Juan Luis de la Rosa. Revista “El Toreo”, 30 de agosto de 1920 (Archivo: Hnos. Dupouy Gómez).
Por: Rafael Dupouy Gómez
El diestro jerezano Juan Luis de la Rosa, se destacó por su magnífico estilo como lidiador que hacía recordar a las grandes figuras clásicas del toreo. Brilló con el capote por su elegante y fino arte en su manejo. Fue un banderillero fácil y estupendo muletero. Los muy entendidos aficionados lo bautizaron como “El Rey de la Muleta” y del natural. Su debilidad fue con la espada lo que le hizo perder importantes triunfos. Sus mejores temporadas como matador de toros fueron la de 1920, lidiando 22 corridas; la de 1921, aumentando la cifra a 32 corridas de toros y el año 1922, actuando 38 tardes. Posteriormente, su participación en ruedos españoles fue declinando, toreando muy poco, teniendo que probar suerte en América.
Sin embargo, dejó un importante recuerdo en quienes le vieron torear. En una entrevista realizada por el crítico taurino don Vicente Zabala al gran matador de toros retirado Antonio Márquez, a quien apodaron “El Belmonte Rubio”, el maestro reconoció su gran admiración por Juan Luis de la Rosa, expresando: “¡Cómo toreaba Juan Luis de la Rosa!...es el diestro que mejor he visto torear al natural”.
Resaltando algunos aspectos históricos de su vida, el diestro Juan Luis de La Rosa de La Garquen, nació en Jerez de la Frontera (Cádiz), el 2 de febrero de 1901. Desde muy niño su familia tuvo que trasladarse a Sevilla. Se inició toreando en el año 1915, aunque su primera temporada formal fue en el año 1916, actuando en compañía de Eladio Amorós, en Salamanca, con motivo de la celebración de la Pascua de Resurrección, ante becerros de don Vicente Rivas. En Zamora, el 25 de julio de 1916, se presentó con “El Habanero”, lidiando novillos de don Ángel Rivas, dejando tan grata impresión que, al finalizar la temporada, lo catalogaron como “Niño Prodigio del Toreo”. Se destacó como novillero rivalizando con Manuel Jiménez “Chicuelo”, Manuel Granero y Eladio Amorós, quienes se perfilaban como las futuras promesas que vendrían a sustituir la idolatría de “Joselito” y Juan Belmonte.
El 15 de mayo de 1916, Juan Luis de la Rosa se presentó en Vista Alegre con “Paquillo” y Victoriano Roger “Valencia II”, lidiando novillos de don Rodrigo de Solís, dejando buenos detalles de su actuación. Toreó junto a Manuel Jiménez “Chicuelo”, ante reses de Albarrán, en Santa Marta (España), constituyéndose ante el público presente como un fenómeno, el 31 de julio de 1917, significando su primer gran año como novillero, siendo contratado para lidiar 36 novilladas, actuando en 32 de ellas, estoqueando 68 novillos.
El 19 de mayo de 1918, en Linares, Juan Luis de la Rosa realizó emocionantes quites, banderilleó muy bien y estuvo magistral con la muleta, siendo muy ovacionado. Esa tarde, también destacó el joven de 15 años, Manuel Jiménez “Chicuelo” con quien hizo pareja en sus presentaciones ese año por España. Juan Luis de la Rosa debutó en la Maestranza de Caballería de Sevilla, el 18 de agosto de 1918, con los novilleros “Angelillo de Triana”, José Belmonte y “Borujito”, ante reses de don José Anastasio Martín. El diestro jerezano estuvo muy bien en el cuarto al que mató de gran estocada. Su último enemigo no se prestó para el lucimiento, pero Juan Luis de la Rosa fue ovacionado por su buena disposición y valentía.
El 15 de junio de 1919, en la plaza de toros Monumental de Sevilla, se lidiaron ocho novillos de doña Carmen de Federico (antiguos Murube), para los diestros de José Sánchez “Hipólito”, José Amuedo, Juan Luis de la Rosa y el debutante Manuel Pineda. El jerezano Juan Luis de la Rosa, triunfó, escuchando continuas ovaciones, cortándole una oreja a cada ejemplar.
