente Barrera” de Cornellá.
Confirmó su alternativa en Madrid, en corrida extraordinaria, celebrada el 24 de mayo de 1928, ante reses de don Graciliano Pérez Tabernero en compañía de los diestros Manuel Jiménez “Chicuelo” y Joaquín Rodríguez “Cagancho”. “Chicuelo” le cedió los trastos a Barrera para lidiar y dar muerte al toro de su confirmación de nombre “Jardinero”, siendo ovacionado. Esa tarde, el triunfador fue el sevillano “Chicuelo” que cortó las dos orejas al célebre toro “Corchaíto”.
En la feria de julio de 1928 en Valencia (España) toreó tres corridas con un gran éxito. Ante las serias ganaderías de Murube, Pablo Romero y Viuda de Concha y Sierra logró cortar tres orejas, dando seis vueltas al ruedo, siendo sacado a hombros las tres tardes seguidas por las calles de Valencia (España).
En agosto de 1928, Vicente Barrera sufrió un grave percance en San Sebastián, un toro le seccionó la vena safena. El 7 de octubre de 1928, obtuvo un triunfo apoteósico en la plaza de toros Monumental de Valencia (España), al cortar a su primer toro, las dos orejas, el rabo y una pata. Dos veces tuvo que dar la vuelta al ruedo y dos veces salió a los medios para agradecer la euforia del público. Al quinto toro, le realizó otra buena faena, cortando una merecida oreja. Los astados pertenecieron a la ganadería de Tovar. Toreó esa temporada unas 63 corridas.
Viajó a México la temporada de 1928-1929. Toreando unas 12 corridas en la plaza de toros de “El Toreo” de ciudad de México, D.F. triunfando, siendo ídolo de esa afición. Debutó el 11 de noviembre de 1928, alternando con Luis Freg y Fermín Espinosa “Armillita Chico” con toros de San Diego de los Padres. Fue recibido con una gran ovación, teniendo que dar la vuelta al ruedo para responder al entusiasta saludo del público mexicano. Estuvo bien en su primero, fue aplaudido en quites y ante su segundo toro de nombre “Judío”, escuchó constantes palmas, hizo una buena faena con la muleta y colocó media estocada liquidando a su enemigo. Escuchó una fuerte ovación, pero sintió dificultad para respirar por la altura de la altiplanicie mexicana, teniendo que acudir a la enfermería de la plaza. Los médicos lo evaluaron y le impidieron continuar su actuación, pues su corazón sufrió arritmia cardíaca, la cual atendieron con inyecciones y reposo.
En tierra mexicana sus más destacadas actuaciones fueron: El 25 de noviembre de 1928, cuando tuvo que estoquear seis toros, por un percance que sufrió su compañero de cartel, José “Pepe” Ortiz, al torear con la muleta. Vicente Barrera a pesar de estar herido en un talón desde el primer toro, tuvo una tarde fenomenal, cortándole las dos orejas y el rabo al quinto toro, de nombre “Moñito” de la ganadería de San Diego de los Padres. El 9 de diciembre de 1928, volvió a triunfar Vicente Barrera al cortarle las dos orejas y el rabo al toro “Formador” de la ganadería de San Mateo, al cual le dieron vuelta en el arrastre por la estupenda faena y estocada que dio el torero valenciano. Actuó con Joaquín Rodríguez “Cagancho” y Heriberto García. Viajó con su banderillero, el valenciano Alfredo David, su picador “Farnesio” y su mozo de estoques “Madrileño”. Durante su primera incursión en México, Vicente Barrera dio a conocer el lance con el capote al que llamaron “La Valenciana”; en España a ese lance lo llamaban “Talaverana”, por atribuirle a “Morenito de Talavera” su invención. Posteriormente, Fermín Espinosa “Armillita Chico” lo adoptó y se le bautizó como “Saltillera”. Es un lance semejante a la gaonera, pero en lugar de templar y mandar al toro, se gira en sentido contrario a la embestida del astado.
