Resumen: Galdós pudo tener como referencia para escribir su Nazarín cualquier sacerdote de la época con inquietudes de llevar el evangelio a la calle, como por ejemplo, el padre San José María Rubio Peralta. De hecho, estos sacerdotes preocupados por mejorar verdaderamente la situación de los más pobres de la sociedad venían retratados en la prensa de su tiempo como una especie de locos por ese amor desbordado a sus semejantes. Así Nazarín era tratado como Apóstol de la paciencia (Galdós, 1895: 25); y el padre San José Mª Rubio como Apóstol de los pobres.
Palabras Clave:
Sacerdote, evangelio a pie de calle, sociedad, concilio, anticlerical, libertad
de culto.
Synosis: Galdós could
have a reference to write his Nazarín
any priest of the time with concerns of taking the góspel to the street, such
as Father San José María Rubio Peralta. In fact, these priests cocerned with
truly inproving the situation of the poorest in society were portrayed in the
press of their time as a species of crazy for that overflowing love for their
fellow men. Thus Nazarín was treated as the Apostle of patience (Galdós, 1895:
25), and Father San José Mª. Rubio as Apostle of the poor.
Este artículo trata de
analizar el anticlericalismo de Galdós desde una mirada del hombre del siglo
XXI. Desde el principio nos damos cuenta de la visión superficial de sus coetáneos
a la hora de enjuiciar esa perspectiva tan fuerte y radical que usaba la pluma
canaria en la descripción de sacerdotes que según él no cumplían bien con sus
ministerios.
Debo señalar que en este
estudio comparativo de el personaje que bien pudo tener, entre otros, el autor
como referencia para su personaje ficticio Nazarín, he contado con apoyo
bibliográfico, pues, aunque no hay muchos análisis sobre quién pudo tener como
modelo del personaje real (de los que él tanto gustaba) para la confección del
personaje novelado si he encontrado algunos muy interesantes. La historia de
Nazarín es la de un cura con una
religiosidad básica pero muy próxima a lo considerado perfecto por las
enseñanzas de Cristo, similitud que ya contempla Clarín en el artículo de El Imparcial. Durante su periplo por la
provincia madrileña, Nazarín se encargará de proteger a diversas personas que,
por su escala en la sociedad, han sido relegados de ésta, así como prestar su
ayuda a los más pobres y desvalidos. Aquí cabría hablar de la semejanza del
personaje con el padre Rubio, que viviendo en la misma época y moviéndose por
los mismos entornos que el autor de la obra, encauza su ministerio hacia los
más pobres y desvalidos, como eran los traperos y golfos que habitaban en la
Ventilla y en Tetuán de las Victorias. En el capítulo titulado: “Con los pobres de la tierra” Lamet (2003: 157- 158):
[…]
Juan de Andrés recordó el día en que el padre Rubio lo había aconsejado:
--Mira, Juan, si quieres hacer algo, en la Ventilla hay un inmenso campo de
trabajo. Date una vuelta por allí. Verás lo que es bueno. Aquel abandono y
aquella basura le daban vueltas en la cabeza y no le dejaban dormir. El hecho
de estar haciendo el servicio no era razón suficiente para echarse atrás; es
más, estaba dispuesto a darse de baja de la Academia Calderón de la Barca,
donde era profesor, y entregarse a trabajar entre aquellos tugurios a favor de
la pobre gente.[…]
El profesor Gautier
escribió también un artículo para la Revista Isidora donde hacía un bosquejo apuntando
al escritor y poeta francés Lamenais como posible personaje real para Nazarín. Es
verdad, que Galdós criticó a veces duramente a representantes de la institución
eclesiástica, pero no es menos cierto que era porque no daban el ejemplo que se
esperaba de ellos en la sociedad. Por otra parte, no cabe la menor duda del cambio
que ha ido renovando la posición de la Iglesia Católica desde el Concilio
Vaticano I, 1870 (época de Galdós) hasta nuestros días.
Por ello, creo que Galdós
es un avanzado en ideas religiosas, hasta el punto de querer llevar las
enseñanzas del evangelio hasta sus últimas consecuencias. Adelantándose así,
hasta propuestas como las del Papa San Juan Pablo II, que promovía vivir el
evangelio en la calle y en el puesto de trabajo. Para el autor canario la virtud más sobresaliente
de todas es la caridad, lo mismo que para el propio Jesús, quiere llegar a
través de ella a una justicia social. Aquí cabría mencionar a personajes
caritativos de la obra galdosiana como
Benina en Misericordia (1897), La
condesa Halma (Halma, 1985), el cura Nazario etc.