Ese mismo año, repitió sus triunfos en la Monumental de Sevilla, los días: 15 de junio (cortando una oreja a cada ejemplar), 29 de junio, (cortando dos orejas) alternando con José Sánchez “Hipólito” y Correa Montes; el 6 de julio, (cortando una oreja) en compañía de los diestros “Pepete Chico” y Correa Montes y el 28 de agosto, (cortando dos orejas) junto a “Hipólito” y Correa Montes.
Juan Luis de la Rosa, sobresalió como uno de los mejores novilleros del año, debutando en Madrid, el 20 de julio de 1919, ante novillos del Marqués de Villamarta, alternando con “Pedrucho de Eibar” y Ernesto Pastor. Esa tarde Juan Luis de la Rosa realizó cosas increíbles. Bastó verlo en su primer quite con el capote para admirar su grandeza. A pesar del poco juego de los toros, estuvo dominador, variado y muy aplaudido toda la tarde. Falló entrando a matar, perdiendo un triunfo seguro. En la crónica del diario “ABC” Gregorio Corrochano expresó sobre la faena de Juan Luis de la Rosa: “Torea bien y sabe torear; es decir, conoce el toreo y es artista. “Gallito” y Belmonte en una pieza. Maneja la muleta con una suavidad y un temple y manda tanto, que hará pasar a muchos toros, éste uno de ellos, que para los demás serán toros de faena por la cara. Y todo eso con soltura, con dominio y con seriedad. Con el capote tiene la verónica de Belmonte y ese lance de “Gallito” pasándose el capote por delante. Ya hay un sustituto de “Gallito” y de Belmonte, Juan Luis de la Rosa”. Ese año toreó un total de 41 novilladas en la península ibérica.
SU PADRINO DE ALTERNATIVA FUE “JOSELITO”
Juan Luis de la Rosa recibiendo la alternativa en la Plaza de Toros Monumental de Sevilla, de manos de José Gómez Ortega “Joselito”, el 28 de septiembre de 1919. Camará Fotos. (Archivo: Hnos. Dupouy Gómez).
El 28 de septiembre de 1919, primer día de la Feria de San Miguel, en la Plaza Monumental de Sevilla, tomó la alternativa, de manos de José Gómez Ortega “Joselito”. Fue la última alternativa que concedió el célebre diestro, porque después encontraría la muerte en Talavera de la Reina. Como testigos participaron José Flores “Camará” y Manuel Varé “Varelito”. Se lidiaron reses de Guadalest. Juan Luis de la Rosa, brindó la muerte de su primer toro al ganadero don Argimiro Pérez Tabernero. Ante el toro de su alternativa, negro bragado de nombre “Celeste”, le realizó cosas de buen toreo, pero sin lucimiento. A su segundo astado, sexto de la tarde, le ejecutó unas series de naturales de gran belleza. Mató de una buena estocada. Como dato curioso, esa tarde Juan Luis de la Rosa tomó la alternativa 20 minutos antes que lo hiciera su rival Manuel Jiménez “Chicuelo”, en la Real Maestranza de Caballería de Sevilla, de manos de Juan Belmonte.
Juan Luis de la Rosa, confirmó su alternativa de manos de Juan Belmonte García y Manuel Varé “Varelito”, actuando como testigo, el 24 de mayo de 1920, en la plaza de toros de Madrid con un lleno hasta la bandera. Los diestros lucieron en sus trajes de luces un crespón negro, en memoria y homenaje al infortunado “Joselito”. La Rosa vistió esa tarde un terno plomo y oro. El toro de su ceremonia se llamó “Armagoso”, negro meano, marcado con el número 108, de la ganadería de Gamero Cívico. Brindó al ganadero salmantino don Argimiro Pérez Tabernero. El diestro realizó un buen toreo, pero no pudo completar su labor, porque el toro de su confirmación gazapeó mucho, resultando fatal para el lucimiento. En el sexto toro, destacaron sus naturales y sus bien rematados pases de pecho. Esa tarde, el público lo notó algo apático y sin ánimo.