El 27 de abril de 1929, en la plaza de toros de Madrid, Vicente Barrera escuchó la mayor ovación que se le tributó en esa plaza. Fue en un mano a mano con Nicanor Villalta, quien triunfó esa tarde al cortar las dos orejas del quinto toro. El 6 de mayo de 1929, en Barcelona, Vicente Barrera logró una gran tarde, cortando dos orejas, a pesar que tuvo que recurrir al descabello. Muchos sombreros arrojó el público a la arena del ruedo como reconocimiento de su meritoria faena. El 6 de junio de 1929, en Madrid se celebró la corrida de la Competencia, lidiándose toros de Albaserrada. Se presentó el mano a mano entre Marcial Lalanda y Vicente Barrera. El torero valenciano triunfó al cortar tres orejas a dos toros. Toreó muy bien con el capote y estuvo muy alegre y artista con la muleta. En la feria valenciana de 1929, triunfó al cortar orejas y rabos a los nueve toros que lidió, escuchando música en siete de sus faenas.
El 25 de mayo de 1930, Vicente Barrera se presentó en Madrid compartiendo cartel con Martín Agüero y Ricardo González ante reses de don Indalecio García. El diestro valenciano tuvo una estupenda actuación. El público solicitó insistentemente la oreja, pero la Presidencia la negó, provocando que Barrera diera dos vueltas al ruedo entre aclamaciones y una “lluvia” de sombreros. El 26 de septiembre de 1930, Vicente Barrera en Córdoba, cortó dos orejas y rabo, saliendo a hombros de la plaza. Compartió cartel con Joaquín Rodríguez “Cagancho” y Francisco Vega de los Reyes “Gitanillo de Triana”. También destacaron sus triunfos en Bilbao, Figueras, Alicante, Palma, Montilla, Mérida, Segovia, Albacete, Valladolid, Salamanca, Cuenca, Murcia, Valdepeñas, Almería, Córdoba, Úbeda y Badajoz, siendo el matador de toros que más orejas cortó esa temporada.
En el año 1931 lo catalogaron como “El amo de las plazas”. Inició su temporada triunfando en Barcelona, Valencia, Málaga y Toledo. El 8 de marzo de 1931, Vicente Barrera le concedió la alternativa a Domingo Ortega, en Barcelona. El testigo de la ceremonia fue Francisco Vega de los Reyes “Gitanillo de Triana”. Ortega, el nuevo fenómeno descubierto por el viejo “Dominguín”, cortó una oreja al toro de su alternativa y fue sacado en hombros de la plaza.
El 26 de abril de 1931, Vicente Barrera triunfó en Barcelona (España) cortando orejas, siendo muy ovacionado. Repitió otro triunfo apoteósico en Barcelona, el 28 de junio de 1931 cortando las orejas de sus toros, entre las aclamaciones del público.
El 4 de octubre de 1931, en la Plaza de Toros Monumental de Valencia, se lidiaron reses de don Alipio Pérez Tabernero, para los diestros Vicente Barrera y Domingo Ortega, sensacional mano a mano en el que actuó como sobresaliente, Rafael Barberá. Ambos diestros fueron ovacionados toda la tarde. Al quinto toro, Barrera le realizó una magnífica faena, ante un público delirante de emoción, culminándola con una gran estocada, que fue premiada con las dos orejas y el rabo, siendo el triunfador de la tarde, saliendo a hombros de la plaza.
Vicente Barrera, durante la temporada de 1931, en la plaza de toros de San Sebastián (España), brindó un toro al célebre astro de la cinematografía Charlie Chaplin con quien aparece en la foto. (Archivo: Hnos. Dupouy Gómez).
El 19 de mayo de 1932, en Madrid, en la corrida de la confirmación de alternativa de Juan Martín Caro “Chiquito de la Audiencia”, Vicente Barrera, testigo de la ceremonia, cortó las dos orejas de su último toro perteneciente a la ganadería del Duque de Tovar. Alternó con Félix Rodríguez, quien fue el padrino esa tarde. El 26 de mayo de 1932, en la plaza de toros de Toledo, se celebró la tradicional corrida del Corpus, Vicente Barrera cortó las dos orejas y el rabo a su primer toro. Alternó con Marcial Lalanda y Domingo Ortega, ante reses de don Argimiro Pérez Tabernero.