Gustavo Correa (Correa, 1962: 271) señala que la inmersión del personaje galdosiano en la conciencia religiosa es el resultado, por consiguiente, de una peculiar visión del mundo y de una valoración de la existencia humana que tiene sus raíces en el sentimiento religioso que nos ilumina acerca del origen del hombre, su destino y su relación con las demás personas. Tal manera de visión dota de intención y sentido a este mundo novelístico dentro de un plano de trascendencia y de una característica tonalidad emocional. En muchos casos las estructuras simbólicas tienen un origen marcadamente religioso.
Al principio de este trabajo buscaba poder tener una vía de investigación donde pudiera hacer alguna aportación nueva sobre el tema (o no muy tratada por los estudiosos galdosianos). No sé si estaré acertada o no en este nuevo camino que he emprendido para explicar, desde mi punto de vista, ¿qué personaje contemporáneo pudo tener Galdós para ir hilando el carácter humilde y sencillo del padre Nazario?, uno de los sacerdotes, que como ya hemos observado en estudios de otros galdosistas era muy del agrado de Galdós. Tengo que decir que en este trabajo pretendo seguir al unísono con una vía filológica y otra periodística que lo hará vivo y actual, así me puse en contacto directo con el padre Pedro Miguel Lamet, autor de los dos libros que quiero aportar al círculo oficial de los investigadores de Galdós, como son: “Como lámpara encendida” (2003) y “La Santa de Galdós” (2000). Ya en nuestra primera conversación el padre Lamet se mostró como un galdosiano más, que estaba interesado en como construía Galdós sus personajes novelísticos sacándolos de personas reales. Así me contó como al escribir el libro “La Santa de Galdós” sobre Ernestina Manuel de Villena y su relación directa con Guillermina Pacheco, personaje de la novela “Fortunata y Jacinta”, eran en realidad un calco la una de la otra, además el propio Galdós, así lo indica en su artículo: “Santos Modernos” publicado en el periódico “La Nación” de Buenos Aires, el 15 de febrero de 1886, donde hace un elogio de la labor llevada a cabo por doña Ernestina y no duda en calificarla de santa. Pues bien, ahora me propongo yo demostrar que bien pudo tener Galdós en el padre José María Rubio su personaje real para crear Nazarín. Ya de entrada es difícil probarlo porque no hay ninguna indicación de Galdós que así lo señale, pero no es menos cierto que se puede hacer perfectamente una relación de similitudes entre el personaje real y el ficticio. Además, teniendo en cuenta que muchas de las acciones emprendidas por el padre Rubio en la sociedad eran recogidas en los periódicos de la época, por lo que creo que bien pudo tener allí Galdós su fuente de inspiración para su sacerdote Nazarín.
El padre Lamet que al principio era reacio a esta idea,
porque según él, Galdós no sentía mucho agrado por la Compañía de Jesús, aunque
tengo que señalar que sobre éste particular tampoco hay nada dicho o escrito
directamente por el autor. Después de mis explicaciones sobre la relación de
uno y otro, reconoció Lamet que efectivamente era posible. Y añadió : “¡Qué lástima, no se me haya ocurrido a
mí!”, “la verdad es que si detrás de todo está el padre Rubio, no me cabe duda
que algo ahí ” [1].
El padre Rubio era un
simple sacerdote en 1895, cuando escribe y publica Galdós “Nazarín y Halma”, le costó mucho entrar en los
jesuitas. De hecho la noche que estrena Galdós “Electra”, el 30 de enero de 1901, y el teatro Español registraba un
lleno clamoroso. Se grita desde las
butacas -¡Abajo el clero! ¡Abajo los Jesuitas!- De pronto alguien grita
desgañitadamente:
-¡Muera Cermeño! ¡Muera el jesuita Rubio! Cuando a la mañana siguiente le informan a Rubio que salía en los papeles, el sacerdote sonrió complacido porque le habían llamado jesuita, cuando todavía no había sido aceptado por la Compañía de Jesús (Lamet,2003: 80,81)[2]
Según nos cuenta Lamet (2003:249) el padre Rubio es nombrado capellán de las religiosas Bernardas en la iglesia del Sacramento, entonces parroquia de la Almudena en 1893. Año que comienza a trabajar en los suburbios de Tetuán de las Victorias y la Ventilla, con los traperos y golfos. Asimismo, su confesionario e intuición comienzan a hacerse famosos, llegando a formarse colas de hasta tres horas, en las que esperaban lo mismo señoras de las clases altas aristocráticas con pobres míseros de la capital para ser confesados por él. Durante ese mismo año es nombrado también notario y encargado del registro de la vicaría. Me ha parecido oportuno centrar un poco en el tiempo al personaje real para comenzar ahora a ver las similitudes entre uno y otro.