Juan Luis de la Rosa, debutó en la plaza de toros de “El Toreo”, en México D.F., el 7 de noviembre de 1920, ante reses de “Piedras Negras”, alternando con “Angelete”, actuando como sobresaliente Carlos Lombardini, logrando una buena actuación. En la misma plaza, intervino lidiando toros de Atenco, en compañía de Domingo González “Dominguín”, quien debutó esa tarde del 14 de noviembre de 1920. Luego, el 21 de noviembre de 1920, en la plaza de “El Toreo” (México, D.F.) actuó en la reaparición del ídolo azteca Rodolfo Gaona, quien tuvo una tarde colosal, logrando un gran triunfo ante reses de Zotoluca. Juan Luis de la Rosa no tuvo la suerte esperada y fue opacado por su compañero de cartel. En el mismo coso azteca, Juan Luis de la Rosa se presentó con Rodolfo Gaona e Ignacio Sánchez Mejías, el 10 de abril de 1921, ante seis astados españoles de Parladé. Fue una estupenda tarde de toros, donde triunfaron los tres alternantes. Regresó a España y el 26 de mayo de 1921, Juan Luis de la Rosa toreó la corrida de Beneficencia, en la Real Maestranza de Caballería de Sevilla, ante reses de Gallarde, compartiendo cartel con Rafael Gómez “El Gallo” y “Nacional I”.
Juan Luis de la Rosa, se presentó en Madrid compartiendo cartel con los diestros José Roger “Valencia” y Emilio Méndez, el 12 de junio de 1921, lidiando reses de don Andrés Sánchez de Salamanca. El cronista taurino “Corinto y Oro” en el Diario “La Voz”, señaló el día siguiente sobre la faena de Juan Luis de la Rosa: “El matador de toros jerezano consiguió alborotar ayer al público de la plaza de Madrid. Es decir, consiguió que el público terminantemente, le declarase figura grande del toreo. ¡Cómo sería la faena que la criaturita hizo en el quinto, que, después de dar un bajonazo, miles de pañuelos pedían la oreja! El buen torero hizo esto: saludar al toro bravo con seis lances y media verónica, en los que pugnaban el aguante, el temple, la seguridad y la elegancia; clavar dos pares finísimos, y comenzar, seguir y terminar una gran faena, con tres naturales, dos de pecho, uno de rodillas, dos cambiados, otros tres ayudados, estilo del gran Joselito, que remató con las manos a la altura del pecho, llevando al bicho toreado a conciencia y quedándose el diestro inmediatamente detrás de la pala del pitón derecho, erguido y sobre las puntas de los pies. Faena grande, ¡vive Dios!, faenas de la que hacen los muy contados toreros que actualmente tienen personalidad de alto relieve, no como tigres: como artistas de concreta personalidad”.
El martes 12 de julio de 1921, se celebró la Corrida de la Prensa, en Madrid, donde se lidiaron cuatro toros de don Vicente Martínez y cuatro de la señora viuda de Soler, para los diestros Rafael Gómez “El Gallo”, Juan Belmonte, Juan Luis de la Rosa y Manuel Granero. La Rosa ejecutó una faena a su primer toro, con mucho arte y valentía, realizando un desplante temerario de rodillas, ofreciendo el pecho ante los pitones del astado con gesto despectivo. Cortó una oreja. El crítico taurino Gregorio Corrochano señaló: “La Rosa, además de tener mucho arte, sabe torear muy bien, muy despacio, templa mucho. Con la muleta es un excelente torero”. Belmonte estuvo muy bien esa tarde, en el sexto toro, cortó también una oreja. En Madrid, Juan Luis de la Rosa tuvo destacadas actuaciones participando en las llamadas corridas “regias” del año 1921, “Montepío”, “Cruz Roja” y la “Prensa”, el diestro jerezano conquistó importantes triunfos, toreando ese año 32 corridas de toros en España.