El 13 de julio de 1932, en la corrida de la Asociación de la Prensa, realizada en Madrid, ante un lleno impresionante, Vicente Barrera consiguió un triunfo fenomenal al cortar cuatro orejas y un rabo. Alternó con Marcial Lalanda, Manolo Bienvenida y Domingo Ortega. Se lidiaron reses del marqués de Villamarta. El 17 de julio de 1932, en Cádiz, se llevó a cabo la Corrida de la Prensa, ante toros de Guadalest, de don Manuel Camacho. El triunfador de la tarde fue Vicente Barrera, que cortó dos orejas a su primero; y una oreja a su segundo compartiendo cartel con Manuel Jiménez “Chicuelo” y Luis Gómez “El Estudiante”. Barrera, durante un banquete ofrecido en la noche, recibió una artística placa en plata cincelada, obra del artista Manuel Ruiz Ríos.
En la feria de Pamplona de 1932, tuvo una actuación espectacular. Toreó tres tardes, estoqueó cinco toros y cortó nueve orejas, cuatro rabos y una pata. El 7 de julio, alternó con Marcial Lalanda y Domingo Ortega, ante reses de Manuel Blanco. El diestro valenciano triunfó cortando tres orejas y un rabo. Al día siguiente, volvió a triunfar actuando con Marcial Lalanda, Nicanor Villalta, Luis Fuentes Bejarano, Domingo Ortega y Jaime Noaín, ante toros de Santa Coloma. El valenciano Barrera cortó dos orejas y rabo. Su última y mejor actuación de la feria fue el 10 de julio, ante ocho toros de los Herederos de Hernández (Encinas), actuando con Nicanor Villalta, Luis Fuentes Bejarano y Jaime Noaín. Barrera cortó esa tarde cuatro orejas, dos rabos y una pata, enloqueciendo a los presentes.
Sobre Vicente Barrera expresó Cossío que muy pocos toreros podían presumir de una campaña así, refiriéndose a la temporada de 1932. De 131 toros que le correspondieron, les cortó las orejas y el rabo a 104.
El 18 de julio de 1933, en Mont de Marsán (Francia), Barrera triunfó cortando una oreja a su primero y las dos orejas y el rabo a su segundo, con salida triunfal. Actuaron los diestros Marcial Lalanda y “Chicuelo”. Las reses lidiadas pertenecieron a don Esteban Hernández.
El 15 de abril de 1934, se llevó a cabo la Corrida de la Prensa valenciana, en la plaza de toros Monumental de Valencia, fue un mano a mano entre Vicente Barrera y Domingo Ortega, ante un lleno imponente. Los toros pertenecieron a la ganadería de don Antonio Pérez, de San Fernando. A su primer enemigo, Barrera le realizó una gran faena, cortando la oreja y el rabo; en su segundo, dio una vuelta al ruedo y en su tercero, fue ovacionado. Ortega, fue también muy ovacionado toda la tarde, a pesar que le tocaron en suerte dos toros que no se prestaron para la lidia.
El 3 de junio de 1934, en la segunda corrida de la feria de Granada, en la nueva plaza de toros, Vicente Barrera obtuvo un clamoroso triunfo cortando una oreja a su primero (con petición de rabo) y a su segundo, le ejecutó una faena de ensueño ante un público delirante de emoción. Colocó una gran estocada matando al toro sin puntilla, cortó dos orejas y rabo. Alternó con “Armillita” y Domingo Ortega, ante reses de don Argimiro Pérez Tabernero. “Armillita” cortó al quinto toro de la tarde, dos orejas, un rabo y una pata. Ortega recibió fuertes aplausos.
Vicente Barrera se ubicó entre los tres matadores de toros más triunfadores de la temporada de 1934, junto a Juan Belmonte y Marcial Lalanda. Viajó a Perú para la temporada de 1934-1935. El 16 de diciembre de 1934, triunfó en Lima, en un mano a mano con Cayetano Ordóñez “Niño de la Palma”, ante reses de Villagodio. No pudo extender sus contratos en esa plaza, porque tuvo que cumplir compromisos y embarcarse para torear en Venezuela.