PADRE
RUBIO:
--Enseña
a vivir de forma sencilla, una frase suya que repite siempre a lo largo de su
vida: “Hacer lo que Dios quiere, querer
lo que Dios hace” (Contraportada del libro “Como lámpara encendida).
PADRE
NAZARÍN:
--Vive
sin preocuparse de que va a comer o de que va a vivir. Todo lo deja en manos de
Dios. Y después de sufrir un robo en la pensión donde se aloja, afirma: “paciencia y calma. Ya vendrán de alguna
parte la camisa, el desayuno y el jabón. Además, señores míos, yo tengo mis
ideas, las profeso con una convicción tan profunda como la fe en Cristo nuestro
Padre”. (Galdós, 1986:19)
En ambos se descubre que “no tenían nada suyo, y todo lo que les
daban lo recibían con una mano para darlo con la otra y remediar cualquier
necesidad”.
PADRE
RUBIO:
-- Sobre la austeridad de José María Rubio hay docenas de testimonios en
su proceso, que en ejercicios comía las sobras de pan que otros dejaban, que
llevaba una sotana muy pobre, aunque limpia; que no se quedaba ningún regalo y
que lo daba todo a los pobres (Ibídem, 2003:139).
PADRE
NAZARÍN, En la entrevista con el periodista al principio de la novela va dando
estas respuestas:
--Porque usted no pretende mejorar de posición
ni pide a sus superiores que le den medio de vivir dentro de su estado
religioso.
-- Así es; yo no
pretendo, yo no pido.
--Usted come cuando
tiene qué comer, y cuando no, no come.
--Justamente…, no
como.
--Porque usted desafía
los ultrajes, el hambre, la miseria, las persecuciones, las calumnias y cuantos
males nos rodean, ya provengan de la Naturaleza, ya de la sociedad.
--Yo no los desafío,
los aguanto.
--Y es de presumir
que algo de lo que usted reciba pasará a manos de otros más necesitados o que
lo parezcan.
--Alguna vez (Galdós, 1986: 26,27).
Ambos eran descritos por
los que les conocían como que “tenían una especie de intuición o luz profética
con que de golpe distinguían no sólo la índole de las almas, sino también su
mayor o menor necesidad presente”.
PADRE RUBIO:
Mucho nos llamaba la
atención - cuenta otro testigo- el modo
con que celebraba. Su espíritu parecía elevarse a verdadera contemplación del
Señor que tenía en sus manos, y, cual si realmente le viera, nos parecía que
hasta su rostro se transfiguraba (Ibídem, 2003:65) [3].
PADRE
NAZARÍN:
El personaje de la
Chanfaina dice sobre él: “ Este cuitado que ustedes han visto tiene el corazón
de paloma, la conciencia limpia y blanca como la nieve, la boca de ángel, pues
jamás se le oyó expresión fea, y todo él está como cuando nació… Por más que le
escarben no encontrarán en él ningún pecado mayor ni menor, como no sea el
pecado de dar todo lo que tiene…” (Ibídem, 1986:31).
Ambos
se dedicaban intensamente a la oración.
PADRE
RUBIO: “Mientras José María reza,
Chinchón amanece” (Ibídem, 2003:42). El padre Rubio pasaba largas horas en
oración y animaba a las Marías de los Sagrarios a que permanecieran en esa
actitud también.
PADRE
NAZARÍN:
“Nazarín,
se quedó en vela, y estuvo en oración hasta el amanecer” (Ibídem, 1986:147).
Muchas veces animaba a Ándara y
Beatriz para que rezaran también.
En ambos se descubre un
mirar más hacia Jerusalém que a Roma en el sentido de buscar un cristianismo
más directo con las enseñanzas de Jesús.
PADRE
RUBIO:
En
un viaje que realizó a Tierra Santa , Rubio quedó impresionado de las
vivencias que los Santos lugares le produjeron, tanto es así, que
escribió un diario que fue publicado por La Semana Católica, (Ibídem, 2003:93)
en treinta y cuatro capítulos, con el nombre de “Notas de un peregrino en Tierra Santa”.
PADRE
NAZARÍN:
Al
final de la novela cuando iban detenidos por la Guardia Civil. A
Nazarín se le representa que iba a ser clavado en la cruz y por un momento se
le inunda el alma de gozo, pero de repente, dice: “No merezco, Señor, no
merezco la honra excelsa de ser sacrificado en vuestra cruz…Soy el último de
los siervos de Dios, y quiero morir olvidado y oscuro, sin que me rodeen las
muchedumbres ni la fama corone mi martirio” (Ibídem, 1986:199). El padre
Nazarín , tanto en la novela del mismo nombre, como en Halma busca el camino de
la perfección como si siguiera a las sandalias del pescador, referido este al
propio Jesús más que al Papá de Roma.