PARTICIPÓ EN EL CARTEL DE LA MUERTE DE GRANERO
Como un dato interesante para la historia, Juan Luis de la Rosa actuó en Madrid, el 7 de mayo de 1922, siendo el padrino en la confirmación de la alternativa de Marcial Lalanda. En esa misma corrida también intervino, por última vez, el prometedor torero valenciano Manuel Granero, siendo víctima de la cornada más impresionante y trágica que se recuerda en la historia del toreo. Se lidiaron tres toros del marqués de Veragua y tres del marqués de Albaserrada. La Rosa no tuvo una buena tarde, porque al entrar a matar a su segundo enemigo, tuvo que ingresar a la enfermería para que le atendieran una distensión en la muñeca derecha que le impidió volver al ruedo.
Aquella tarde, con la plaza completamente llena, el diestro valenciano Manuel Granero fue a buscar el estoque para dar muerte al quinto toro de la tarde llamado “Pocapena” de Veragua. Luego de citar al toro con la muleta, muy cerrado en tablas, el animal se le venció y le empitonó fuertemente el muslo derecho. El toro lo suspendió por un rato y luego lo arrojó violentamente al suelo, donde le tiró varios derrotes, rompiéndole la taleguilla y la faja hasta empujarlo contra la barrera, muy cerca del estribo, volviéndolo a cornear terriblemente, entrándole el pitón por el ojo derecho, destrozándole la masa encefálica. Granero fue conducido, inmediatamente, a la enfermería prácticamente sin vida, viviéndose momentos de verdadero dolor y dramatismo. Aquella trágica tarde, los pitones de “Pocapena” acabaron con una figura que prometía, sin duda alguna, estar entre los mejores toreros de su época. Juan Luis de la Rosa y su cuadrilla, al igual que las cuadrillas del infortunado diestro Granero y Marcial Lalanda, velaron el cadáver toda la noche en capilla ardiente, junto a los diestros Paco Madrid y “Valencia II”, entre otros. Estuvieron acompañándolo hasta el día siguiente de su traslado hacia su ciudad natal, Valencia.
En 1922 Juan Luis de la Rosa toreó un total de 38 corridas en España.
En Madrid, el 20 de abril de 1924, realizó una gran faena a su primer toro, perteneciente a la ganadería de don Florentino Sotomayor, que brindó al cronista taurino Juan Ferragut. Juan Luis de la Rosa logró hermosas series de muletazos, siendo muy ovacionado. Compartió cartel con Domingo “Dominguín” (padre) y Antonio Márquez “El Belmonte Rubio”, quien triunfó esa tarde.
El 26 de mayo de 1924, en Valencia (España), el cuarto toro de la tarde, le propinó al diestro Juan Luis de la Rosa una herida destrozándole el ojo y causándole una gravísima cornada en el vientre. Su número de corridas descendió a 7.
En la Feria de Abril de Sevilla del año 1925, toreó dos corridas en la Real Maestranza. El 20 de abril, ante reses de Miura, junto a “Chicuelo” y Martín Agüero; y el 21 de abril, lidiando astados de Santacoloma, junto a “Chicuelo”, Martín Agüero y Manuel “Litri”. Esa tarde asistió Su Majestad el Rey Alfonso XIII y se lanzó como espontáneo para banderillear el diestro Ignacio Sánchez Mejías, quien obtuvo la venia del Rey y el permiso de Usía para ejecutar la suerte.
El 27 de agosto de 1925, toreó en Espinho (Portugal) alcanzando gran éxito en su tercera presentación en ese coso. El 13 de septiembre de 1925, conquistó un brillante triunfo en Jerez de la Frontera, en la primera corrida de feria, cortando una oreja a su primer toro, de la ganadería de Villalón. Compartió cartel con “Carnicerito” y “Chanito I”. Esa temporada, toreó 8 corridas en España.