Vicente Barrera en la Feria de Maracay (Venezuela)
Para la Feria de Maracay de 1935, los hermanos Juan Vicente y Florencio Gómez Núñez, contrataron como base de sus carteles a las grandes figuras del toreo de España, el genial artista sevillano, Manuel Jiménez “Chicuelo” y el diestro valenciano Vicente Barrera. Ellos actuaron en las tres corridas de la Feria de Maracay de 1935. El notable torero valenciano, durante su estadía en Venezuela, se hizo muy amigo de mi abuelo Florencio Gómez Núñez, quien lo recordaba con especial cariño. Contaba que tenía una esencia de artista y poseía una personalidad inconfundible. Siempre se inspiraba y cumplía con su público, convirtiéndose en un torero triunfador por excelencia que dejaba satisfecha, animada y enloquecida a la afición con su arte. Fue un diestro muy valiente y dominador con la muleta, quien sobresalió por su perfecta y contundente ejecución del descabello.
A la izquierda: Florencio Gómez Núñez y su gran amigo Vicente Barrera en la ganadería “Guayabita” (Venezuela). A la derecha: el diestro valenciano actuando en la Maestranza de Maracay (Venezuela), durante la temporada de 1935. (Archivo: Hnos. Dupouy Gómez).
La primera corrida de la Feria de Maracay, se celebró el 18 de enero de 1935, actuaron los diestros españoles Manuel Jiménez “Chicuelo” y Vicente Barrera en compañía del matador de toros mexicano David Liceaga. Se lidiaron tres toros media casta de “La Providencia”, propiedad de los hermanos Gómez Núñez, y tres toros de pura casta de don Graciliano Pérez Tabernero. Presenció la corrida el Gral. Juan Vicente Gómez, Presidente de la República de Venezuela, siendo recibido con grandes aplausos al hacer su entrada en el palco. Lo más vistoso y destacado de la corrida fueron los quites con el capote realizados por “Chicuelo” y Barrera al cuarto toro de don Graciliano Pérez Tabernero que permitió el lucimiento de ambos, hasta provocar el delirio del público que premió la belleza de sus quites lanzando prendas y sombreros al redondel. Barrera logró dominar las escasas embestidas de sus toros con sus característicos pases iniciales sentado en el estribo, toreando muy cerca de los pitones y realizando unas faenas meritorias llenas de valor, con pases cambiando la muleta de mano, molinetes y remates de pecho de excelente ejecución. Destacaron sus certeros descabellos, recibiendo fuertes ovaciones y una vuelta al ruedo por parte del público. El diestro mexicano David Liceaga, sufrió una cornada de 15 centímetros de profundidad en la axila por un toro media casta de “La Providencia”, convirtiéndose en el primer torero herido por asta de toro en la Maestranza de Maracay.
En la segunda corrida de Feria, celebrada el sábado 19 de enero de 1935, actuaron los diestros Manuel Jiménez “Chicuelo”, el ídolo venezolano Eleazar Sananes “Rubito” y Vicente Barrera, enfrentándose a tres toros media casta de “La Providencia”, de los hermanos Gómez Núñez, y tres de pura casta de don Antonio Pérez Tabernero. Esa corrida fue histórica y memorable para “Chicuelo” que hizo al público presente aplaudir enardecidamente su extraordinaria faena, considerada como la más grande realizada en Venezuela al toro “Carpintero” de don Antonio Pérez Tabernero. Vicente Barrera logró una gran faena al sexto toro de la tarde al que le cortó las dos orejas y el rabo.
Al día siguiente, la crónica taurina del periódico “El Nuevo Diario”, reseñó así su actuación: “Manuel Jiménez “Chicuelo” y Vicente Barrera cortan orejas y rabos. Sananes cumplió. Los toros de Antonio Pérez de San Fernando, excelentes, y buenos los de La Providencia. La corrida fue prestigiada por el Presidente de la República, Benemérito General Juan Vicente Gómez, sus familiares y Cuerpo de Edecanes. “Chicuelo” y Barrera, Barrera y “Chicuelo”, fueron ayer máximos representantes de lo que debe ser el toreo en todas sus fases. Desde el alarde de valor hasta la pinturería, pasando por el dominio y el arte, demostraron ante los miles de espectadores atónitos, lo que debe ser el toreo cuando se cuenta con el elemento toro.
