IBIZA
Surca los mares a bordo del 'TM Blue One'
Valentino, el anfitrión maniático
De izda. a dcha. Bruce Hoeksema (pareja de Valentino 15 años), Tom Dunn(modelo) , Giancarlo Giammetti (otro ex), Jon Kortajarena (modelo), Juan Carlos Tubilla (agentea de modelos) y Valentino. CORDON
MARÍA EUGENIA YAGÜE / El Mundo
Actualizado:15/08/2015 05:40 horas
Valentino Garavani (83) ha vuelto a Ibiza. Su yate, el TM Blue One, de 47 metros de eslora, azul y blanco, elegante y clásico, está amarrado en el puerto antiguo, después de algunos veranos en que dejó de navegar por las aguas que rodean la isla Pitiusa. Cuenta con 27 años de antigüedad, aunque se encuentra en perfecto estado, impecable. Las iniciales TM, grabadas en el casco, están dedicadas a Teresa y Mauro, los padres del diseñador italiano, quienes apoyaron su vocación por la moda y costearon sus estudios en París.
Retirado desde 2008, el modisto, con fama de meticuloso, exigente y perfeccionista, llevaba algún tiempo sin veranear en la isla Blanca porque algo le incomodó, pero ahora regresa por la puerta grande. De hecho, fue el invitado estelar de la Flower Power, la fiesta que celebra la discoteca Pachá para recordar el pasado hippy de la isla.Valentino estaba acompañado por Giancarlo Giammeti, su antigua pareja, socio y amigo inseparable, además de otras celebrities. Esta vez, compartía copas y ritmos de los años sesenta con la actriz Anne Hathaway y su marido, Adam Shulman, la estrella del fútbol italiano Marco Borriello y el top model Jon Kortajarena, que iba acompañado por un amigo francés. El modelo coincidió con Valentino en la fiesta, incluso compartieron una samba.
El trasiego constante por el barco de famosos de renombre internacional es comparable al front row de los antiguos desfiles de alta costura del modisto. Unos días antes, eran la it girl Olivia Palermo y su marido, Johannes Huebl, quienes disfrutaban del TM Blue One en aguas de Formentera. En julio, el yate navegaba por Capri y la costa amalfitana con Naty Abascal a bordo, la invitada más fiel y asidua de Valentino, además de su íntima amiga.
Los célebres invitados no aguantan sus manías
Pero el resto de los huéspedes del diseñador no suele pasar más de tres o cuatro días a bordo. El barco tiene capacidad para ocho invitados y hay nueve empleados para atenderles. El servicio es impecable, la comida excelente y saludable. En el interior abunda la caoba y los tonos azul y blanco, muy marineros. Un ambiente relajante y chic. En las paredes del comedor interior hay dos retratos de Valentino firmados por Andy Warhol, un Picasso y otras exquisitas obras de arte. Un yate espectacular del que han disfrutado desde Diana de Gales -cuya foto en cubierta, vestida con bañador y una blusa encima, ocupa un lugar de honor- a Mijaíl Barýshnikov, Elle MacPherson, Joan Collins, Kyril de Bulgaria y Rosario Nadal -antigua colaboradora de la firma de moda-, Gwyneth Paltrow, Tom Hanks o Heidi Klum.
Sin embargo, ya no hay esa concentración de personajes que, hace unos años, se daban cita en el yate. "Es que no se quedan", cuenta un antiguo invitado de Valentino, que prefiere el anonimato. "Es complicado ser su huésped. Se ha hecho mayor y bastante maniático, no te relajas. Te pongo un ejemplo. Hay unas mantitas de cashmere en cada brazo de las butacas de cubierta, dobladas sobre el reposabrazos. Te la pones encima si hace fresco pero, si te levantas al baño o a buscar un refresco, sólo un momento, cuando vuelves, ya está plegada otra vez y te sientes un poco agobiado. Luego, se pone a criticar que si el marido de tal invitada no se ha hecho manicura, que si otro lleva una camiseta que no pega con las zapatillas de deporte... En fin, que llega un momento en que estás deseando irte".
Nada que ver con aquel Valentino en plena forma que hace muchos años organizó una fiesta en Palma para Carmen Martínez Bordiú, Marisa y Alfonso de Borbón, los Tchokotú , Plácido Domingo y la condesa Marina Cicogna, amante durante años de la actriz Florinda Bolkan.
Entonces, Valentino bailó con Los del Río, contratados para la fiesta. Hoy, intenta ir al ritmo de Kortajarena pero el tiempo no perdona. Y se nota.
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