Hasta aquí he hecho una relación
posible entre los sentimientos y caracteres entre el personaje real, San José María Rubio y el
personaje ficticio, padre Nazarín.
De todos es sabido que
Julio Verne es considerado como uno de los padres de la ciencia ficción, capaz
de crear mundos venideros que, por supuesto, él no conoció. Me atrevo a decir que Galdós hizo otro tanto
en el mundo de los sentimientos religiosos y de los nuevos movimientos
cristianos que habrían de venir en la Iglesia Católica en tiempos posteriores a
él. El padre Rubio es canonizado por el
Papa San Juan Pablo II en su último viaje a
España, los días 3 y 4 de mayo del
2003, lo nombró junto a otros
cuatro españoles.
¿Cómo
se podía saber que llegaría a Santo? ¿Cómo supo Galdós jugar con esa baza?
Ante esas cuestiones, aunque parezcan de difícil respuesta, me
limitaré a decir que la santidad se consigue siendo un buen discípulo de Jesús
y cumpliendo la voluntad de Dios. Ahora bien, vamos con la segunda pregunta, porque digo que Galdós supo jugar
con el tema de ser santo, ya en su mismo
tiempo al padre Rubio se le tenía por
“santo” o por “loco”. Como vemos lo mismo que al padre Nazarín. Pero además, me
gustaría señalar otras similitudes aunque fuera de tiempo, porque Galdós ya había
publicado su novela. Y a pesar de ello, los personajes real y ficticio, tienen
vivencias muy parecidas. A saber, el padre Rubio es amonestado por sus
superiores por la creación de un Instituto religioso. El padre Nazarín es
amonestado por sus superiores y le
prohíben ejercer el sacerdocio al haber dado cobijo y amparo a una presunta
asesina, y correr habladurías sobre la verdadera relación entre el cura y
Ándara.
Por otra parte, tanto el
padre Rubio como Nazarín tienen que declarar frente a los tribunales de
Justicia. El primero, con motivo de la desaparición de tres niñas, hecho recogido
por la prensa. Y el segundo, con motivo de la puñalada que Ándara da a la
Tiñosa en medio de una bronca. (Ibídem, 1986:38).
Notas:
[1]
En nuestra primera conversación el Padre Miguel Lamet partía de una premisa
errónea, pues José Mª Rubio no pertenecía a la Compañía de Jesús, cuando pudo
ser el personaje real para algunas de las características del personaje
ficticio de Nazarín.
[2]
El padre Rubio es ordenado sacerdote el 24 de septiembre de 1887, y no será
aceptado como novicio en la Compañía de
Jesús hasta el 12 de octubre de 1906.
[3]
Una de las anécdotas que se cuentan sobre Rubio y su especial comunicación con
Dios, es que un día embelesado con su conversación interior al ir a subir al
tranvía pide dos billetes, uno para él y
el otro para Jesús. Será el propio inspector quien le haga caer en la cuenta de
que va solo y no necesita nada más que un billete.
Bibliografía libros:
- Pérez Galdós, Benito. Nazarín, Madrid, 1986. 10ª edición, editorial Hernando. P, 25.
- Correa, Gustavo. El simbolismo religioso en las novelas de Pérez Galdós, Madrid, 1962, editorial Gredos. P, 271.
- Lamet, Pedro Miguel. (2003) Como lámpara encendida, Barcelona, ed. Belacova de Ediciones y Publicaciones. Pp.80, 81.
- Lamet, Pedro Miguel. (2000) La Santa de Galdós: Ernestina Manuel de Villena (1830-1886) ed. Trotta, Madrid.
- Ibídem, Lamet, 2003, p. 249.
- Ibídem, Galdós, 1986, p.19.
- Ibídem, Lamet, 2003, nota pie de p. 139.
- Ibídem, Galdós, 1986, pp. 26, 27.
- Ibídem, Lamet, 2003, p. 65.
- Ibídem, Galdós, 1986, p. 31.
- Ibídem, Lamet, 2003, p. 42.
- Ibídem, Galdós, 1986, p. 147.
- Ibídem, Lamet, 2003, p. 93.
- Ibídem, Galdós, 1986, p. 199.
- Ibídem, Galdós, 1986, p. 38.
Bibliografía
Artículos:
1. Pérez Galdós, Benito. “Santos Modernos”. Publicado en el periódico “La Nación” de Buenos Aires, el 15 de febrero de 1886.
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