El 16 de junio de 1927, en la Real Maestranza de Caballería de Sevilla, se llevó a cabo una corrida a beneficio de los Damnificados por los Temporales de Marruecos y Levante, donde actuaron los diestros Juan Luis de la Rosa, Manuel Jiménez “Chicuelo” y Paco Royo “Lagartito”. Se lidiaron cuatro toros de don Argimiro Pérez Tabernero, uno de Antonio Flores y otro de Peñalver. Ese año solamente toreó 4 corridas.
El 16 de febrero de 1930, toreó en la ciudad de Lima (Perú) junto al rejoneador don Antonio Cañero, Asín y “Zurito”, ante la presencia del Presidente de la República Augusto B. Leguía.
En Venezuela, Juan Luis de la Rosa gozó siempre de gran cartel. Fue contratado para torear la temporada de 1925-1926, alternando con toreros como: José Roger “Valencia I”, Ginés Hernández “Ginesillo”, Pedro Basauri “Pedrucho”, Mariano Montes, José García “Algabeño”, José Paradas, Victoriano Roger “Valencia II”, Bernardo Muñoz “Carnicerito de Málaga”, Paco Royo “Lagartito”, Matías Lara “Larita”, Francisco Peralta “Facultades”, José Ramírez “Gaonita”, Jaime Noaín, Luis Freg, David Liceaga y los venezolanos Eleazar Sananes “Rubito” y Luis Vilma, entre otros. También participó en la presentación de los rejoneadores españoles Miguel Cuchet (1925) y Antonio Cañero (1930). Toreó en casi todos los cosos del país e inauguró, el 10 de junio de 1928, la Plaza de Toros de Maracaibo (Edo. Zulia).
Los diestros Juan Luis de la Rosa, Luis Freg, “Finito de Valladolid” y Ángel Carratalá, el 6 de noviembre de 1927, se presentaron en el Nuevo Circo de Caracas, lidiando cuatro toros criollos de Gonzalo Gómez y cuatro media casta del General José Vicente Gómez, Asistió a la corrida el Presidente de la República, General en Jefe Juan Vicente Gómez, acompañado por sus hijos, José Vicente, Gonzalo, Juan Vicente y Florencio Gómez Núñez.
El 10 de junio de 1928, Juan Luis de la Rosa inauguró la plaza de toros de Maracaibo (Edo. Zulia). En la plaza de toros Arenas de Valencia (Edo. Carabobo), ante reses de Santaella, actuaron los diestros Juan Luis de la Rosa, Enrique Torres y Paco Perlacia, el 1 de enero de 1929. Los toreros se lucieron cortando orejas y rabos.
El 23 de marzo de 1930, debutó el famoso rejoneador cordobés don Antonio Cañero en Venezuela, actuando en el Nuevo Circo de Caracas con los diestros Juan Luis de la Rosa y José Paradas.
Juan Luis de la Rosa, participó en cinco corridas de toros celebradas en la recientemente inaugurada plaza de toros “La Santamaría” de Bogotá (Colombia), inaugurada el 8 de febrero de 1931. El diestro jerezano actuó en la temporada de ese año en las siguientes fechas: el 12 de julio, compartiendo cartel con José García “Alcalareño” y Vicente Villanueva. El 26 de julio, actuando con Julián Sáiz “Saleri II” y Vicente Villanueva. El 9 de agosto, con Manuel Díaz “Torerito de Málaga” y Vicente Villanueva. El 23 de agosto, en compañía de José García “Alcalareño”, Juan Silveti, “Morenito de Zaragoza”, Vicente Villanueva y José Cabezas; y el 27 de septiembre, con “Morenito de Zaragoza” y José García “Alcalareño”.
Juan Luis de la Rosa, regresó a Venezuela presentándose en el Nuevo Circo de Caracas, entre los años 1931 y 1932, sin conseguir el éxito deseado. Alternó durante esos años con Cecilio Barral, Victoriano Roger “Valencia II”, Bernardo Muñoz “Carnicerito de Málaga”, los Charros Mexicanos (Andrés y Antonio Becerril), “Rubito de Sevilla” y Romero Freg.