Vicente Barrera trajo a la plaza un cargamento de valor, de arte y ciencia torera que repartió a manos llenas. Obligar a miles de espectadores, entre ellos cientos de damas, a permanecer de pie durante media corrida, es algo que no se comprende, pero qué le van a hacer, si ellos son así.
No bien hubo terminado “Chicuelo” de lancear su toro cuando Barrera estaba ya a dos dedos de los pitones ofreciéndole la seda para dibujar en el aire de Aragua unas verónicas. ¿Se puede pasar un toro más cerca, más quieto, más erguido ni mandón que eso? Si está por ahí que salga que quiero verlo para dedicarle una crónica, con todos mis respetos y con el sombrero en la mano como persona de diplomacia.
¿Con la muleta qué hizo? Se sentó en el estribo, cómodo, como si estuviese sentado en un sillón allá en su casa de Valencia. Sólo le faltó pedir un tabaco y el periódico, y así, tranquilino, estiró la mano un poquito así, haciendo que el toro pasase tres veces sin él molestarse gran cosa. Pero como con eso no se completa una faena le salió a los medios y siempre, con gracia enorme, pisándole al toro un terreno comprometidísimo. Lo pasó de todas las formas, pases afarolados, cambiándose la muleta por la espalda, arrodillado y obligando al bicho a tomar el trapo cogiéndolo de un pitón. Algo así como lo hace siempre, todas las tardes, justificando su nombre de figura máxima de toreo. Esas pesetas no valen el oro de 22 quilates de una faena de Vicente Barrera, el torero más grande que salió de Valencia.
Por eso, cuando Barrera montó el estoque y dejó media en todo el hoyo de las agujas que mató a su enemigo sin puntilla se cubrió el circo de pañuelos, que pedía el máximo galardón para el diestro, que cortó las dos orejas y el rabo. Así fue como Manuel Jiménez, “Chicuelo” y Vicente Barrera, escribieron la página máxima en los anales de la tauromaquia en Venezuela, que nadie podrá empañar. Al final de la corrida, fueron obligados por el público a salir al tercio a recoger juntos una tremenda ovación”.
La tercera y última corrida fue celebrada el domingo 20 de enero de 1935, con los matadores Manuel Jiménez, “Chicuelo”, Vicente Barrera y Juan Martín Caro, “Chiquito de la Audiencia”. Marcó un gran acontecimiento taurino, resultando una corrida histórica, porque por primera vez en Venezuela se lidiaron, en una misma corrida, seis toros españoles de pura casta, tres toros de don Graciliano Pérez Tabernero, de Salamanca y tres toros de pura casta de don Antonio Pérez, de San Fernando (Salamanca). Se registró un lleno hasta la bandera. No quedó una sola localidad vacía en el magnífico coso y horas antes de sonar el clarín se habían colocado los letreros de “No hay billetes”. El palco principal fue ocupado por el Presidente de la República, Benemérito General Juan Vicente Gómez, miembros de su familia y Cuerpo de Edecanes.
El despejo fue encabezado por el rejoneador don Miguel Cuchet montando una hermosa jaca española. Vicente Barrera, consiguió otro resonante triunfo realizando una faena variada y completa que le valieron las dos orejas y el rabo de su segundo toro. Barrera estuvo desafiante ante un toro difícil y con genio, pero logró conectar con él lidiándolo con mucha exposición. Sentado en el estribo recibió a su enemigo, embarcándolo con mando, temple y suavidad. Ligó varios muletazos de calidad y mató de una estocada entera, en todo lo alto, fulminando a su enemigo sin puntilla. El público estuvo eufórico con Vicente Barrera por lo demostrado ante la cara del toro. La ovación fue intensa, teniendo que dar la vuelta al ruedo entre aclamaciones.
El 3 de febrero de 1935, en el Nuevo Circo de Caracas, Vicente Barrera cortó orejas y rabo. Alternó con los diestros Manolo Martínez y David Liceaga. Se lidiaron tres toros del conde de Casal y tres criollos de Juan Vicente Ladera. La corrida resultó exitosa destacando las faenas de Vicente Barrera llenas de emoción y gran calidad artística.
