"...difícilmente entenderé que el cartel de Valencia no se repita más veces pues, como dijimos, a los toros se va a emocionarse, y con ese cartel la emoción está asegurada. No es necesario que los toros siempre sean de Miura, solo hace falta que se muevan, que sean encastados, y estos dos torerazos se encargarán de “darles fiesta”..."
Emoción asegurada
- A los toros se va a emocionarse, no a divertirse, emoción que viene por dos vías: por la estética, la belleza del toreo ejecutado y por el riego que el torero corre.
Rafael Comino Delgado / Fuente: deltoroalinfinito
Pero para que se genere esa emoción el toro tiene que ser encastado y enrazado, y el torero tiene que arriesgar, porque como dijo el maestro Dámaso González, “el Toreo es una fiesta de arriesgar, si no arriesgas estás en falta”. Si al terminar la corrida, el público se ha emocionado seguro que volverá, pero si más bien se ha aburrido lo más probable es que no vuelva, salvo que sea muy aficionado.
Pues bien, en la corrida celebrada el pasado 26 de Julio en Valencia, un mano a mano entre Rafaelillo y Manuel Escribano, con toros de Miura, se dieron todas las condiciones para que los asistentes vuelvan.
Hubo toros, toreros, rivalidad y competencia. Fíjense si hubo toros que tres de los miuras embistieron bastante bien, especialmente tercero y quinto; y creo que el primero de Escribano, que fue devuelto, también podría haber embestido. Hubo toreros, puesto que ambos se jugaron la vida sin trampa ni cartón. Rafalillo con un buen lote, que le permitió, además, hacer buen toreo, y Escribano con un lote imposible, puso lo que faltaba, es decir, todo. Este torero está en un momento que a poco que un toro se mueva le forma un lío gordo. Tiene valor ilimitado, pero sabiendo lo que hace, buenísima técnica, piensa delante del toro y, cuando este lo permite, sabe hacer el toreo de calidad. Junto a todo ello hubo competencia de verdad. Los dos salieron a ganar la pelea a costa de lo que fuera, y los dos salieron triunfantes; cada uno aprovechó lo que tuvo.
Con respecto a la competencia quiero significar que este año se han celebrado muchos mano a mano, en los que generalmente, y por diversas razones, no ha pasado nada: no tenían razón de ser, no hubo verdadera rivalidad, los toros se seleccionaron demasiado, etc.
Por ello difícilmente entenderé que el cartel de Valencia no se repita más veces pues, como dijimos, a los toros se va a emocionarse, y con ese cartel la emoción está asegurada. No es necesario que los toros siempre sean de Miura, solo hace falta que se muevan, que sean encastados, y estos dos torerazos se encargarán de “darles fiesta”. Seguramente el Sr. Casas, uno de los pocos empresarios creativos, imaginativos, ya estará pensando repetir el cartel en sus plazas.
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