SU AMISTAD CON LOS HERMANOS GÓMEZ NÚÑEZ
Al finalizar la Feria inaugural de la plaza de toros Maestranza de Maracay (Venezuela), los hermanos Juan Vicente y Florencio Gómez Núñez, creadores y propietarios del bello coso, invitaron a su oficina, el 23 de enero de 1933, a todos los cronistas taurinos de Caracas y varios matadores de toros. Acudió Juan Luis de la Rosa, gran amigo de los hermanos Gómez Núñez, al brindis de cortesía por el éxito de la temporada. Posteriormente, proyectaron en el Laboratorio Nacional Cinematográfico de Maracay, dirigido por Efraín Gómez, las películas de las históricas corridas celebradas en la Maestranza de Maracay. Acudieron los cronistas taurinos: Modesto de Ayza, Juan José Churión “El Bachiller Munguía”, Oscar Villalba “Villa Fraile”, Raúl Carrasquel y Valverde “Alonso Manchego”, Ramón David León, Eliseo Delgado “Conde Federico”, Francisco De León Rivas “Paco de Oro”, Leoncio Martínez “Leo” y don Henrique Chaumer “Marqués de los Morrillos”. También participaron en la amena reunión el arquitecto de la Maestranza de Maracay, Carlos Raúl Villanueva, el famoso rejoneador cordobés don Antonio Cañero, el rejoneador español Miguel Cuchet, el diestro mexicano José González “Carnicerito de México” y su peón de confianza Mariano Rivera.
Mi abuelo Florencio Gómez Núñez, tuvo una gran amistad con Juan Luis de la Rosa durante sus estadías en Venezuela. Opinaba mi abuelo sobre el diestro: “Juan Luis de la Rosa, fue un torero muy bueno, demostró en sus actuaciones todo su arte con el capote y la muleta. Realizó faenas excepcionales de gran finura y perfección. Sus pases naturales los ejecutaba con gran suavidad y temple. Con el estoque fue un poco deficiente, lo que le restó importantes triunfos. Yo le ayudé mucho. Me gustaba bastante, porque su toreo era sumamente puro. Toreaba con frecuencia en nuestra ganadería; siempre estaban Eleazar Sananes “Rubito” y Juan Luis de la Rosa ayudándome en las tientas. Eran como mis dos peones. Yo le contraté para muchas corridas en Venezuela. Recuerdo una tarde en la que un toro le pegó una fuerte voltereta ocasionándole la fractura de un pie en Valencia (Venezuela)”.
El 4 de febrero de 1934, en el Nuevo Circo de Caracas, se llevó a cabo un Festival a beneficio de Juan Luis de la Rosa, en el que tomaron parte el venezolano Julio Mendoza y el español Antonio García “Maravilla”. El 15 de abril de 1934, en el Nuevo Circo de Caracas, Juan Luis de la Rosa actuó en la reaparición de Eleazar Sananes “Rubito” y la presentación del novel espada venezolano Raúl Sananes (hermano de Eleazar), ante reses criollas. Juan Luis de la Rosa se volvió a presentar en el Nuevo Circo de Caracas con los diestros Eleazar Sananes “Rubito” y Pedro Villanueva, el 15 de julio de 1934. Este último, cortó una oreja, los otros cumplieron.
Juan Luis de la Rosa en Madrid, año 1922. (Foto: Alfonso). Dedicatoria de Juan Luis de la Rosa: “Con toda mi gratitud a los Sres. Juan Vicente y Florencio Gómez”. (Archivo: Hnos. Dupouy Gómez).