Vicente Barrera Cambra y su nieto Vicente Barrera Simó, su digno sucesor. Dedicatorias de una amistad sincera: “A mis amigos Juan Vicente y Florencio con todo mi afecto Vicente Barrera Cambra, Maracay, 21 de enero de 1935”. “Para la familia Dupouy Gómez, tras más de 75 años de amistad entre nuestras familias, Vicente Barrera Simó”.
(Archivo: Hnos. Dupouy Gómez).
El 10 de febrero de 1935, en el Nuevo Circo de Caracas, se lidiaron seis toros de pura casta: tres de la ganadería de Pérez Padilla y tres del conde de Casal. Vicente Barrera, concluyó sus actuaciones en Venezuela. Estuvo esa tarde, acompañado por los diestros Manolo Martínez y Juan Martín Caro “Chiquito de la Audiencia”. Posteriormente, Barrera se embarcó en el vapor “Caribia”, rumbo a Santander (España).
A mediados de febrero de 1935, Vicente Barrera organizó un festival taurino, para recaudar fondos para el albergue de la Asociación Valenciana de la Caridad. El albergue era de dos pisos, comedor y 375 camas para las personas más necesitadas. El 22 de septiembre de 1935, en Logroño, al dar muerte al cuarto toro de la corrida, Vicente Barrera anunció su retiraba de los ruedos. Alternó esa tarde con Manolo Bienvenida y Curro Caro, lidiando toros de Félix Moreno Ardanuy. El 6 de septiembre de 1936, reapareció Vicente Barrera en Valencia (España) con un gran éxito, cortando dos orejas a sus toros de la ganadería de Saltillo. Sus compañeros de cartel fueron los novilleros Cerdá, Chatet, Vicente Fernández y “Martincho”.
El 24 de julio de 1942, en la plaza de toros Monumental de Valencia, se presentaron los diestros Vicente Barrera, Juanito Belmonte y Manuel Rodríguez Sánchez “Manolete”. Se lidiaron reses de Villamarta. Vicente Barrera realizó a su primero una faena magnífica, pero lamentablemente no tuvo suerte con la espada. Se le concedió una oreja, que el diestro rechazó al no ser mayoritaria la petición, dando una vuelta al ruedo. Belmonte estuvo excelente; cortó a sus dos toros, la oreja y el rabo. “Manolete” en su último toro estuvo fenomenal al hacer una grandiosa faena, que fue premiada con las dos orejas, el rabo y dos patas. El 3 de mayo de 1945, en la plaza de toros Monumental de Barcelona, mató su última corrida, en compañía de Fermín Espinosa “Armillita Chico”, Silverio Pérez y Luis Miguel Dominguín, lidiando toros de Manuel González, de Salamanca.
Toreó: 63 corridas (1928), 66 corridas (1929), 69 corridas (1930), 70 corridas (1931), 65 corridas (1932), 63 corridas (1933), 57 corridas (1934) y 47 corridas (1935). Todas ellas, entre los primeros puestos del escalafón taurino. Sus últimos años toreó: 8 corridas (1944) y 3 corridas y un Festival (1945). Como matador de toros no toreó en la plaza de toros de la Real Maestranza de Caballería de Sevilla y nunca lidió toros de Miura, por desavenencia con el ganadero.
El 30 de noviembre de 1956, se informó por la prensa que el maestro Vicente Barrera Cambra se encontraba gravísimo. Había sido operado en el mes de julio de ese año de un tumor canceroso en la cabeza, aunque la operación fue un éxito, la enfermedad persistió falleciendo, el 11 de diciembre de 1956, a la edad de 48 años. Fue enterrado en el Cementerio General de Valencia (España). El 10 de enero de 1957, se ofició a las 11:00 a.m., un funeral en la iglesia parroquial de San José en Madrid. La Agrupación Sindical de Toros y Novillos, representada por don José María Zaragoza y don Mario Salazar; don Cristóbal Becerra, quien fuera apoderado de Vicente Barrera, organizaron el sufragio por el extinto torero. Entre los asistentes al funeral, destacaron los maestros Domingo Ortega, Marcial Lalanda, Antonio Márquez, Vicente Pastor, Antonio Bienvenida, el conde de Colombí, Nicanor Villalta, Victoriano de La Serna y Curro Caro, entre otros.