El 17 de febrero de 1935, en el Circo Metropolitano de Caracas, Juan Luis de la Rosa se presentó en un mano a mano con el diestro mexicano David Liceaga. Se lidiaron dos toros pura casta de Pallarés, con cinco años y más de 500 kilos de peso; dos de la ganadería de “La Providencia” de los hermanos Juan Vicente y Florencio Gómez Núñez y dos criollos de don Juan Vicente Ladera. Los toros de don Luis y José Pallarés Delsors (divisa azul y blanca) hicieron excelente juego, logrando el lucimiento de los diestros actuantes. Juan Luis de la Rosa, sorprendió al público al derrochar gran valor, realizando un toreo preciosista a base de naturales, molinetes, trincherazos y toda la gama del toreo sevillano. Mató con dificultad al de Pallarés, porque había recibido un fuerte golpe en un brazo.
CONSIDERÓ A VENEZUELA COMO SU SEGUNDA PATRIA
El 26 de abril de 1936, en el Nuevo Circo de Caracas, se llevó a cabo la corrida de la despedida de Juan Luis de la Rosa de su querida Venezuela. Alternó esa tarde en compañía del torero colombiano Miguel López y el venezolano Manolo Graterol.
Con una emotiva nota de profundo agradecimiento se despidió Juan Luis de la Rosa de Venezuela, país al que consideró como su segunda Patria:
Al Público
“Unos buenos amigos míos han organizado esta Corrida de Toros para que yo me retire del Toreo; como era mi firme resolución la acepté gustoso y la dedico al público caraqueño, para quien sinceramente guardo un eterno agradecimiento por las diferentes manifestaciones de cariño y simpatía que me ha demostrado en cuantas actuaciones he tenido en Venezuela, como se trata de la última corrida de mi vida taurina, sé el compromiso moral que he contraído y yo mismo he escogido los toros de Pura Casta que se lidiarán en esta corrida para mí tan difícil. He seleccionado seis toros terciados y a propósito para el mayor éxito, pues el toro grande y exagerado podría ocasionarme una tarde que no estuviera a tono con mi carrera taurina, la que estoy dispuesto a terminar con el mayor decoro, para esto es para lo que yo personalmente he escogido esta corrida, en la que creo será una de las tardes en que yo salga con más ilusión a torear. Sinceramente deseo que mi corrida de despedida constituya para ustedes una tarde de gratos recuerdos. Mi mayor satisfacción será verles a todos reunidos el domingo en el Nuevo Circo; así lo espero, bien sé que en este País se me quiere, por eso me siento orgulloso como de la casa, esta gran casa hospitalaria y noble que se llama Venezuela y la que considero mi segunda Patria.
Anticipo a todos mi más profundo agradecimiento”.
Juan Luis de la Rosa
Imagen del diestro español Juan Luis de la Rosa y anuncio del cartel de su despedida en el Nuevo Circo de Caracas, el 26 de abril de 1936. (Archivo: Hnos. Dupouy Gómez).
Juan Luis de la Rosa regresó a España y estando mi abuelo Florencio Gómez Núñez en Madrid en el año 1936, recordaba que el diestro jerezano toreó tres tardes en la plaza de toros Monumental Barcelona (España): La primera de ellas, el 21 de junio de 1936, alternando con Manuel Jiménez “Chicuelo” y Antonio García “Maravilla”. Luego, el 16 de agosto de 1936, con los diestros: “Pedrucho”, Curro Caro, “Morenito de Valencia”, Suárez Merino y “Faraón”; y la tarde del 6 de septiembre de 1936, lidiando astados de la ganadería de Contreras, siendo ésta la última corrida de su vida, compartiendo cartel con “Pedrucho” y Curro Caro, quienes triunfaron cortando orejas. La actuación de Juan Luis de la Rosa fue regular, cumpliendo con voluntad su compromiso.
A los pocos días, durante la Guerra Civil Española, Juan Luis de la Rosa sufrió un serio altercado con unos milicianos de la República y murió trágicamente siendo fusilado por los rojos en la ciudad de Barcelona (España). La fiesta brava perdió a uno de los diestros más finos y puros de su tiempo que había guardado siempre un cariño especial por Venezuela. Esa patria noble que le abrió sus brazos, reconociendo su gran clase, valor y fina estampa de torero.
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