Afecto hereditario entre familias taurinas
Mi abuelo, Florencio Gómez Núñez, siempre recordaba con cariño a su amigo Vicente Barrera Cambra y nos contaba lo importante que fue en su época como figura del toreo. Comenzando la década de los años noventa, recientemente inaugurada la televisión por cable en Venezuela, mi abuelo se enteró, observando el prestigioso programa taurino “Tendido Cero”, de los inicios como novillero de Vicente Barrera Simó, quien se anunciaba en los carteles con el mismo nombre y apellido de su legendario abuelo. Eso le emocionó mucho, trayéndole entrañables recuerdos de aquella feria de Maracay (Venezuela) en donde había participado su viejo amigo Vicente Barrera Cambra en 1935. Su nieto, Vicente Barrera Simó, aquel joven novillero que pudo apreciar mi abuelo por la pantalla de televisión, tomó la alternativa el 25 de julio de 1994, de manos de Curro Romero actuando como testigo Miguel Báez “Litri”.
Vicente Barrera Simó, gracias a su profunda afición, dedicación y conocimiento, logró destacarse a pesar del enorme peso que acompañaba la historia taurina de su apellido, convirtiéndose en una figura importante del toreo. Lamentablemente, mi abuelo Florencio, falleció el 31 de diciembre de 1995 y no pudo apreciar el desarrollo y ascenso de la carrera de Vicente como digno sucesor de su abuelo.
Tuve la oportunidad de conocer a Vicente Barrera Simó, personalmente, en el hotel Caracas Hilton cuando se anunció su debut en el Nuevo Circo de Caracas (Venezuela) en la tradicional Corrida de la Prensa, el 19 de enero de 1997. Vicente Barrera compartió cartel con el venezolano “Morenito de Maracay” y el mexicano Alejandro Silveti, lidiando toros de “Rancho Grande”. Por la mañana, Vicente Barrera bajó al lobby del hotel para disponerse a entrenar con Vicente Yestera, su gran subalterno. En ese momento, aprovechamos la ocasión, mi hermano Miguel y yo para saludarle y obsequiarle como recuerdo unas fotografías de su abuelo cuando toreó en la Maestranza de Maracay en 1935. Vicente, se contentó mucho apreciando el bonito detalle y nos dijo que nos pondría en contacto con su padre don Leopoldo Barrera Risueño. Por la tarde, compartimos una amena tertulia y un café con don Leopoldo, un ser encantador, muy simpático, de carácter sencillo, quien nos trató como si lo hubiésemos conocido de toda la vida. Don Leopoldo nos contó que trató de mantener a su hijo Vicente alejado del interés taurino, porque sufría mucho y prefería que se dedicara a sus estudios universitarios y terminara su carrera de Derecho. Por eso Vicente Barrera Simó, comenzó tardíamente el inicio de su carrera taurina.
Años más tarde, nos reencontramos en Maracay (Venezuela). Vicente Barrera regresó para debutar en la Maestranza de Maracay, el mismo histórico coso en el que había triunfado su abuelo en 1935. Su nieto debutó en la Corrida de la Municipalidad, celebrada el 13 de marzo de 2004, compartiendo cartel con Oscar Higares y el venezolano Ramón Guevara. Resultó una bonita tarde de toros llena de recuerdos, como si el tiempo se hubiese detenido. Vicente Barrera cortó una oreja siendo fuertemente ovacionado. Finalizada la corrida, acudimos al hotel para felicitarle, compartiendo entrañables recuerdos con él y su querido padre don Leopoldo. La tauromaquia estrechó lazos de unión y profundo cariño entre nuestras familias.
La familia Dupouy Gómez compartiendo su amistad con don Leopoldo Barrera Risueño, hijo del legendario maestro Vicente Barrera Cambra y su nieto Vicente Barrera Simó en Venezuela, entre los años 1997 y 2004. (Archivo: Hnos. Dupouy Gómez).
Vaya mi especial recuerdo dedicado en este artículo a la muy querida familia Barrera. ¡Grande en la historia del toreo y en la amistad!